Dávila Teófilo

Nació en Cuenca, del Ecuador, en el año de 1870 en el seno de un honorable y muy cristiano hogar
Indicados sus estudios en su ciudad natal, efectuó los teológicos en el Seminario de Guayaquil.
Como Guayaquil había perdido a su obispo Administrador Apostólico Monseñor Isidoro barriga, tuvo que viajar a Cuenca para recibir la Ordenación Sacerdotal de manos de Excmo. Monseñor Miguel León y Garrido, cesante ya en su cargo de Obispo de Cuenca, pues, dicho magno acontecimiento de su ordenación se realizo a fines de junio de 1895.
Su labor Sacerdotal: Inmediatamente y luego de Breves días de Vacaciones, regreso a Guayaquil en donde, el primero de julio de 1895 recibió las Facultades ministeriales.
En 1806 fue nombrado Cura Excusador del Sr. Pbro. Juan de la Cruz Rodas, Párroco de El Morro.
El 14 de julio de 1897 es párroco del pueblo San José de amen, a sea, de la actual Parroquia Juan Gómez Rendón a Progreso hasta el 15 de marzo de 1898. 

Vicario Foráneo de Machala:
El padre Teófilo Dávila fue nombrada Vicario Foráneo de la ciudad de Machala, y comenzó a ejercer su ministerio sacerdotal en la Capital de la Provincia de El Oro, el 26 de marzo de 1898.  
No cabe duda que el P. Dávila es uno de los brillantes astros en el glorioso Firmamento de la Iglesia Guayaquilense. Supo amar a su ilustre pueblo y el le correspondió. De caritativo y pastoral corazón no perdió ocasión para hacer el bien como el Rabí de Galilea
Fundador del Hospital de Machala; cuanto debió amar a los enfermos de su extensa jurisdicción vicarial a los cuales; además de consolarles con el Sacramento de la Salud, pensó sanar también sus cuerpos enfermos. Por eso decidió establecer una casa de salud para que sus enfermos salven su alma y su cuerpo. Y sin duda, del modo como estableció sus obras el “Gran santo del Gran Siglo”, Vicente de Paul, el P. Teófilo Dávila como lo pronuncian con cariño y gratitud los machaleños que aun recuerdan a este virtuoso sacerdote, fundó el Hospital que lleva su nombre, el memorable 19 de enero de 1913.
El santo Obispo Juan María Rivera, para premiar a su Vicario de Machala, le nombro Prebendado Mayor del Vble. Cabildo Catedralicio de Guayaquil, dispensándole de la obligación de la residencia en la ciudad episcopal, para que continúe en medio de sus amados feligreses, los dos, recibieron a su obispo el 1° de noviembre de 1913 quien fue a efectuar su Visita Pastoral.
El 19 de enero de 1938 el pueblo de Machala celebro alborozado las Bodas de Plata de Fundación de este Hospital, habiéndose desarrollado un interesante y reconocido Programa a la memoria de su laborioso y abnegado Fundador.
A este propósito me es placentero extractar algunos párrafos de la información periodística aparecida justamente el 19 de enero de 1938, en el diario “El telégrafo”, de Guayaquil, concebida en los siguientes términos que dicen mucho de la gratitud de los nobles orenses:
“En nuestro afán de dar a conocer, siquiera someramente los antecedentes históricos que mediaron a la fundación del Hospital Teófilo Dávila. De esta ciudad, que tantos y tantos servicios ha prestado y presta en la actualidad, especialmente a la clase desvalida, carente de los medios mas necesarios para su modesto vivir, nos permitimos dar a la publicidad los datos mas salientes que hemos podido recoger, relacionados con su origen, construcción y época en que comenzó a prestar sus importantes servicios”. 
“Parece que, desde 1892 o quizá antes, siendo Cura párroco de este lugar el Dr. José Ochoa León, sacerdote ejemplar y esclarecido ciudadano, quien tanto contribuyo a la erección del Cantón Pasaje y Fundación del Colegio Nacional “9 de octubre” ya se dejaba sentir la necesidad de una casa de Beneficencia o mejor dicho de un Hospital donde pudieran atenderse gratuitamente, y de modo especial, los campesinos que venían enfermos desde distintos lugares, en busca de atención medica y medicinas para curar sus dolencias”.
