GARAYCOA LLAGUNO JERONIMA

LLAMADA LA LOCA POR EL LIBERTADOR – Nació en Guayaquil el 14 de Febrero de 1783. Hija legítima del Cap. Francisco

Ventura de Garaycoa y Romay, natural de la Coruña y de María Eufemia de Llaguno y Lavayen guayaquileña.

Miembro de una larga familiacompuesta de veintiún hermanos, tuvo el carácter vehemente y habiendo abrazado desde

muy joven la causa de la Independencia con marcado fervor, se hizo notoria por su exaltación patriótica y franca rudeza,

al punto que se convirtió en la más activa colaboradora de su hermana Manuela Vda. de Calderón en la propagación del

ideal colombiano y por las noches salían a cantar por las calles diversas melodías con letras compuestas en honor a Bolívar.

Cuando el Libertador pisó tierras guayaquileñas el 11 de Julio de 1822 lo primero que hizo fue visitar el hogar de las

Garaycoa y dar el pésame a doña Manuela vda. de Calderón por la trágica como gloriosa muerte de su hijo Abdón, y de

inmediato trabó estrecha amistad con todas ellas, especialmente con Jerónima a quien llamó La Loca, por su tempestuoso

carácter y firmes determinaciones.

Pocos días después el Procurador del Cabildo Dr. José Leocadio Liona y Ribera movió a la ilustre Corporación a pedir la

anexión de la ciudad a Colombia. Jerónima tuvo una activa participación en el movimiento que finalmente dio por

resultado la pérdida de nuestra soberanía como Provincia Libre, a través de la incorporación a Colombia.

El día 25 arribó al puerto la Goleta Macedonia con el Libertador José de San Martín, que desembarcó entre aclamaciones.

Un batallón le rindió honores en el malecón. Bolívar le esperaba en las puertas del Cabildo vestido de gran uniforme,

rodeado de su Estado Mayor y le salió al encuentro. Los dos grandes hombres se abrazaron y Bolívar dijo: Al fin se

cumplieron mis deseos de abrazar y estrechar la mano del renombrado General San Martín, luego subieron del brazo las

escaleras del edificio, entre múltiples aclamaciones populares. En el salón de Honor el Libertador le presentó a sus

Generales, luego empezaron a desfilar las corporaciones, una diputación de señoras y señoritas se presentó a darle la

bienvenida en una arenga que el contestó agradecido. Enseguida Carmen Calderon Garaycoa, accediendo a una súplica de

Bolívar, se adelantó y ciñó la frente del Libertador del Sur con una corona de laurel de oro esmaltado. San Martín se

ruborizó y quitándose con amabilidad la corona, di; “No lo merezco señorita. Otros le merecen más que yo, creo; pero, en

honor vuestro, la guardaré por elsentimiento patriótico que la inspira y por las manos que me la ofrecen, como recuerdo

de uno de mis días más felices”, terminándose el acto con tan corto como significativo discurso y pasando ambos

Libertadores al corredor, lejos de sus Edecanes, donde tomaron el fresco de la mañana y dijeron cosas sin importancia,

después del almuerzo fue cuando se inició la discusión.

Posteriormente Jerónima intervino en diversos acontecimientos de la política lugareña con personajes importantes de

Colombia y supo granjearse la confianza y amistad de Bolívar, que siempre la distinguió.

“Y con el paso del tiempo, habiéndose quedado soltera, no por falta de pretendientes, que los tuvo y de los mejores, sino

a causa de no haber querido doblegarse a la dulce coyunda, temerosa de que viniera en menoscabo de su libertad, vivía

en compañía de su hermana mayor Joaquina, viuda del acaudalado caballero gallego Francisco de Camba y Pando”.

Unas noche y estando varios invitados de sobremesa, al calor del vino, a uno de ellos se le escapó una alusión política que

disgustó sobremanera a Jerónima, quien la replicó con su natural franqueza y fue contestada con palabras descomedidas.

Iniciada una discusión, el impetuoso invitado le endilgó la siguiente frase: Calle Ud. mujer que fue del zambo Bolívar. Tras

lo cual se produjo un zipizape y tuvieron que arrancarle al invitado pues Jerónima lo quiso estrangular; pero de allí en

adelante y en el retiro de su dormitorio planeó matarle en la primera oportunidad posible y tal como lo pensó lo hizo, con

gravísimo escándalo social, tras lo cual nadie supo nunca cómo ella pudo abandonar la ciudad natal de la que desapareció,

ni quienes fueron cómplices en su fuga, preparada, indudablemente, de antemano. Todo quedó envuelto en el misterio y

con los días el asunto comenzó a ser olvidado.

Tiempo después, Vicente Rocafuerte, de paso por La Habana, fue a casa de cierto personaje amigo suyo de quien había recibido todo género de atenciones en Europa.

“Departían en un suntuoso salón con dicho caballero y las señoras de familia, cuando reclamada por una de éstas, penetró

en el recinto la doméstica, portadora de un gran charol de plata con copas de refresco. Nuestro compatriota se apresuró a dejar el asiento, acercándose a ella para tomar alguna y presentarla galante a la madre de

familia. Las miradas de la criada y del extranjero tuvieron que cruzarse y ambos quedaron desconcertados. La casualidad

los había colocado frente a frente y se reconocieron coterráneos, miembros selectos de la sociedad guayaquileña. Con

sorpresa inexplicable para los demás, la sirvienta dejó caer el charol que rodó por el pavimento con estrépito y abandonó

la sala a toda prisa. Cuando, extrañados, fueron en su busca, había desaparecido de la casa y también de La Habana.

Jerónima Garaycoa Llaguno falleció años después, serenamente, pues había logrado salvar su honor, más la historia no ha

recogido ni la fecha ni el sitio de su deceso.