ESCRITORA.- Nació en Guayaquil el 5 de Mayo de 1943 y fueron sus padres legítimos José Guillermo Gilbert Moncada,
burócrata que se jubiló en las Aduanas de Guayaquil y Rosa Evelina Mendoza Giler, natural de Manabí.
La mayor de una familia compuesta de
dos hermanas. Estudió en la escuela fiscal José Antonio Campos No. 22. Su padre la sentaba
con él a leer y a compartir opiniones. “Pasábamos muchas tardes leyendo, disfrutando de
limonadas que preparaba mi madre.” El era un cuentista inigualable que por las noches
contaba historias llenas de humor a sus hijas, a veces se repetía, pero siempre con el sabor de la novedad por la forma como las narraba.
Durante su niñez viajó mucho por el interior del país, sobre todo en las vacaciones, que eran
libres y siempre en algún sitio diferente. “Recuerdo que siendo muy pequeñas fuimos con mi
madre a invernar en Posorja. Revivo una y otra vez el gozo de correr por la playa aunque a
veces nos asustaban las gaviotas que volaban bajo y por encima de nosotras. Mi Hermana
Gloria y yo éramos muy delgadas y nuestra madre sufría porque no nos gustaba comer.”
Siguió la secundaria en el Colegio Veintiocho de Mayo y se graduó de Contadora Pública a pesar
que siempre le había atraído la literatura. Matriculada en la Facultad de Filosofía para estudiar en la Escuela de
Periodismo, muchas personas se opusieron porque el periodismo no ^ era considerado una carrera formal,
pero persistió y tuvo la suerte de contar con un profesor excepcional -el Lic. Jorge Dueñas
Cartagena – quien había trabajado por muchos años en el diario El Telégrafo, “nos asignaba
reportajes, entrevistas y nos llevaba a las fuentes de información. Con él hice mi primer
reportaje en el Cementerio de Guayaquil y mi primera entrevista a los niños que limpian
zapatos en las calles.” Durante esos años trabajó con horarios flexibles como secretaria en el
Colegio Germania.
Aún de estudiante asistió en calidad de observadora a un curso de dos meses en el Centro
Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para Latino América CIESPAL en Quito y fue
becada para un curso de un mes en Buenos Aires. En el otoño del 65 viajó becada por la Liga
de Mujeres Votantes en los Estados Unidos para otro curso en Washington y luego realizó un
recorrido por varias ciudades de los Estados Unidos, llegando a San Francisco donde vivía
muchos años su tía Rosa Isabel Mendoza Vda. de Andrade, a quien conoció, lo mismo que a sus
tres hijos. Uno de ellos, Franklin, se entusiasmó con la idea de venir al Ecuador a conocer a sus
familiares en Febrero del 66 y se enamoraron.
a través de diferentes actividades- muchas de ellas voluntarias – fueron los primeros en asentarse
en la zona de San José, cuya población de origen hispano – casi toda mexicana- representa el 30%
de la población en general. Hoy “La Oferta Review” forma parte de la Asociación Nacional de
Publicaciones Hispanas NAHP. que reúne a más de doscientos periódicos en los Estados Unidos. Por
cuatro años representó a las publicaciones del norte de California. El 97 presidió el Comité que
organizó la Convención Nacional de la NAHP en San José.
La influencia mexicana en la zona le llevaba a viajar anualmente a ese país y llegó a interesarse
tanto por sus costumbres y tradiciones, que en uno de esos viajes durante 1987, estando en
Janitzio, realizó un primer reportaje sobre el día de los muertos, concibiendo un amplio proyecto
de investigación periodística que la ha llevado todos los años a los diferentes estados de la
República Mexicana, recogiendo información, fotografiando esta tradición cuyos orígenes se
remontan a épocas prehispanas. Para el efecto ha entrevistado a Cronistas, antropólogos y
conocedores de la forma como se realiza en sus respectivas comunidades el Día de los muertos
Desde entonces ha publicado una hermosa serie de cuatro tomos con excelentes textos y
fotografías suyas a todo color, titulada “Día de los Muertos en México, a través de los ojos del
alma”, a saber: Tomo Primero, 1996.-82 págs. sobre
Michoacan.- Tomo Segundo, 1999.- 87 págs. Sobre Oaxaca.- Tomo Tercero,
2000. – 110 págs. sobre ciudad de México, Mixquic y varias poblaciones del estado de Morelos
incluyendo su capital Cuernavaca.- y Tomo Cuarto,
2001. – paginación sin numerar, incluyendo dibujos de su yerno José J. Murguía y trata sobre el
ritual infantil de la velación de los angelitos en la isla Janitzio en las aguas del lago de Patzcuaro.