“Puede decirse, pues, que desde aquel entonces—época la más floreciente de la agricultura cacaotera en esta zona __ya existió repetimos la idea de la creación de la mencionada institución, hasta que llegado el año 1898, el Dr. Teófilo Dávila, sacerdote de grata recordación por sus grandes merecimientos y virtudes y, a la sazón, Cura párroco del lugar en sustitución del Dr. Ochoa León, fue el primero que inicio prácticamente la grandiosa obra que rememoramos, gestionando, con toda actividad y abnegación, la adquisición de las primeras sumas de dinero que las erogaron todas las clases sociales y con las que el sacerdote meritísimo, pudo establecer los primeros trabajos y adquirir algunos materiales de construcción”. 
“con todo, y a pesar de todo esto, la obra languidecía por la absoluta falta de recursos y de apoyo de parte de los poderes públicos, hasta que se organizo un comité de obras Publicas integrado por prestantes del lugar, presidido por el señor Rafael González Rubio; Comité que secundando ampliamente la acción del benemérito Dr. Dávila, acopio buena cantidad de dinero para la construcción de los trabajos, los cuales unas veces paralizados y otras, en movimiento, fueron paulatinamente avanzando, hasta que la obra llego a tomar proporciones de halagadora realidad” 
“Así continuaron los trabajos hasta el 19 de Enero de 1913, en que el L. concejo Municipal, por intermedio de su Vicepresidente, Sr. Dr. Lorenzo Eulogio Serrano, llevo a cabo su inauguración, tomando entonces, a su cargo, la administración del Hospital Teófilo Dávila cuya nominación fue acordada por el Comité de OO.PP., con fecha 8 de noviembre de 1905, en homenaje de tan abnegado sacerdote”.
“He aquí pues, que al evocarse los 25 años de vida del Hospital “Teófilo Dávila” nos aprestamos a celebrar el más grande homenaje a todos sus propulsores paradigmas de grandeza y de alto patriotismo que hoy lucen los blasones de una heráldica actitud, que aun palpita en el corazón de nuestro pueblo”.
“Para el difunto Dr. Teófilo Dávila, máximo adalid del progreso local, a quien muy especialmente, recordamos hoy día, con el temblor de las evocaciones fúnebres, inclinamos reverentes ante el paso del recuerdo glorioso de este acto extraordinario de las Bodas De Plata del Hospital, que la gratitud publica sabrá perpetuarlo en el simbólico momento”.
Y en la misma edición anterior de dicho Diario de Guayaquil, correspondiente al 19 de enero de 1938, bajo el titulo Palpitaciones orenses, entre otros párrafos, se lee el siguiente referente a la personalidad del Dr. Dávila: 
“Esta obra (el Hospital) que por su trascendencia figura en primer término entre las demás que se ostentan en la capital de El Oro, es el fruto de la Firmeza de Voluntad y perseverancia de aquel benemérito sacerdote. Llegado aquí en misión evangélica el año de 1898 y designado poco después, para Cura párroco de Machala, concibió la idea de dotar a la población de un hospital mediante la caridad pública. Y así con una constancia admirable, digna de todo aplauso y recordación fue colectando los medios necesarios hasta iniciar la obra en 1903, si mal no recordamos __y ponerla al servicio público bajo los auspicios de la sociedad orense, el 19 de Enero de 1913”.
En la edición del Diario “El Universo” de Guayaquil, correspondiente al miércoles 13 de Mayo de 1931, se lee la siguiente Crónica de Santa Rosa” 
“el 6 del presente fue sorprendida esta población con la infausta noticia del fallecimiento del doctor, entusiasta y caritativo párroco de la Ciudad de Machala; noticia que se propalo rápidamente, causando como era de esperarse honda consternación en todos los ánimos, ya que la desaparición del escenario de la vida de un varón de la talla y merecimientos del doctor Teófilo Dávila, afecta, no solo a sus feligreses, sino a todos los que saben que la caridad y amor al prójimo es la base de la moral. Y quien más amoroso y caritativo con todos los desvalidos de la suerte, que ese santo apóstol  de la religión”.
