GARCIA DEL RIO JUAN

POLITICO.- Nació en Cartagena de Indias en 1794 y fue hijo legitimado del acaudalado comerciante español Felipe García

del Río, Capitán del Regimiento de Infantería de Voluntarios de Cartagena de Indias, y de la mulata María Pancracia (cuyo

apellido no conozco)

De cinco años de edad comenzó con institutriz propia sus primeras clases de lectura, matemáticas y catecismo pues vivía

en la casa de su padre y siendo hijo único era su regalón. Cuando tenía ocho años viajó con su padre a proseguir estudios

en Cádiz al cuidado de su tío Manuel García del Río y de su tío abuelo Ildefonso Ruiz del Río que le destinó como

dependiente en su escritorio en la Casa Comercial Ruiz del Río, que gozaba de fama y crédito.

En 1810 obtuvo su primer grado en letras, hablaba y escribía en inglés, francés y latín, se estaba perfeccionando en el

comercio ultramarino y tuvo ocasión de visitar Londres y regresó a Cádiz cuando se había consumado la invasión de las

tropas napoleónicas “interesándose en el proceso de agitación ideológica y militar del momento” y como la ciudad de

Cádiz se transformó en un baluarte de patriotismo frente al invasor extranjero, al ser sitiada contribuyó a su defensa

durante el largo asedio a que se vio sometida.

En el comercio de su tío había conocido y tratado a numerosos personajes entre ellos al Teniente Coronel José de San

Martín, amigo de su familia, por entonces al servicio de España y asistía como asiduo contertulio a los salones que

frecuentaban conocidos diputados a las Cortes de Cádiz, la mayor parte de ellos liberales, tales como Agustín Arguelles, el

Conde de Toreno, Ruíz Padrón, José Mejía Lequerica, etc.

Mientras tanto su padre y demás familiares lideraban a los realistas de Cartagena, plaza amurallada que fue ocupada por

el ejército patriota de la República de Venezuela. Su padre intentó un contragolpe auxiliado por otros comerciantes pero

fracasó y la Junta de Gobierno le multó. Retirado a Santa Marta, considerado el baluarte realista por excelencia, llamó a

su hijo.

I como las fuerzas militares venezolanas pusieron sitio a Santa Marta, en cuya acción el joven García del Río cayó

prisionero y fue enviado a la Cárcel de la Inquisición de Cartagena. Los bienes familiares fueron confiscados por orden del

Oficial Pedro Labatut; a principios de 1813 su padre se embarcaba a Portobelo para librarse de las persecuciones de los

patriotas contra todo lo que era español, pero el buque naufragó y pereció el 13 de Febrero de ese año.

El joven García del Río, gracias a la influencia de algunos amigos patriotas recobró la libertad. Bien es verdad que solo

tenía diecinueve años y se ausentó a Kingston en la isla de Jamaica, donde merced a su vasta cultura se unió en 1814 a

José María del Real, como secretario de la Misión diplomática de los rebeldes de Santa Fe y Cartagena ante el gobierno

británico, para negociar el reconocimiento de la Independencia. De esta forma se pasó a las filas patriotas. En su

autobiografía escribirá años después: Libre para manifestar mis sentimientos reprimidos por el respeto a la opinión

paterna, abracé ya con entusiasmo la justa causa de la independencia americana.

I habiendo arribado a Londres a finales de Septiembre de 1814 fue perurgido nada más desembarcar, de escribir la

Memoria Confidencial solicitada por el Jefe del Foreing Office, Vizconde Castlereagh. destinada a ilustrar al gobierno

inglés sobre la real situación de la Nueva Granada cuyo reconocimiento pretendía el Comisionado del Real.

En la capital inglesa realizó una intensa labor periodística en favor de la causa americana. Con el caraqueño Andrés Bello

colaboró en el Morning Chronicle pero en 1816 tuvo conocimiento de la reconquista de la Nueva Granada y Venezuela, por

parte de los expedicionarios españoles del Pacificador Pablo Morillo, y habiéndose quedado sin empleo aceptó la invitación

de los Comisionados de Chile, Antonio José de Irisarri y José Antonio Alvarez Condarco para colaborar con dicho gobierno y

pasó a fines de Mayo de 1818 a residir en Santiago con su familia.

El Director Supremo Bernardo OHiggins (1817 – 1823) le asignó una posición burocrática en el Departamento de Asuntos

Exteriores y a poco lo ascendió a Secretario en propiedad. Ese año fundó “El Sol de Chile” al que siguió el bisemanario “El

Telégrafo” y hasta pensó en crear una Revista continental, difusora de las ideas de estas naciones conquistadas por España

y en vías de lograr su independencia.; sin embargo, su mayor actividad política y diplomática llegó con el General José de

San Martín, su amigo de toda confianza desde los tiempos en que ambos vivían en Cádiz, quien atravesó los Andes al

mando de la Expedición Libertadora de Chile y habiendo obtenido sus metas programó invadir el Perú, pero antes lo

nombró Secretario de Asuntos Exteriores.