Por esta intensa y fructífera labor de investigación, fotografía y publicación, el primer Tomo
recibió en Abril del 2000, de parte del Departamento de Turismo del gobierno mexicano, el premio
denominado La pluma de plata.
Con su esposo se halla interesada en escribir y fotografiar otras celebraciones como la fiesta de la Virgen de la Soledad,
las Posadas, el Festival del Rábano, las Calendas de Noche Buena, Las Velas, etc. Tiene una situación económica
desahogada, con
vivienda propia y acaban de adquirir el edificio donde funcionan las oficinas de su periódico, 1376 North Fourth Street,
casi en el centro de San José, Ca. 95.112. Su hija Verónica publica otro periódico llamado “El Vistazo” que circula en
Salinas, California, la población donde ella radica. Con su esposo ha viajado por tres ocasiones a Europa.
Durante la época invernal solía viajar con su familia a la hacienda Chojampe que daba para el rio Taura y estaba frente al
fortín de Punta de Piedra, era arrocera y ganadera, adquirida por su padre y administrada por su tío Juan Gilbert Estrada
que nunca se casó.
Dotado por la naturaleza de una estatura elevada, a través de ejercicios al aire libre logró una fuerte musculatura y al
graduarse de Bachiller en 1900 enseñó Gimnasia sueca durante dos años en el Cuartel de Artillería, ganando el aprecio de
los Oficiales y tropa.
Ya había comenzado la carrera de medicina en la Universidad de Guayaquil y fue discípulo de los Doctores Antonio Falconí,
Ismael Carbo Cucalón, Miguel H. Alcívar, etc. Su padre era Médico y Cirujano en el Hospital y le enseñaba manualidades
útiles como el dibujo de las operaciones que el joven copiaba fielmente en distintos colores para facilitar la comprensión de sus compañeros de curso; por eso comenzó a destacarse en Anatomía, considerada la materia más difícil de los primeros años y en el Anfiteatro llegó a ser un gran disector. El profesor José Payeze y Gault que enseñaba esa materia, le
designó su ayudante de cátedra poco antes de morir en 1928 y le dejó de sucesor.
Esa tendencia suya hacia la Cirugía le llevó desde el cuarto curso a asombrar a compañeros y profesores por la seguridad
técnica e insuperable habilidad operatoria en intervenciones importantes, especialmente
abdominales y urológicas, en la época en que más destacaban los Dres. Teófilo Fuentes Robles, introductor de la escuela
francesa que daba gran importancia a la sepcia y a la antisepcia, que Gilbert adoptó, sin dejar por ello de observar las
conquistas que la rapidez de la Cirugía confería a Miguel H. Alcívar, con quien llegaría a ser concuñado pues Alcívar casó
con María Luisa Elizalde Bolognesi, y realizó por primera ocasión en Guayaquil una gastroenteroanastomósis y una
prostatectomía.
En 1910 acompañó al Presidente Eloy Alfaro a la frontera con el Perú. Situaron el campamento en Machala y le ocurrió la
siguiente anécdota: Los médicos recibían alimentos de sus parientes de Guayaquil. Una mañana llegó una canasta
conteniendo varias docenas de huevos, otros comestibles frescos y algunas botellas de vino tinto, con parte de lo cual
prepararon las monjas una sabrosa caspiroleta que salió de color oscuro por el vino.
Llegada la hora del almuerzo le fue brindada una copa y sorprendido del color oscuro, preguntó la causa, siendo
respondido ¡No se preocupe, que la hicimos con los huevos del Dr. Rolando¡ refiriéndose al Dr. Carlos A. Rolando que era
muy trigueño, a lo que Gilbert replicó ¡ Ahora me explico el colorcito¡ Dos meses después concluyó la movilización
nacional a la frontera y reinició sus estudios en Guayaquil.
En 1911 inició el Internado en el Hospital, el 12 contrajo matrimonio con Leonor Elizalde Bolognesi y fue a vivir en un
departamento alquilado en el centro. De los cuatro hijos sobrevivieron Aracely y Roberto pero el matrimonio terminó con
la prolongada enfermedad de ella y su muerte.
El 18 de Diciembre de 1917 se graduó de Doctor en medicina con la tesis “La Gastroenteroanastomosis en el tratamiento
de la úlcera péptica.” y recibió el Premio Contenta. Era considerado uno de los líderes jóvenes más importantes de
Guayaquil, no solamente por su atractiva figura y gran personalidad, sino también por las ideas abiertamente modernas y
de tinte socialista así como por sus actuaciones humanitarias.
