GOMEZ RENDON JUAN

RECTOR DEL VICENTE ROCAFUERTE. Nació en Guayaquil el 30 de Diciembre de 1867 y fueron sus padres legítimos José

Gómez Prío, natural de la población de Prío en Santander, España, llegado a Guayaquil hacia 1860. Dueño de la tienda de

abarrotes “La Española” en el malecón de la Orilla No. 191- 192 y Sucre, con importaciones y exportaciones, luego

transformada también en gasfitería. En 1883 figuró entre los fundadores de la Sociedad de Beneficencia española. Falleció

viejo adinerado y de derrame cerebral a causa de la presión arterial elevada y Ángela Rendón Briones.

Recibió las primeras letras en su casa, asistió a la escuela de los hermanos cristianos y desde 876 al Liceo de don Tomás

Martínez donde terminó la primaria. Cursó la secundaria en el colegio San Vicente del Guayas, que acababa de ser

devuelto por los padres jesuitas y funcionaba bajo el rectorado del notable pedagogo Teodoro Maldonado González.

Siempre fue el mejor alumno y su padre, queriéndole aprovechar, le llevó consigo en 1883 a matricular en el célebre

colegio de los padres Escolapios de Villacarriedo en Santander. Al momento del ingreso, como era irascible y hasta

violento, como son muchos castellanos viejos, le dijo al Rector: Déle duro, duro, durísimo y después me avisa para darle

más… pero no fue necesario porque tras brillantísima carrera, en la que jamás perdió un solo punto, se graduó de

Bachiller. Sus profesores, entusiasmados con su contracción al estudio, le llevaron a concursar en matemáticas al

Certamen anual del Distrito Universitario de Valladolid, triunfando en geometría y en trigonometría entre más de cien

competidores.

Preparado para la escuela Politécnica con el famoso Ingeniero José de Echegaray, quien también era dramaturgo y a

principios del siglo XX ganó el Premio Nobel de Literatura, ingresó sin problemas y al terminar el quinto curso de

Ingeniería en la especialidad de caminos, canales y puertos, faltándole únicamente el año de prácticas, murió su padre y

resolvió volver a Guayaquil a pacificar a sus hermanos, que tenían disensiones por la herencia.

En 1892 y no habiendo Facultad de Ingeniería en Guayaquil, decidió seguir los estudios de Jurisprudencia, que concluyó

con brillantez el 27 de octubre de 1899, de 32 años de edad, mientras enamoraba a Margarita Guerrero Martínez pero

luego se distanciaron y fue profesor de Matemáticas en el Vicente Rocafuerte.

Años después uno de sus alumnos diría: Sabio en las ciencias matemáticas pues las dominaba con eficiencia notable. Sus

clases, que despertaban verdadero interés entre los alumnos, eran como un crisol donde se purificaba el almadel

estudiante. Tenía un don especial de penetrar con el agudo estilete de la palabra, hasta lo más recóndito del cerebro y del

corazón.

En 1901, al finalizar Francisco Campos Coello su rectorado en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, el Gobernador del

Guayas, Emilio Estrada Carmona, que tenía a cargo la construcción del nuevo edificio, le solicitó al Presidente Alfaro el

nombramiento de rector para el joven Gómez Rendón, con las siguientes palabras: Buscando un hombre que reúna

honradez sin cortapisas y energía para encauzar las jóvenes voluntades que se le han de confiar, me he fijado en el Doctor

Juan Gómez Rendón, joven ecuatoriano educado en Europa, de donde, contra la costumbre, regresó sin vicios, no

obstante ser acaudalado.

El Colegio San Vicente del Guayas acababa de ser designado con su nombre actual de Vicente Rocafuerte en memoria a su

fundador y estrenaba el nuevo y segundo edificio de su historia, de tres plantas de extensión sobre la mitad de la

manzana, pues el original de 1.851 se había quemado en 1899.

Su presencia en el rectorado fue en extremo provechosa y duró cinco años “ a pesar que estuvo marcada por la tragedia

del Incendio del Carmen, ocurrido el 16 de Julio de 1902 que destruyó totalmente el edificio del plantel, lo que no

amilanó al señor Gómez Rector, quien trasladó a los alumnos al edificio de la Sociedad de Artesanos Amantes del Progreso,

prestado sin límite de tiempo y ubicado en la esquina de la Avenida Diez de Agosto y García Avilés construido por mi

abuelo Federico Pérez Aspiazu que presidía dicha Sociedad) hasta que con la ayuda económica del gobierno se terminó de

construir en 1908 uno nuevo para el Vicente Rocafuerte.

