POLITICO Y ESCRITOR. – Nadó en Quito el 2 de diciembre de 1833. El último de los nueve hijos del matrimonio formado por el Dr. Manuel Espinosa Ponce, abogado, Ministro Fiscal de la Alta Corte y autor de un librito novelesco, inocuo y de piedad “Las noches de María Magdalena” fallecido en 1844 y de su prima hermana Petrona Espinosa Ortiz, naturales de Quito. Fue su padrino de bautizo Pedro Fermín Cevallos.
De once años quedó huérfano de padre y fue mantenido y guiado por su hermano mayor el Dr. Javier Espinosa y Espinosa (1815 – 1870) austero y probo magistrado que ocuparía la Presidencia de la República entre 1868 y el 69.
En 1839 inició sus primeros estudios en la escuela de la Merced a cargo de fray Mariano Auz. El 44 ingresó al Colegio de San Fernando que – con el nombre de Real Convictorio – había sido dirigido por los frailes dominicanos hasta 1837 que lo secularizó Vicente Rocafuerte. Allí tuvo por condiscípulo a Juan Montalvo y fue educado en el gusto antiguo español, es decir, en la escuela cervantina.
En 1851 se reunía con otros jóvenes para conversar y leer cuestiones de literatura bajo el nombre de “Sociedad de Ilustración” y al año siguiente fue electo su Presidente. El 53 formó parte de la Escuela Democrática Miguel de Santiago integrada por intelectuales y artistas anti floréanos, que dictaban charlas y realizaban exposiciones, escribió su primer artículo para el periódico “La Democracia” que dedicó “a la memoria del señor Salvador Peña”. Era un joven y conocido político que seguía los lineamientos liberales del partido Ministerial, así llamado, por ejercer el gobierno.
El 21 de septiembre de 1855 se graduó de doctor en Jurisprudencia y contrajo matrimonio con su prima segunda doble Teresa Ponce Ortiz, con nueve hijos. Por influencia de su hermano Javier desempeñó en 1856 la secretaría de la Cámara del Senado, a la sombra protectora del General José María Urbina. En 1858 ejerció igual dignidad en la de Diputados, dándose a conocer en los periódicos quiteños con artículos de costumbres.
Durante los sucesos políticos de 1859 dio un vuelco total en sus ideas, se pasó al Triunvirato formado por García Moreno y cuando éste ascendió a la presidencia de la República el 61 regresó a la Cámara de Diputados como secretario y en el periódico “El Iris” adoptó el seudónimo de “Setosa” que hizo famoso; luego firmaría sus trabajos con el anagrama de “Tomesdo Pisenaso” o también como “Bonifacio” pero seguía siendo un joven liberal, escritor costumbrista y gracioso, que enseñaba y distraía con sus producciones.
En 1864 regresó a la secretaría de la Cámara de los Senadores. El 16 de febrero de 1866 comenzó a escribir en “La Patria” y se burló de la aparición de la revista titulada “El Cosmopolita” de la autoría de Juan Montalvo, opinando que era un escritor peligroso “porque ensalzaba a la antigua Roma y podía guiar a la juventud ecuatoriana por una senda inadecuada para adelantar en el hermoso y ancho campo de la civilización cristiana.”
Montalvo supo quien era su anónimo detractor que había firmado como “Tomesdo Pisenaso” y le contestó con “La virtud antigua y la virtud moderna,” ensayo magistral que incluyó luego en los “Siete Tratados”, libro con el que ganó sólida reputación como pensador y estilista de fuste. Espinosa, en cambio, renunciaría con el paso de los años a su formación liberal y se fue volviendo un ser de mentalidad más bien conservadora. Después siguió manteniendo polémicas con Montalvo y fue contestado con “Réplica a un Sofista seudo católico”, trabajo también incluido en los “Siete Tratados”. Demás está decir que Espinosa salió mal parado en ambas ocasiones.
El 26 de mayo del 66 se incorporó de Abogado en la Corte Suprema, El 20 de enero de 1868 ascendió al poder su hermano mayor Javier Espinosa. Entonces fue electo Secretario de la Comisión Jurídica codificadora y con su hermano el Presidente formó parte de la “Congregación de Caballeros de la Inmaculada” que dirigía con fines políticos y doctrinarios el jesuita italiano Enrique Terenciani, en
abierta involución doctrinaria pues en Europa se vivían los aires liberales del resurgimiento de la nación italiana y el fin del anacrónico Estado Pontificio.