Su maestro Alfredo J. Valenzuela le llevó de Cirujano a su clínica particular y en un viaje a Quito tuvo la oportunidad de
operar junto al Dr. Ricardo Villavicencio Ponce y declaró “Trazo mis esquemas y hago mis dibujos de lo que voy a operar.
Método, escuela propia, producto son de mi inclinación vocacional, pues me he formado desde estudiante en la práctica
hospitalaria cotidiana.”
El 12 de abril de 1919 fundó la Clínica Guayaquil con el propósito de dotar a la ciudad de un centro de atención médica de
la mejor calidad, porque solo existían las llamadas Casas de Salud, término tomado del francés Maisons de Santé, siendo la
del Dr. Angel Cortés García la más antigua y acreditada en Guayaquil y sin embargo no pasaba de ser un simple puesto de
primeros auxilios con un quirófano y cuartos para los enfermos. La Guayaquil funcionó en Pedro Carbo y Clemente Ballén,
edificio de las hermanas Carrera Sánchez – Bruno, y de inmediato se convirtió en puesto de socorro de las emergencias
como es fácil observar en las notas de prensa de los diarios, pues era un hombre sencillo y sensible a los sufrimientos del
pueblo. Como primeros colaboradores tuvo a sus amigos los Dres. Edmundo Vera y Juan Verdesoto, luego trabajaría le fue propuesta una de las vocalías de la Junta de Gobierno pero se excusó. Otros médicos propuestos fueron los Dres.
Leopoldo Izquieta Pérez y Miguel Angel Carbo Cucalón quienes recomendaron los nombres de jóvenes guayaqui leños que si
aceptaron: Francisco J. Boloña Rolando, Pedro Pablo Garaycoa Cabanilla y Francisco Arízaga Luque.
El 27 de Noviembre de 1926 un voraz incendio destruyó por completo la vieja edificación de madera donde funcionaba su
Clínica, pero debido a la campaña iniciada por el diario “El Telégrafo” que abrió una suscripción pública y a la
benevolencia del pueblo que contribuyó con el dinero, pudo reedificar la casa y la Clínica Guayaquil abrió nuevamente sus
puertas. En 1927 fue electo Rector del Vicente Rocafuerte, plantel secundario que entonces era mixto. Ese año falleció su
esposa de ictericia. El 28 asistió como Senador funcional por la Agricultura de la Costa a la Asamblea Nacional
Constituyente que se reunió en Quito, ocupó la Vicepresidencia, fue autor del proyecto de canalización de Guayaquil y
luchó por la igualdad de los hijos ante la Ley.
En 1930, a causa de la disciplina que imponía, la severidad que usaba a diario y que le llevaba a visitar las aulas para
controlar a alumnos y profesores retando cuando lo creía menester, los alumnos le declararon una huelga. Tirano masca
freno le decían. La noche anterior a la toma del edificio unos cuantos muchachos de los años superiores pusieron un
letrero en la estatua de Rocafuerte pidiendo al ínclito don Vicente que exija la inmediata salida de Gilbert y a la mañana
siguiente se aproximaron al edificio del Colegio, ubicado donde hoy se levanta el Correo, con caras de pocos amigos, pero
Gilbert, que siempre fue valiente hasta la temeridad, se paró con los brazos cruzados en el dintel de la puerta principal
de la calle Aguirre y les gritó ¡Avancen de cuatro en cuatro¡ pero lo sorprendieron los chicos con mucha picardía pues en
lugar de avanzar de frente, se colaron por atrás del edificio con toda comodidad derribando la puerta de la calle Ballén y
como no hubo forma de sacarlos, el rector y el personal que le acompañaba tuvo que retirarse y renunciar a la semana de
escaramuzas para evitar mayores escándalos. A este movimiento estudiantil se denominó la Gran Huelga, siendo la
segunda que registra los anales del Colegio Vicente Rocafuerte, pues la primera se había producido en Julio de 1895 justo
al mes del triunfo de larevolución liberal, cuando una mañana los alumnos internos colocaron las sotanas del Canónigo
José María de Santistevan Plaza encima de su escritorio y procedieron a quemarlas como protesta por tantas misas,
rosarios, letanías y oraciones que les obligaban rezar. Al enterarse de este abuso el benemérito Rector renunció
indignadísimo como es fácil suponer y el Colegio San Vicente del Guayas se transformó en una institución educacional
moderna para su época pues el Presidente Alfaro designó nuevo Rector a Francisco Campos Coello, quien se inspiró en los
programas positivistas tan en boga durante el siglo XIX, dando primacía a la enseñanza de las ciencias exactas y naturales
sobre las prácticas piadosas y de religión.