Nueve meses más tarde, en su afán de ahorrar un baño de sangre San Martín propuso al Virrey de la Pezuela una

Conferencia de Paz a celebrarse en Miraflores (Lima) y habiéndose discutido ampliamente el porvenir del Perú no se llegó

a ningún acuerdo pues San Martín exigía el reconocimiento previo de la independencia de las Provincias del Río de la

Plata, Chile y Perú. I cuando meses más tarde los generales realistas designaron al nuevo Virrey José de la Serna, se

presentó otra propuesta para una nueva ronda de conversaciones en la hacienda Punchauca, veinte y cinco kilómetros al

norte de Lima.

García del Río, Tomás Guido y José Ignacio de la Roza actuaron como delegados patriotas. Las reuniones se iniciaron en

Mayo del 21 y como en la ocasión anterior, en esta tampoco se llegó a acuerdo con los realistas porque los delegados

Canterac y Jerónimo Valdés vieron un ardid para ganar tiempo y rechazaron la formación de un gobierno plural presidido

por en virrey La Serna y compuesto por dos vocales (uno insurgente y otro realista) la unión de los dos ejércitos

beligerantes y la declaración de independencia del Perú. San Martín se comprometía a viajar a España y solicitar de las

Cortes un Infante de la casa de Borbón para coronarle Rey del Perú. Se ha acusado por parte de algunos historiadores a

García del Río, de haber influenciado sobre San Martín para que adopte la posición monárquica en el Perú; empero, era tanta la superioridad del ejército realista que tratar de enfrentarlo con éxito parecía misión imposible.

San Martín le designó Ministro de Relaciones Exteriores durante su Protectorado en el Perú. Como tal fundó las revistas “La

Biblioteca Nacional” y el prospecto de la “La Biblioteca Columbiana” y expidió un decreto sobre la libertad de prensa y

sobre la nacionalización. Fueron días de gran actividad. Era considerado un notable escritor, de carácter firme y mucha

laboriosidad. Filósofo distinguido y orador sobresaliente.

Por su anterior experiencia en Londres, en la navidad del 21 fue designado Ministro

Plenipotenciario del Perú ante la Gran Bretaña, junto a Diego Paroissien, así como ante las demás naciones de Europa. Su

misión principal consistía en adelantar gestiones para la aceptación de un monarca constitucional y sus atribuciones eran

tan amplias que podía presentarse ante las demás monarquías europeas para lograr la venida de algún príncipe europeo

(el Duque de Sussex, un Gran Duque Romanov, el Duque de Luca, un Infante de España de la familia Borbón, etc.) También

debía obtener el reconocimiento de la independencia y varios empréstitos, y cuando San Martín renunció al gobierno en

Agosto del 22, García del Río escribió su biografía en Londres que tituló “Biografía del General San Martín a la

inmortalidad” aparecida en 1823 en Londres dicha capital en septiembre del hizo amistad con otros ilustres americanos de

la talla de Andrés Bello, Luis López Méndez, Agustín Gutiérrez Moreno y Pedro Creutzer, juntos integraron la Sociedad de

Americanos para publicar la revista “Biblioteca Americana o Miscelánea de Literatura, Artes y Ciencias” cuyo primer

número apareció en Septiembre del 23. Se publicaron dos tomos, el primero ^ dedicado al pueblo americano y el

segundo al gobierno colombiano.

Mientras tanto en Diciembre del 24 Simón Bolívar, nuevo dictador del Perú, le comunicaba el cese

en sus funciones, lo cual obligó a García del Río en 1825 a publicar en Londres un folleto titulado

“Justificación de la conducta pública.

En Febrero del 25 habiéndose posesionado Andrés Bello como nuevo Secretario de la Legación

Colombiana en Londres, le llamó a participar en la edición de la nueva revista “El Repertorio

Americano”, cuyo primer número apareció en Julio del 26 en 322 páginas, ordenados con las

secciones Humanidades y Artes liberales, Ciencias Matemáticas y Fisicas, Ideología, Moral e

Historia. García del Río estaba residiendo en Paris, pero aceptó tan generosa propuesta, que le

rescataba del anonimato al que había caído por sus planes realistas.

El 27 salieron los siguientes tres volúmenes con las colaboraciones de José Fernández Madrid, José

Joaquín de Olmedo, Rafael García Goyena, Pedro Mendivil, Vicente Salvá y otros autores selectos.

Fue la primera ocasión en que el pensamiento americano era llevado a los ojos de Europa.

