POETA Y DRAMATURGO.- Nació en Guayaquil el 20 de Septiembre de 1875. Hijo legítimo del Dr. Joaquín Gallegos Naranjo,
químico y farmacéutico, propietario de la botica de La Marina y de la dama española Pepita del Campo y Burgaleta que
falleció joven. “El hogar de los Gallegos del Campo era allá por el año 1894 un centro de cultura, donde se unían en
fraternal abrazo las ciencias, las letras y las bellas artes. Allí se daban cita los cultivadores de la poesía atraídos por la
sinceridad y el cariño de la familia, aunque faltaba la estrella del hogar pues don Joaquín había perdido a su esposa. En él
lucían por su inteligencia, gracia y virtudes Josefina y Lola y también sus encantadoras sobrinas, hijas de don Ramón y de
don Enrique Gallegos Naranjo – las Gallegos Marín, Gallegos Martínez y Gallegos Lecaro – de su seno surgió la bohemia
libre, alegre y soñadora que mas tarde había de llevar a la práctica algunos de sus proyectos como la fundación de
Guayaquil Pintoresco, América Modernista y El Crepúsculo. También salió la idea generadora del Círculo Literario Juan
Montalvo y la revista que mas tarde habría de servirle de órgano.” (1)
Hizo sus estudios primarios en el Colegio de Tomás Martínez y los secundarios en el San Vicente del Guayas hasta obtener
su bachillerato, pero no se sintió atraído por las tradicionales carreras universitarias de su tiempo y se dedicó de lleno al
estudio de los idiomas, llegando a dominar a la perfección el inglés y el francés, y para ganar el sustento entró de
corresponsal y traductor a la oficina exportadora Seminario Hermanos donde hizo amistad con Luis y Daniel Vernaza,
Rafael Candel y otros.
Dichas labores no le impidieron que se entregara en cuerpo y alma a sus trabajos literarios y desde la publicación de sus
primeros versos fue saludado como un verdadero poeta. “Era física y espiritualmente delicado, exquisito, sensitivo,
delgadito y esbelto, no muy alto, lampiño, simpático, con una atracción irresistible pues al cuarto de hora decharla se
arrojaba a abrazarle el más prevenido de sus no amigos.”
Por eso su popularidad en la ciudad se iba por delante de un grupo bullanguero formado por jóvenes poetas como él, entre
los cuales estaba su hermano Joaquín; Alvaro y Gonzalo Liona Marchena, José Tomás Ampuero, Víctor Zevallos Chiriboga,
Vicente Paz Ayora, Flavio Ortiz Navarro, Modesto Chávez Franco y otros muchos más que hacia 1895 acostumbraban
reunirse bajo el nombre de “Círculo Literario Guayaquil”. Posteriormente Alvaro Liona consiguió del gerente de la
Compañía de Seguros de vida “La Equitativa”, Augusto B. Leguía, que les permitiera sesionar en un cuartito anexo al local,
en la plaza de Abastos, por la calle Pichincha.
Allí, una que otra noche y gozando de la compañía de personas mayores como los Drs. César Borja Lavayen y Fausto E.
Rendón, médicos de la compañía, de periodistas del prestigio de Nicolás Augusto González y de poeta de la talla de Numa
Pompilio Liona, los muchachos del Círculo Literario Guayaquil hablaban de poesía y literatura y algunas veces al finalizar
esas sesiones, les invitaba Leguía a tomar chocolate a “La Española”, saloncito de moda en la calle Luque, propiedad del
chino Luna.
El 95 se afilió a la política liberal y como Eloy Alfaro era amigo de su familia y lo quería pues solo le decía “Emilito”, quiso
hacerle conocer el exterior (2) y el 98 lo envió de Cónsul del Ecuador en Londres.
En dicha capital se mantuvo hasta 1901 que renunció y regresó al país durante la primera presidencia de Plaza,
condecorado por el gobierno de la República francesa con la Legión de Honor.
A principios del 1896 había colaborado en la revista “Semana Literaria” que editaba en Quito Manuel J. Calle y en
Guayaquil escribió para los once números del quincenario ilustrado “El Ecuador Pintoresco” cuyo editor era Víctor Samuel
Hernández y redactores Modesto Chávez Franco y el propio Gallegos. También figuró entre los directores de la revista de
artes y letras “América Modernista” con su hermano Joaquín y Miguel M. Luna, pero en Octubre se quemaron los talleres
en el Incendio Grande.
Pasada la crisis en 1898 la volvieron a imprimir con la misma preocupación por el art nouveau y la modernidad. Fue una
época pletórica en trabajos para revistas, el 99 publicó con Miguel M. Luna y Pedro Pablo Garaycoa otro quincenario
ilustrado de letras, artes, ciencias y variedades denominado “El Crepúsculo”, del que solo aparecieron dieciocho números
para continuar el ideal artístico iniciado en “América Modernista”.
Del 98 fue su monólogo en verso en 15 páginas titulado “Pilar En espera” que había estrenado en el Olmedo la noche del
14 de Agosto la niña Pilar Ramírez, de la Compañía Aurora Infantil.” Gallegos era todo ritmo y musicalidad no solo en sus
versos sino también su voz y “cuando recitaba conmovía como él quería, suscitaba sus emociones, instruía sus motivos,
realzado el conjunto por el ajustado frac, el elegante y altivo peinado, las reverberantes luces de las baterías y el silencio
del público suspenso, copaba los aplausos del teatro” por entonces sus poesías se hicieron famosas, sobre todo “Sonámbulas” en 1901, “Almas errantes”, “De Combate” y “De Arte y de Amor”, poemarios que pronto se agotaron.
A su regreso vino casado con su prima hermana Conchita Ortiz del Campo, a quien había conocido en una visita a la casa
de sus abuelos en Madrid. El matrimonio tendría dos hijos.