Después de la destrucción de Ibarra y su provincia a causa de un formidable terremoto ocurrido en la madrugada del 16 de agosto de ese año, replicó en Quito a un folleto de Pedro Carbo titulado “La Dictadura y el terremoto” con “Al Sr. don Pedro Carbo, presunto candidato de unos liberales de Guayaquil” que firmó bajo el seudónimo de “Cosme y Damián” pues la proximidad de las elecciones presidenciales convocadas para Mayo del 69, había comenzado a agitar los ánimos.
Mientras tanto, García Moreno, a través de las páginas del periódico “La Estrella de Mayo,” también aspiraba a la presidencia y viendo que su nombre no despertaba emociones favorables, atacó la candidatura liberal del Dr. Francisco X. Aguirre Abad acusándole de ser concuñado del General Urbina su enemigo jurado en política y rojo por añadidura y preparó una revolución inicua contra el Presidente Espinosa, a quien achacaba de inerte por su imparcialidad política.
Para llevar a cabo sus planes revolucionarios contra Espinosa el arbitrario García Moreno comprometió al Ministro Camilo Ponce Ortiz y a su cuñado y primo José Modesto Espinosa, lo que causó estupor en la sociedad quiteña, dado el parentesco íntimo de estos dos con la víctima pues ambos habían sido sus protegidos y eran concuñados entre sí, primo segundo y hermano respectivamente, del citado Presidente.
El golpe estalló en horas de la noche del 16 de enero contando con la complicidad de los Generales Julio Sáenz y Secundino Darquea, Jefes militares de las plazas de Quito y Guayaquil, quienes ejecutaron sus planes.
Convocado un Congreso Ad-hoc para el 10 de agosto siguiente, García Moreno fue designado para gobernar seis años, es decir, el período presidencial de 1869 – 75. Mas, a consecuencia de los disgustos provocados por tan inicua revuelta el bueno, católico y virtuoso Presidente Espinosa contrajo una violentísima afección cardiaca y falleció en Quito en 1870.
Ese año colaboró en “La Verdad” y a despecho de los agravios inferidos a su hermano se integró a la camarilla garciana. Después escribirá sobre “la gran obra de García el Grande.” En 1871 le aceptó la dirección de la Oficina Nacional de Estadísticas, en agosto fue nuevamente electo Secretario de la Cámara de Diputados y en diciembre, con el seudónimo de “Los Ecuatorianos”, sacó un folleto insultante contra Pedro Moncayo, titulado “El Ecuador y el Dr. Pedro Moncayo” que gustó mucho al tirano, quien “lo agradeció con toda su alma”, de allí que no debe sorprender que al año siguiente, en 1872, le nombrara Ministro del Tribunal de Cuentas, cargo pingüe en extremo. Entonces dirigió “La Verdad” donde comenzaron a aparecer sus célebres sátiras “Cartas de Bonifacio a Rudecindo” sobre asuntos políticos.
En mayo del 75 figuró entre los miembros fundadores de la Academia de la Lengua y fue su primer Secretario. En esos días salió electo Senador por la Provincia del Tungurahua, concurrió al Congreso y se produjo el asesinato de García Moreno en agosto del 75. Entonces, durante el Interinazgo de Francisco Javier León, desempeñó la Secretaría General de ese gobierno provisional. Era un político de acomodo pues no perdía ocasión para ocupar posiciones burocráticas.
En 1876, en la presidencia del Dr. Antonio Borrero – también Académico de la Lengua – fue nombrado Consejero de Estado y le correspondió actuar como secretario de dicho organismo, habiendo llegado a tener tal influjo sobre el Ministro Manuel Gómez de la Torre, que Espinosa lo hacía todo, desde las Circulares hasta los Informes y el Ministro sólo firmaba. También escribió para “La Civilización Católica”.
Efectuada la revolución de septiembre de 1876 en Guayaquil se opuso a la dictadura del General Ignacio de Veintemilla, quien al día siguiente de su entrada en Quito ordenó la persecución de Espinosa, quien tuvo que vivir escondido por varios meses en diversas haciendas cercanas a Tambillo hasta que merced a influencias pudo reintegrarse a su hogar y al libre ejercicio de la profesión de abogado.
En 1877 publicó un Pasquín anónimo – cuando no – y fue replicado por Montalvo con “El León de San Marcos”. La contestación de Espinosa fue en tono humilde.
En 1878 escribió el folleto “A María Zaldumbide” en 8 págs. colaboró en “El Amigo de las familias” y desempeñó la secretaría de la Universidad Central. En 1879 realizó varias publicaciones en “El Fénix” y en la “Revista Popular”. Con Pablo Herrera y Juan León Mera fueron el alma de la oposición conservadora primero al gobierno y luego a la dictadura de Veintemilla.
