CUEVA ESPINOSA LAURA

ECOLOGISTA.- Nació en Loja el 12 de Noviembre de 1920. Hija legítima del notable compositor Segundo Cueva Celi, el más versátil e innovador de los músicos lojanos entre 1920 y 1970, cuya biografía puede ver se en este Diccionario, y de Victoria Espinosa Ruiz, ambos lojanos.

Su infancia y adolescencia transcurrió entre la casa de sus padres y la contigua de propiedad de su tía materna Enriqueta, heredada de su deudo el filántropo Daniel Alvarez Burneo, mientras estudiaba la primaria y secundaria con las hermanas de la Inmaculada, participaba como solista en numerosas veladas pues estaba dotada de una hermosa voz de mezzo soprano y no faltaron poetas y admiradores que compusieron acrósticos en su honor.

Los Cueva habían emigrado a Quito a raíz de la revolución liberal y ocupaban numerosas posiciones en el mundo de la política y de las letras, pero en Loja continuaban los en buena situación.

En 1948 casó con el dirigente del gremio de transportista Carlos Enrique Lasso con quien vivió por temporadas en Machala. El primer hijo falleció a los pocos días de nacido a fines del 49, el 5l tuvo a Carlos en casa de sus parientes los Espinosa Suarez en Loja y el 57 a Fausto. El 55 su tia Enriqueta le dejó una finca cercana a Loja llamada El Recreo, herencia también del tio Alvarez Burneo. Ya se desempeñaba como profesora de primeras letras, luego tuvo a cargo uno de los primeros grados en una Escuela Fiscal de Machala.

A principios de los 60 habitó con los suyos en Guayaquil, alquilando un departamento de Avenida del Ejército y Diez de Agosto. Su esposo era muy trabajador y un ferviente velasquista pero a causa de sus infidelidades advino en 1962 la separación. Entonces empezó a enfrentar la lucha por la vida solitariamente, primero vendió joyas y productos de belleza Max Factor. Meses más tarde y de manera casual encontró a una cliente extranjera que poseía un piano en su casa y fue contratada para que enseñara a sus hijos pequeños a tocar ese instrumento. Su amiga Isabel Torbay de Chambers la invitaba a su antigua casa del malecón y anualmente acudía con sus hijos a presenciar los desfiles del 9 de Octubre, su pariente el Obispo Auxiliar Gabriel Diaz Cueva le asistía con fundas de leche y otros alimentos que gratuitamente repartía “Caritas”. Mientras tanto sus hijos habían pasado a residir en la casa de los abuelos maternos en Quito.

El 67 entró a trabajar como encargada en la botica de uno de los Centros de Salud del Suburbio y le tocaba sacarse los zapatos para no mojarlos durante el invierno pues esa zona no estaba pavimentada. Años más tarde la Jefatura de Salud le ascendió a vacunadora en el Centro de Salud No. l en Julián Coronel y Boyacá a las órdenes del Dr. Bolívar Barreto. Por esos años se vinculó al Centro Social Loja y ocupó la Vicepresidencia del Comité de Damas acompañando a su amiga Graciela Valdivieso de Nindel. Vivía por entonces en un departamento ubicado en Febres Cordero y Villavicencio, barrio un tanto peligroso, hasta fue asaltada en cierta ocasión y recibió una herida en un brazo pero sin consecuencias. Por eso, el 72 , con el dinero de la venta de la finca en Loja, adquirió al Banco Ecuatoriano de la Vivienda una de las primeras villas de la Ciudadela Las Acacias. El 75 pasó al Centro de Salud No. 3 ubicado en Pancho Segura y Quito bajo la supervisión del Dr. José Monteverde Coello y como era una gran bordadora desde el 78 empezó a recibir encargos de las empleadas de un banco y lo hacía prolijamente. El 80 sufrió un curioso accidente mientras caminaba por la calle durante un enfrentamiento de estudiantes y policía, recibió un golpe fortísimo en una de sus piernas que se rompió y cayó al suelo. Recogida por personas caritativas, fue hospitalizada, casi perdió la pierna, fue operada y estuvo tres meses enyesada. Con el paso del tiempo quedó mas o menos bien de ese percance, pero siempre que caminaba más de la cuenta tenía que ponerse una venda.