De regreso al Ecuador inició una campaña periodística contra el General Plaza y editó la revista “Nubes Rosadas” de
literatura, donde hizo hermosas poesías románticas. Vivía modestamente con su esposa e hijos en el primer piso de la casa
de los Plaza Sotomayor en la esquina de 9 de Octubre y Chimborazo. Por entonces dirigió el Suplemento literario semanal
de “La Nación”.
La noche del martes 30 de Mayo del 905 la Compañía Cómica – Dramática Perla estrenó en el teatro Olmedo el drama de
su autoría, en un acto y en prosa, “Crimen Social,” del que ha opinado Ricardo Descalzi, lo siguiente: “Tragedia con un
argumento en los linderos del lugar común, planteada y desarrollada con parquedad, llevando la trama paso a paso hasta
su punto culminante, sin exageraciones ni truculencias. Aun los diálogos son sencillos y justos, en Ios cuales el autor, pese a la tesis de fondo presentada, no rebusca lirismos, ni términos altisonantes contra la sociedad,
que según el drama, es la única culpable del hecho desarrollado. Cabalmente la intención de la obra es mostrar la
podredumbre de esta sociedad, la cual, con su inexorable juicio, vuelve amargo el destino de la gente, nacida en un hogar
manchado por su maledicencia.”
Crimen Social salió publicado en 27 páginas y su argumento es como sigue: Dos periodistas sostienen una candente
polémica sobre el divorcio. Uno de ellos publica la cruel historia de la madre del otro, madre soltera, que al verse
ultrajado, desafía al insultador. Concertado el duelo, el joven cuenta a su madre el asunto y ésta – aprovechando la
ausencia del hijo – manda llamar al insultador, quien la reconoce por su antigua amante y sabe que el insultado es nada
menos que su hijo. Desesperado el padre, deposita en manos del insultado joven un papel antes de abandonar la escena y
tomando una pistola preparada para el duelo se dispara en la sien y muere, cansando la desesperación del hijo y su
madre. Los padrinos quedan sorprendidos al encontrar el cadáver del viejo periodista.
En 1908 editó “El Juicio Final” en 12 páginas, monólogo estrenado el 13 de Enero de ese año para el beneficio de la artista
Columba Quintana de Leal. El 10 “La Frontera” en 15 páginas, juguete cómico en un acto y en prosa, estrenado en el Edén
la noche del 19 de Agosto.
El Cinematógrafo Ambos Mundos daba funciones mixtas, es decir, pasaba ilusionistas, transformistas, monologuistas y hasta
un caballero “diplomado en explicación de películas,” junto a películas mudas, así como pequeñas obras de teatro. Una
de ellas llamó “Pilar en espera” juguete cómico de Emilio Gallegos del Campo, que resultó muy aplaudido.
El 11 “Honra de Obrero” en 36 páginas donde se aprecia un interés por esa clase desposeída de todos los bienes. Gallegos
del Campo es quizás el precursor de esta temática y por ello su obra no gustó entonces. Descalzi ha opinado; “drama en
tres actos y dos cuadros. El autor plantea una tesis encomiable, la dignidad de la clase trabajadora. Con sobrada intención
resalta la nobleza espiritual del obrero frente a la ruindad del enamorado noble. En el desarrollo los sucesos se
desenvuelven en forma lógica, sinforzamiento. El decorado es sugestivo, estampas fieles de un pueblo español, con
personajes que parlamentan su lengua sin extraños modismos. Es una pieza de tipo extranjerizante, pero bien acomodada
al ambiente dado por el autor. Se aprecia el manejo hábil de la escena, actitudes tranquilas, mesuradas, y pese a la
dramatización no consecuente con nuestra realidad, tiene valores indiscutibles”. Luego agrega: “El autor es un
dramaturgo con dotes escénicas. La temática planteada va desarrollándola en una acción lenta, tranquila, hasta el punto
previsto. Acosa y fustiga la condición social en la cual vive el obrero, desenmascara sus vicios, sus pecados, sin abusar de
la truculencia. El tema de sus obras lo orienta por caminos lógicos y desenvuelve el argumento haciendo de sus personajes
seres humanos, con angustias y pasiones, logrando situarlos en el nivel hasta donde llega su ambiente psicológico. Es un
pintor de cuadros escénicos, que los vitaliza con la tragedia, para dar vigor a esa tesis”.
Entre sus comedias mas conocidas estaban “El Descubrimiento de Colón”; “El Parpadeo” que trata sobre el supuesto
prodigio de una imagen de la virgen impresa en una lámina y colocada en la pared del refectorio del Colegio de los
Jesuítas de Quito, hoy llamada por ello la Dolorosa del Colegio, y “La Frontera”.
En 1908 pronunció un célebre discurso cuando llegó la locomotora a Quito.
En 1912 colaboró en el diario “El Guante” con artículos polémicos. El 13 dirigió la revísta “El Guayas Libre”, quincenaria y
con ilustraciones, editada en la imprenta del Comercio, de la que sólo circuló un número.
Ese año escribió un ensayo histórico titulado “Algo de Literatura”, que apareció póstumo en 1914 en 50 páginas,
conteniendo sus conferencias pronunciadas en 1907 en la Sociedad de Artesanos Amantes del Progreso, a petición de José
Ezequiel Seminario y a la llegada de los restos mortales de su amigo Enrique Valdez Concha pronunció una sentida Oración
Fúnebre.
Para entonces estaba nuevamente activo en política apoyando a la revolución de su también amigo Carlos Concha en
Esmeraldas y concurría a reuniones en las que se hablaba mal del régimen placista. En una de ellas, celebrada en un
chalet de la Avenida Olmedo.