En 1880 ironizó en sus “Crónicas Parlamentarias” con artículos de controversia y datos de gacetilla llenos de lenguaje verísimo, estilo fácil y malicia encantadora y con mayor talento y amplitud de pensamiento hubiera podido emular a Ricardo Palma, según opinión de Julio Tobar Donoso. “Sus artículos de costumbre están a sólo un paso del cuento. En memorias del niño Santiago Barbiquí no hizo cuento porque asumió un tono muy propio de novela, la novela de memoria, tan del gusto del tiempo, ha escrito Hernán Rodríguez Castelo. Por eso fue el más aplaudido articulista de su generación y dentro de esa línea sobresaldrían después José Antonio Campos a) Jack the Ripper y Manuel J. Calle en Guayaquil.
En 1882 se alzó en armas contra la dictadura de Veintemilla junto a los Restauradores de la sierra. Los miembros del Pentavirato desde enero de 1883 le encargaron del ejercicio de las carteras del Interior y Relaciones Exteriores. También hizo labor política desde el periódico “Los Principios” y al producirse la elección presidencial de Plácido Caamaño se le confirmó en dichos Ministerios, que ejerció con energía, acosando a la oposición hasta las últimas consecuencias entre el 84 y el 87 en Relaciones Exteriores, año en que fue reemplazado por el General Francisco Javier Salazar y en el del Interior hasta el fin del Régimen en 1888.
Desde 1883 también formaba parte del Consejo Superior de Instrucción Pública y lo presidió el 84. Entonces, a través del periódico “La Nación” de Guayaquil, pidió el cadalso para el joven Roberto Andrade, por el crimen de García Moreno. Por eso fue duramente atacado en el folleto “La Dinastía Mastuerzo”, acusándosele de ser el factótum de las drásticas medidas, desde todo punto impopulares, por crueles, que el Presidente Caamaño ejercía contra la oposición. Entre 1886 y el 87 publicó cuatro Informes Ministeriales.
En noviembre del 84 le dio por perseguir a Juan Benigno Vela Hervas quien vivía en Ambato ciego y pobre, de su profesión de abogado y publicaba un periódico denominado “El Combate.” Contra él y otros siete liberales dispuso prisión por alteradores del orden. Vela fue condenado a salir confinado a Cuenca o a pagar dos mil pesos de fianza y como solicitó que le cambien el destino, le otorgó pasaporte al Perú. Enviado a Guayaquil con escolta, ya en el puerto principal le condujeron de regreso a Quito y guardó siete meses de cruel prisión en el Panóptico. En enero del 86, al recobrar su libertad volvió a las andadas y escribió un artículo titulado “El toro Gacho” contra Caamaño y nuevamente se dispuso su prisión. Entonces se presentó ante el Ministro Espinosa quien lo envió otra vez al Panóptico donde permaneció varios meses más.
En 1887 se negó a tramitar la concesión del Recurso de conmutación de la pena de muerte que presentó el abogado del Coronel Luís Vargas Torres preso en Cuenca. Se ha escrito que es incuestionable su participación directa en el crimen por fusilamiento del héroe esmeraldeño. Este crimen le costaría la pérdida de su carrera política al triunfar el liberalismo en 1895.
El 1 de agosto de ese año suscribió un Convenio de Arbitraje con el Ministro Plenipotenciario del Perú, Emilio Bonifaz, llamado por eso Convenio Espinosa – Bonifaz, sometiendo la resolución de la cuestión limítrofe al criterio del Rey Alfonso XIII de España, para que en la calidad de árbitro de derecho decida de una manera definitiva e inapelable; pero Espinosa cometió la falla de no hacer constar cual era el motivo del mencionado arbitraje. Después se aclaró que era la falta de aplicación del Tratado de Guayaquil suscrito en 1829, pero ya era demasiado tarde.
El Convenio generó problemas al Ecuador y fue calificado de grave yerro, al punto que el propio firmante debió defenderse de las acusaciones de sus compatriotas en un artículo titulado “La Visija parlante”.
En 1888 fue electo Miembro de la Academia de Bellas Letras de Sevilla y el nuevo gobierno del Dr. Antonio Flores Jijón lo llevó otra vez a la Comisión Codificadora.
En 1889 fue redactor de “El Semanario Popular”, el 90 fue designado miembro de “El Ateneo” de Quito y ascendió a Ministro de la Corte Suprema. Ese año 90 y a causa de su ideología conservadora se distanció de los miembros de la Academia de la Lengua que eran en su mayoría progresistas y a raíz de su publicación titulada “El Memorandum del Dr. Antonio Flores” en 9 págs. se separó un año más tarde de la Academia, causando gravísimo escándalo, pues era la refutación de la nueva versión del Concordato. Para entonces la división entre Progresistas y Conservadores ya era definitiva.