El gobierno del Presidente Ayora en 1930 designó a Angel Andrés García, un profesor muy apreciado y candidato de los
muchachos, para el rectorado del Vicente y en desagravio le fue impuesta a Gilbert la Medalla de la Orden Nacional al
Mérito en el grado de Gran Oficial, de manera que ambas partes quedaron satisfechas.
El 32 envió a su hijo Roberto a estudiar a Alemania. El 34 su sobrino Enrique Gil Gilbert cobraba los arriendos de sus
propiedades. El 36 le diagnosticaron un cáncer, viajó a la Clínica de los Dres. Mayo en Rochester y el Dr. Clagett le operó
de un páncreas aberrante sin consecuencias malignas. En Enero del
38 le condecoró la Universidad de Guayaquil con la Medalla al Mérito. El
39 adquirió a las hermanas Bárbara y Tívita Medina unos terrenos fangosos ubicados al norte de la urbe que habían
formado parte de la llamada Quinta Medina y desprendiéndose de todas sus propiedades capitalizó lo suficiente para
construir un edificio de cemento armado, pero soportó durante largo tiempo a un vecino que le armó juicio de
demarcación de linderos hasta que firmaron un acuerdo transaccional y el Ing. Shimaneck pudo comenzar los trabajos de
la nueva Clínica.
El 42 cumplió las Bodas de Plata profesionales, recibió el homenaje de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas y de la
Universidad de Guayaquil. En Diciembre inauguró el nuevo edificio de la Clínica con frente a la calle Padre Aguirre No. 401
y Córdova, tuvo de primer colaborador a Camilo Nevares Vásquez y se trasladó a vivir al tercer piso en compañía de sus
hijos Roberto y Aracely y de su nieta Marcia Gilbert Baquerizo, pero mayor satisfacción experimentó al comprobar como su hijo Roberto, recién llegado de Alemania, iniciaba sus prácticas quirúrgicas con vehemencia, humildad,
honestidad y amor.
El 43 adquirió la hacienda “El Recreo” en Duran a la sociedad formada por Norton y Yoder y comenzó una ganadería fina
de leche. El 44, de cincuenta y cinco años, contrajo segundas nupcias con María Luisa Vernimen Torres sin descendencia.
El 45 figuró entre los miembros fundadores de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y ocupó la Vicepresidencia del Núcleo del
Guayas. El 47 con Félix González – Rubio Acevedo y otros propietarios más promovió la Asociación de Ganaderos del
Litoral, fue electo Vice rector de la Universidad de Guayaquil y por ausencia del Rector José Miguel García Moreno le
reemplazó en varias ocasiones. En este período trabajó arduamente para la construcción de la ciudadela universitaria.
El 48 conformó el binomio presidencial con Galo Plaza quien triunfó, no así Gilbert, que perdió la Vicepresidencia ante el
candidato conservador Manuel Sotomayor y Luna y Orejuela, pero salió electo Senador y Vicepresidente de esa Cámara. Le
tocó presentar la ley de erradicación de la malaria, la de potabilización del agua de los conglomerados humanos, el
anteproyecto de la Ley de Reforma Agraria y de la Conscripción Agraria, la del camal frigorífico y el anteproyecto de la ley
de repoblación ganadera en el litoral ecuatoriano. Como médico condenó la eutanasia, defendió la vida desde el momento
de la concepción y combatió la pena de muerte cuando los conservadores quisieron imponerla nuevamente en el Ecuador.
Entonces se alzó vibrante su voz de denuncia y exclamó “En vez de levantar los negros patíbulos, edifiquemos las blancas
escuelas”. También se le recuerda por su ardua labor en la reconstrucción de las poblaciones destruidas por el terremoto
de Agosto del 49 que asoló la provincia del Tungurahua.
Ese año 49 se creó la “Empresa para la repoblación ganadera C. A. a fin de propender y fomentar la reproducción
ganadera y el mejoramiento de los vacunos existentes en las haciendas lecheras y habiendo fallecido el Vicepresidente
Sotomayor y Luna, le correspondió sucederle hasta 1952, retirándose de cualquier otra actividad para servir al país en
Quito, por lo cual renunció a la cátedra de Técnica Quirúrgica que por tantos años había dictado con maestría en la
Universidad de Guayaquil y en la que dejaba numerosos discípulos y a la dirección del servicio hospitalario.
El 51 presidió la recién creada Empresa para la Repoblación Ganadera y en Mayo trajeron por Panagra, en un avión
carguero Clipper 7412, once vaconas preñadas de la raza Brown Swíss desde Brownsville en el estado de Texas, por ser
animales de doble propósito, tanto de carne como de leche.