“el doctor Dávila, joven aun, en toda la plenitud de su vida, fue nombrado párroco de Machala y desde el primer día, dio muestra de un desinterés único nada quería para si, y si algo tuvo todo lo repartió a los pobres. Nada de Intransigencias, respecto a su credo; el cumplía su elevada misión de apóstol  según el evangelio, y de este modo llego muy pronto al corazón de todos los ciudadanos hasta convertirse en el ídolo del pueblo he ahí porque hoy Machala está de duelo. Su pérdida es irreparable. Los potentados pierden un gran amigo, un consejero, y los pobres, su protector.
Bendito el hombre que a su muerte deja una estela luminosa de paz, de amor y de caridad”.
“Pero el doctor Dávila no solo se contento con pregonar desde el pulpito la sublime doctrina del amor el quiso hacerlo Abogado con el pueblo a imitación del Rabí de Galilea, renuncio a la pompa del mundo para, dedicarse a los pobres, para servir a los que tenían hambre y sed, hambre de pan y sed de justicia; para los huérfanos y desvalidos de la suerte; y para hacer esto tangible, cual moderno  Vicente de Paul fundo un Hospital y al sostenimiento de este dedico todos sus esfuerzos, todas sus energías ; venció mil y mil dificultades y al fin logro realizar el más grande, el más sublime ideal de su vida, dando a este establecimiento de caridad una organización completa y en donde se ejerce la verdadera caridad; por lo que, sin temor a equivocarnos, podemos asegurar, que en esta Casa de Caridad es el único lugar donde se atiende con verdadero amor a todos, a donde no van los enfermeros a parecer de debilidad, ni a agravar sus dolencias por falta de alimentos. Pero para realizar esta obra tuvo que renunciar hasta lo más indispensable para su persona, como alimentos y vestuarios y todo lo que adquiría por su trabajo lo destinaba para el Hospital.
“El pueblo de Machala, al ver la abnegación de este santo sacerdote, correspondió con creces; y eran los habitantes de Machala los que se encargaban de la alimentación y vestuario de su digno párroco. La palabra de el no era una petición, era un mandato; porque sabían que todo lo que pedía era para el Hospital. Si una familia estaba en el indigencia, en miseria y a solas saboreaban, las amargas lagrimas de la pobreza, el, presuroso corría a llevarles el pan para la boca y el consuelo y la resignación para el espíritu; pero sin la ostensión del fariseo, que reparte la limosna a campana batida, y de altanería del potentado que sus dadivas son humillantes para el pobre. El no. Su mano izquierda no debía saber lo que hacia la derecha;  y sin ostentación y sin inferir la mas leve ofensa, remediaba grandes necesidades”. 
Este es el hombre que acaba de perder Machala. ¿Quién lo reemplazara? Dudamos que, en los actuales tiempos se encuentre otro sacerdote dotado de tan bellas y sublimes prendas como el doctor Teófilo Dávila, y por ello, nuestro más sincero y sentido pésame a todos los pobres, a todos los desvalidos de El Oro”
El Corresponsal Viajero en Machala, en la edición del lunes 12 de febrero de 1917 del Diario “El Ecuatoriano”, de Guayaquil, escribía del siguiente modo respecto del Hospital en mención, después de un viaje que hizo a la capital Orense:
“luego después tuve ocasión de visitar el Hospital Teófilo Dávila; esta construcción se debe a los muchos esfuerzos hechos por el párroco de esta población cuyo nombre lleva la mencionada Casa. La dirección corre a cargo del Medico guayaquileño Braulio E. Galarza, y esta asistido por varias Hermanas de la Caridad”.

Cuando viaje a la ciudad de Machala con el objeto de averiguar la fecha de su piadosa muerte, tuve la grata satisfacción de visitar el Hospital “Teófilo Dávila”. Converse con algunas personas y me contaron que hasta hace poco tiempo se conservaba todavía el lecho en que expiro el P. Dávila, y que al construir el nuevo edificio, lo han guardado. Me dijeron que habla también un Diploma en su honor y que la R.M. Superiora lo tiene a buen recaudo.