En 1891 el Tribunal de Cuentas presidido por Miguel Valverde dictó una glosa en su contra y debió defenderse con el folleto “Recurso de Revisión” en 63 págs.
En 1892 un nutrido grupo de conservadores propició su candidatura a la presidencia de la República pero declinó el honor en favor de su cuñado y primo el Dr. Camilo Ponce Ortiz, quien enfrentó al gobiernista Luís Cordero y perdió las elecciones.
En 1893 escribió para “La Libertad Cristiana” y para “Don Venancio”. El 94 fue Presidente de la Corte Suprema por elección de entre sus miembros, cesando el 95 a causa de la revolución liberal. Desde ese momento no volvió a figurar pues el fusilamiento de Vargas Torres le perseguía. En 1896 salió al destierro político por pocos meses.
El 97 colaboró en el periódico “La Defensa” y en las revistas de letras “Literaria” y “Ecuatoriana”. Cuando el 98 vino al país el Delegado Giambattista Guido, como Encargado de Negocios interino de la Santa Sede en el Ecuador, en una parte de su
Informe Secreto dirigido al Secretario de Estado Cardenal Rampolla, dice de Espinosa que es hombre de gran talento pero sin carácter ni dotes de gobierno, por eso los conservadores pusieron sus esperanzas en el Dr. Aparicio Rivadeneira (actualmente exilado en Colombia) y pariente de los doctores Camilo Ponce y Modesto Espinosa, pues fue quien en el último momento (Agosto del 95) se empeñó en resistir al torrente de radicalismo.
Entre 1899 y 1901 fueron recopilados sus artículos periodísticos por el Presbítero José Joaquín Borja Yerovi, quien viajó a Europa y aprovechó para editarlos en la tipografía pontificia de B. Herder, de Friburgo de Brisgovia, bajo el título de “Obras Completas”, en dos tomos en 240 y 332 págs. conteniendo artículos de costumbres y misceláneas, precedidos de un retrato del autor y de un prólogo del editor.
En 1900 Celiano Monge incluyó algunas de sus producciones en “Miscelánea Popular”. El 2 fue electo Senador por el Pichincha para un período de tres años pero no concurrió a las Cámaras pues hubiera sido peligroso para su integridad personal dada la falta de garantías y su mala fama de otrora implacable perseguidor de liberales.
En 1906 fue miembro del Comité del Rosario y lo presidió el 9, dicho Centro era una agrupación semi religiosa y de piedad.
“Fue poeta y crítico pero sobre todo sobresalió como periodista y polemista de temas lingüísticos y políticos. García Moreno y su dictadura que todo lo trastocó en Quito, influyó notablemente para que abandonara sus inicios llenos de una sana vitalidad, aspiraciones democráticas y ambiciosos planes estéticos y como a su generación sólo le correspondió tentar la forma rápida y certera del artículo periodístico a lo Larra, más que al cuento o a la novela, quedó en medio de ambos, privándose las letras patrias de lo que bien pudo haber sido el inicio de esos géneros”.
En política y hasta el final de sus días sus enemigos le sacaron en cara su desleal actitud para con su hermano Javier, su falta de carácter frente al tirano García Moreno, que le llevó a insultar a su ex condiscípulo Juan Montalvo, al egregio Pedro Moncayo y al digno Pedro Carbo, así como la saña demostrada en perseguir a los liberales de 1884 al 87 aplicándoles la pena de muerte sin contemplaciones como abyecto verdugo y obsecuente servidor de gobiernos fuertes. En otros casos, como sucedió con Juan Benigno Vela, ciego, sordo y pobre, utilizó Espinosa todo género de maldades para provocarle daño (Persecuciones, Prisiones, confinios, destierros).
“I retirado ha muchos años de las letras por desengaños de la celebridad, por postergación inmerecida y por accidentes y achaques de salud, falleció en Quito el 21 de diciembre de 1915 a los ochenta y dos años de edad, olvidado del público desde el triunfo de la revolución liberal.Baja estatura, delgado, musculado, ojos café, tez blanca, barba, bigotes y patillas canosas, orejas y nariz grandes. Tuvo la nerviosidad y la vehemencia propias de los espíritus inquietos y se atrajo enemistades y contratiempos por su inveterada manía de publicar folletos anónimos e insultantes. En familia siempre cariñoso y paternal, amigo de gastar bromas muchas veces pesadas pero siempre llenas de humor.