“Siempre vestido de blanco, sin una brizna en las ropas, el señor Rector de la voz suave y de los ojos verdes y

fosforescentes, recorría desde la mañana a la tarde las aulas, cuidaba estrictamente de quinientos alumnos también de

docena y media de profesores que lo eran de gran competencia, algunos tan severos como el mismo rector, pero su

rostroconstituía la bondad personificada y como el Rector vivía en plena era del liberalismo, nosotros lo calificábamos de

beato y de curuchupa, visto que jamás fallaba a la misa dominguera, pero nuestra propaganda era estéril porque sus

mejores admiradores eran el Presidente y el Gobernador, a cuyos hijos Colón Eloy Alfaro y Víctor Emilio Estrada, el Rector

ajustaba duramente las clavijas.”

I justamente por eso, cuando su propio sobrino Adolfo Gómez y Santistevan y Víctor Emilio Estrada realizaron en 1906 una

manifestación de estudiantes al grito de “Abajo el tirano”, falta disciplinaria que le motivó a llamar a sus representantes,

la reunión fue seria. Caracteres enérgicos, Gómez y Estrada no llegaron a un acuerdo sobre el acontecimiento y advino la

renuncia del rectorado, siendo sucedido por el profesor Dr. Adolfo Fassio.

Retirado a la tranquilidad de su hogar, puso estudio al lado del departamento de su hermana Ángela de García Drouet en la

casa del abuelo Rendón, empezó un exitoso desempeño profesional y al ausentarse sus hermanas para vivir en Quito y/o

en el exterior, les fue comprando las cuotas hereditarias de ellas y terminó por rehacer en su persona la propiedad

familiar. Era un caballero apuesto y saludable, blanco, delgado, de baja estatura y solterón.

En 1915, el Presidente del Concejo Cantonal, Julio Burbano Zúñiga, le nombró Presidente de la Junta encargada de erigir

el mausoleo de Vicente Rocafuerte, que salió a concurso en 1921, fue entregado el 25 y se inauguró solemnemente el 32.

En diciembre del 15, con cuarenta y ocho años a cuesta, contrajo matrimonio con la joven Alaís Izquierdo Borja de veinte

y cinco, fueron bien avenidos tuvieron cinco hijos, pero el mayor llamado Juan falleció de dos años, ahogado en la pileta

del parque Seminario en un descuido de la niñera que lo tenía jugando. Ella vivía cosiendo en el departamento de Boyacá

entre Luque y Aguirre, con su madre Rosa Elena Borja Lavayen viuda de Izquierdo Lemus, directora de una escuela municipal en Guayaquil y con sus hermanas solteras: María, Rosa profesora de labores y Elena de dibujo, especializada en escenas marinas, en las escuelas municipales, pues Angelina había fallecido joven y de

tuberculosis.

El 22 fue miembro fundador de la Sociedad de Puericultura, el 25 ocupó la presidencia de la Corte Superior de Justicia, el

31 fue Conjuez y comenzó a dictar la cátedra de Código de Comercio y Minería en la Facultad de Jurisprudencia de la U,

de Guayaquil, el 33 fue vocal de la Junta de Beneficencia.

A finales del 35 empezó a perder el equilibrio y su médico el Dr, Luis Felipe Cornejo Gómez le diagnosticó una encefalitis,

pero conservó el entero uso de sus facultades mentales, Ya no se pudo levantar de la cama pues no tenía estabilidad en las

piernas y había perdido la coordinación y el buen uso de sus manos, Yo, sin ser médico, opinaría que sufría de Parkinson,

enfermedad que entonces era casi desconocida,

El 19 de octubre de 1936, a eso de las siete de la noche, mientras su esposa le alimentaba en la cama, sufrió un súbito y

fulminante ataque cerebral y murió de lo mismo que su padre, Tenía casi sesenta y nueve años de edad, tímido, callado,

pulcro, nítido, educado, sociable y sumamente gentil, era enemigo de las discusiones y de la política pues su carácter en

extremo benévolo le alejaba de toda polémica, pero cuando perdía los estribos se hacía temer, Desde su matrimonio

tardío fue felicísimo y solo se dedicó a su esposa e hijos,

Aún se recuerda la siguiente anécdota, Estaba una noche en su casa, tocaron el timbre y era un amigo que pasó a la sala e

inesperadamente le ofreció cierta suma de dinero por una sentencia, La familia cuenta que escucharon en escándalo y

vieron como el dueño de casa perseguía al sorprendido visitante, que solo atinaba a huír por las escaleras, La parroquia

rural Progreso, antes conocida como san José de Amén, lleva su ilustre nombre.