Caycedo, tras lo cual se retiraron los Comisionados de Urdaneta a Bogotá y acordaron

aceptarle la renuncia para legitimar al Vicepresidente en el gobierno.

Caycedo arribó el 3 de Mayo a Bogotá, asumió el Poder asesorado por el General José María

Obando y ratificó en funciones a García del Río mientras se hacía presente en Bogotá Alejandro

Vélez, secretario designado de Relaciones Exteriores, pero éste prefirió retirarse de toda

actividad política pues se le tildaba de bolivarista y se había desatado la persecución contra

ellos, de suerte que se instaló en Kingston.

En 1833 fue llamado por el General Juan José Flores, Presidente del Ecuador, para ocupar el

Ministerio de Hacienda. Durante estas funciones sufrió la interpelación de su antiguo enemigo

el Diputado Vicente Rocafuerte quien le denigró injustamente usando subidos epítetos, tras lo

cual ocupó el Ministerio de Asuntos Exteriores y en 1835 salió del Ecuador con destino al Perú y

fue Ministro en el gabinete del General Andrés Santa Cruz, Protector Perpetuo de la

Confederación Perú- Boliviana hasta que en Octubre del 36 Luís José de Orbegoso, Presidente

del Estado Norte Peruano, con la aquiescencia de Santa Cruz, le designó Ministro de Hacienda.

Al estallar la guerra de la Confederación con Chile fue nombrado Ministro Plenipotenciario

ante el Ecuador, suscribiendo un Tratado de Amistad y Alianza en Abril del 37. Mas la derrota

de la Confederación ocasionó una situación de violentos cambios ministeriales. García del Río

como miembro del Consejo de Gobierno terminó por encargarse del Estado Norte – Peruano

entre el 4 de Enero y el 20 de Febrero de 1839, en que renunció Santa Cruz, a quien acompañó

en junta con Antonio José de Irisarri hasta Guayaquil, ciudad escogida por Santa Cruz para

iniciar su exilio.

En 1841 Juan José Flores, Presidente del Ecuador, le designó Cóncul General en Río de Janeiro y al tocar en Valparaíso le

fue ofrecido el nombramiento de Cónsul General y Encargado de Negocios de Bolivia en Santiago de Chile, propuesta que

declinó, pues había decidido quedar en Chile. Entonces, el Presidente Flores del Ecuador, lo nombró Ministro

Plenipotenciario en ese país pero el General Manuel Bulnes, Presidente chileno, se negó a aceptarlo, no

obstante le permitió seguir viviendo en Valparaíso donde se dedicó al periodismo.

El 42 fue primer redactor de “El Mercurio” en Valparaíso y con la ayuda de Andrés Bello también redactó “El Museo de

ambas Américas” pues era un escritor polifacético, cuyas ideas sanas y útiles, distraían y encantaban. El 43 aparecieron en

“La Gaceta del Comercio” en Valparaíso parte de sus memorias y trasladado a Copiapó se dio tiempo para traducir del

inglés la tragedia “Pizarro” del dramaturgo inglés Richard Sheridam.

En 1848 se estableció en México con su segunda esposa y su hijo Julio, conoció en Jalapa al presidente Antonio López de

Santana en su primer gobierno y le asesoró en la preparación de un Plan de Hacienda para el Estado. Posteriormente

cuando Santa Ana abandonó el poder, García del Rio le facilitó refugio en el pueblo de Turbaco cercano a Cartagena donde el mexicano pasó dos largas temporadas de su vida.

García del Río vivió los últimos ocho años en pobreza, dedicado a labores periodísticas. Colaboró en “El Universal”, el “El

Siglo XX”, en “El Monitor Republicano” y en “El Heraldo” hasta su muerte, ocurrida en México, el 13 de Mayo de 1856, de

sesenta y dos años de edad.

En 1876 figuró en el Diccionario Biográfico Americano de José Domingo Cortés que se editó en Paris con datos sobre las

figuras más connotadas del continente. En 1939 apareció en el Boletín de Historia y Antiguedades de Bogotá la “Vida,

literaria, amorosa y política de don Juan García del Río” obra del historiador chileno Domingo de Amunátegui y del Solar.

En 1985 salió en Bogotá la segunda edición de sus “Meditaciones Colombianas”.

Está considerado uno de los mayores polígrafos americanos de su tiempo pues aparte de las obras y periódicos ya

reseñados dejó de su pluma lo siguiente: Sitio de Cartagena en 1815, Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar y

uniformar la ortografía en América escrito con Andrés Bello, Las Antiguedades Americanas, Materiales para formar unas

efemérides ofastos americanos, Sobre el empleo del tiempo, Viaje pintoresco de la Gracia, Bosquejo político y literario

del doctor José Fernández Madrid, Historia de la civilización en América, y Consideraciones sobre la política y el carácter

del Director de la República Argentina.