En los años 80 presidió el Círculo Cultural Pio Jaramillo Alvarado, después fundó por su cuenta un grupo ecológico denominado “Amigas de la Naturaleza”, leían folletos e iban a dictar charlas en comunidades barriales del suburbio y de Durán, en donde había adquirido con sus ahorros un par de terrenos que arrendaba. Su meta era crear una biblioteca para beneficio de esa zona pero su escaso capital no se lo permitió. Los fines de semana solía reunirse en su villa a ver videos de Jacques Costeau y de la Sociedad Audubon que empezó a coleccionar y que conseguía con gran dificultad en los Estados Unidos, debiendo ahorrar para el efecto, pero era feliz. Esta fue su principal terapia en la última etapa de su vida, también escribió artículos analíticos sobre las principales poetisas latinoamericanas. Le impactaba el dolor, la soledad y la solidaridad humana frente a los que sufren, temas que sobrecargan las obras de esas poetisas. También se interesó en otros aspectos del convivir humano sobre los que pudo hacer largas investigaciones, como el de la drogadicción. La mayoría de sus notas eran a mano, cosa que se le dificultaba mucho porque empezó a sufrir de artritis. Después se encargaban de tipearlas sus amigas Ivonne Pino Suquilanda y los miembros del Comité Ecológico de Sociología a los que siempre apoyó para que organizaran talleres y seminarios en los que intervinieron como instructores Pablo Marangoni, Luis Piana Bruno, Francisco Plaza Bohórquez, Mario Hurtado, Ernesto Gutiérrez Vera, etc.

Con su don de gente le era fácil relacionarse. En Junio de l.989 concurrió al Encuentro Ecológico organizado por la Espol, se deslumbró y descubrió que la defensa de la naturaleza iba más allá del cuidado de plantas y animales, familiarizándose con el concepto de ecodesarrollo. El 90 asistió al Simposium celebrado por la Cancillería con las entidades conservacionistas de Guayaquil, a fin de preparar la ponencia que el gobierno presentó en la Conferencia mundial del Medio Ambiente de Rio de Janeiro el 92.

Vinculada al Comité Ecológico de la facultad de Sociología de la U. de Guayaquil, asistió a los talleres y seminarios que dictaba el grupo trimestralmente. A principios de Junio del 95, el tumor que le había ido creciendo en el cerebro hizo crisis y empezó a tener períodos de confusión. El 20 de ese mes fue operada por el Dr. Gustavo Cornejo Montalvo, Jefe de la Sala de Neurocirugía del Hospital del IESS. y tras una corta recuperación le fue dada el alta el 26 de Julio. En Octubre asistió convaleciente a la Convivencia de Ecología celebrada en Santa Elena . Su hijo Carlos la llevó a vivir con él y la atendía personalmente, pero no le faltaron problemas de índole doméstica con sus medias hermanas. La última vez que tocó al piano fue en casa de Lila Alvarez García que le brindó una corta pero feliz hospitalidad en su departamento.. En Diciembre, superados los incidentes, vendió su renuncia por imposibilidad de trabajar. Su hijo Carlos la cuidaba con gran solicitud. porque se encontraba con las fuerzas decaídas hasta que el 27 de Abril la hospitalizó nuevamente en el IESS. con metástasis general y tras corta gravedad falleció el sábado 5 de Mayo de 1996 de escasos 66 años.

El Lic. Carlos Lafevre, en su Nota Necrológica publicada en el diario “La Prensa” de Loja manifestó que su militancia ecologista y cultural la hicieron una mujer ejemplar y adelantada filosóficamente a su tiempo. Dejó varios trabajos inéditos. Pequeña de estatura, blanca, canosa y distinguida. Su carácter severo dejaba sin embargo correr a menudo un gran sentido del humor del que no excluía la ironía. De conversación amable, fina, de costumbres anticuadas y escéptica en política. Nunca plegó al feminismo ni a la religión, aunque siempre opinó con entusiasmo a favor de las tareas de la mujer en el desarrollo social y cultural de la Nación.