Su fallecimiento: sin embargo, no me pudieron decir en qué fecha murió tan bondadoso corazón sacerdotal. Por eso me decidí acudir al cementerio General de la ciudad. Pregunte al Guardián de esta “ciudad blanca” en que cuerpo de bóvedas estaban los restos mortales del P. Teófilo Dávila. Me contesto muy comedido: “vaya Ud. A mano derecha y en la parte alta del primer cuerpo de Bóvedas, allí está el Dr. Dávila”. Así fue, Encontré fácilmente la bóveda tan venerada para las personas que supieron quien fue el sacerdote en mención. Me llene de gozo y admiración, mezclado con cierto miedo y asombro, pues en aquel día miércoles seis de mayo de 1970, lei tembloroso de emoción la inscripción de aquella lapida mortuoria:
“Dr. Teófilo Dávila”
6 de mayo de 1931”
No había ni una frase más. Me puse a rezar por su preciosa alma. Y me pregunte: ¿Cuántas personas de esta ciudad de Machala habrán venido el día de hoy a visitar esta bóveda?
“pero el doctor Dávila no solo se contento con pregonar desde el pulpito la sublime doctrina del amor él quiso hacerlo Abogado con el pueblo a imitación del Rabí de Galilea, renuncio a la pompa del mundo para dedicarse a los pobres para servir a los que tenían hambre y sed, hambre de pan y sed de justicia; para los huérfanos y desvalidos de la suerte; y para hacer esto tangible, cual moderno Vicente de Paul fundo un Hospital y al sostenimiento de este dedico todos sus esfuerzos, todas sus energías; venció  mil y mil dificultades y al fin logro realizar el más grande, el más sublime ideal de su vida, dando a este establecimiento de caridad una organización completa y en donde se ejerce la verdadera caridad por lo que, sin temor a equivocarnos, podemos asegurar, que en esta Casa de Caridad es el único lugar donde se atiende con verdadero amor a todos, a donde no van los enfermos a perecer de debilidad, ni a agravar sus dolencias por falta de alimentos. Pero para realizar esta obra. Tuvo que renunciar hasta lo más indispensable para su persona, como alimentos y vestuarios y todo lo que adquiría por su trabajo lo destinaba para el Hospital.
“El pueblo de Machala, al ver la abnegación de este santo sacerdote, correspondió con creces; y eran los habitantes de Machala los que se encargaban de la alimentación y vestuario de su digno párroco. La palabra de él no era una petición, eran un mandato; porque sabían que todo lo que pedía era para el Hospital. Sin una familia estaba en la indigencia, en miseria y a solas saboreaban las amargas lagrimas de la pobrezas, el, presuroso corría a llevarles el pan para la boca y el consuelo y la resignación para el presuroso corría a llevarles el pan para la boca y el consuelo y la resignación para el espíritu; pero si la abstención del fariseo, que reparte la limosna a campana batida, y de altanería del potentado que sus dadivas son humillantes para el pobre. El no. Su mano izquierda no debía saber lo que hacia la derecha; y sin ostentación y sin inferir las leve ofensa, remediaba grandes necesidades”. 
El Futuro Edificio del Nuevo Hospital: Por coincidencia, digamos mejor, por voluntad de Dios, como para conmemorar el primer centenario del natalicio del P. Teófilo Dávila, se comenzó en este año la construcción del moderno edificio del Hospital de Machala, A propósito voy a tomar el dato en mención del Diario “El Universo”, en su edición del 5 de julio de 1970. Dice así: 
“el lunes 29 de junio llego a Machala el Ministro de salud Publica, Dr. Francisco Parra Gil, con el objeto de colocar la primera piedra de Hospital Civil “Teófilo Dávila”. En esta ceremonia estuvieron también presentes el Lcdo. Luis A. León, Alcalde; Ing. Massimo Foschi, Dr. Wilson Franco, jefe Provincial de Salud; Dr. José Madero técnico del Hospital. El Ministro Dr. Parra Gil retornara a Machala el lunes 6 de julio siguiente para disponer la inmediata iniciación de los trabaos”.