El Dr. Manuel de los Reyes, cura de Izamba, se distinguió por su afán en difundir la instrucción primaria en esos casos tiempos de oscurísimo colonial. Para ejemplo de párroco, elegía personas de conocimientos para que desempeñasen el doble cargo de maestro de capilla y maestro de escuela, y costeaba de su peculio el sueldo de Institutor y los útiles de enseñanza. Cuando paso al curato de pillarlo se empeño en abrir un camino al Oriente por los cerros de Llanganate y promovió una empresa de explotación de minas de oro, que se figuro encontrar en la misma cordillera engañado por un documento curioso que iba a servirle de guía.