Terminado el mandato cívico volvió a sus actividades científicas y ganaderas.
I aunque en sus últimos tiempos comenzó a sufrir de una insuficiencia cardiaca, nunca dejó su profesión del todo, pues
seguía en la Clínica y a veces operaba, de suerte que continuó sintiéndose útil a la ciencia y al prójimo.
Era Profesor honorario de la Facultad de Ciencias Médicas y Cirujano honorario de los Hospitales de la H. Junta de
Beneficencia, hablaba y escribía en francés e inglés y era socio del Country Club y del Club de la Unión.
Tenía a su haber una lista impresionante de intervenciones quirúrgicas exitosas desde la cardiografía por heridas del
corazón y la cirugía del ganglio de Gasser en la neuralgia del trigémino – que por primera ocasión se realizó en el Ecuador
– hasta la craniectomía descompulsiva por trauma, la técnica moderna de traqueistomía, algunas modificaciones a la
cirugía clásica de la carótida, la cirugía de la glándula tiroides, la tirectomía parcial en la enfermedad de Basedow, entre
otras muchas que sería largo enumerar.
Al final de sus días repartió parte de su hacienda entre los peones. Sus hijos los Gilbert Baquerizo (habidos en los años
veinte con Mercedes Baquerizo Ayluardo) vivían tiempo atrás en California y no han vuelto al Ecuador. En 1964 fue
declarado el Mejor Ciudadano de Guayaquil, se emocionó por el honor y aunque estaba muy anciano y cansado concurrió a
recibir la presea sin ningún mal visible.
A principios del 65 comenzó a sufrir del hígado y estuvo tres meses indispuesto ¿Cirrosis? Su hijo Roberto le llevó en Mayo a
descansar a Salinas. Pocos días después le dijo: Hijo mío, creo que me voy a morir, llévame a Guayaquil porque quiero
confesarme. Le trajeron, se confesó con el Arzobispo César Antonio Mosquera y falleció el 26 de ese mes, de setenta y seis
años de edad.
Liberal en el más amplio sentido de la palabra, amó y sirvió al pueblo y aunque su corazón bondadoso se prestaba para
toda acción generosa, no experimentó apetencias religiosas sino hacia el final de sus días. En lo personal era agradable y
hasta chistoso con sus semejantes. Amaba a los niños y a los pobres. Su nieta Marcia recuerda que en alguna ocasión la
tomó cariñosamente en sus brazos para explicarle que una señorita de edad senil y apellido Tola, que se hospedaba en el
segundo piso de la Clínica y solía repetir frases incongruentes en voz alta provocando la hilaridad de algunos presentes, lo
hacía por enferma que no por loca, y que no debía burlarse de ella.
Blanco, alto, viril y fornido, de voz fuerte e imperativa, ojos ligeramente claros y pelo oscuro que pronto se tornó
plateado y lucía en orgullosa melena que daba el toque final a su figura de por si imponente y majestuosa, aunque en el
trato diario se le atendía y respetaba más bien por bondadoso; pero cuando defendía una causa justa demostraba honda
preocupación, coraje y decisión invencible. De continuo en la Clínica usaba el blanco mandil de médico, pero en la calle
vestía elegantes trajes de dril y corbata negra de lazo, sin desdeñar la tradicional cotona y botas de montar con espuelas
cuando trabajaba su hacienda, pues desde joven en Chojampe amaba la naturaleza y disfrutaba del campo. Después lo
haría en el recreo.
Frente a la Clínica Guayaquil se levanta el edificio del Centro Médico que lleva su nombre y en su entrada su busto en
bronce. El Hospital del suburbio de Guayaquil también se denomina Abel Gilbert.
A partir de 1965 la Clínica Guayaquil estuvo a cargo del Dr. Roberto Gilbert Elizalde cuya biografía puede verse en este
Diccionario y desde el 95 de su hijo Roberto Gilbert Febres – Cordero, profesional médico con excelente preparación
académica obtenida en Suiza, Alemania y Estados Unidos en la especialidad de cirugía de corazón (implantación de hemoductos, prótesis valvulares y vasculares y padecimientos congénitos de corazón) El área cardiológica clínica está
dirigida por el Dr. Lelio Alvarado Villavicencio, el área de hemodinamia por el Dr. Raúl Intriago López, la unidad coronaria
por el Dr. Otto Delgado Rivadeneira. La tecnología avanzada con que cuenta le permite realizar todos los exámenes
cardiológicos tales como ergometría, ecocardiografía, gammagrafía
cardiaca, hemodinamia diagnóstica e invasiva, angioplastia e implantación de stent de la más
alta tecnología.