CUEVA SANZ AGUSTIN

SOCIOLOGO.- Nació en Loja en 1872. Fueron sus padres el Dr. Manuel Benigno Cueva Betancourt, abogado y político liberal, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de 1896, Vicepresidente de la República 1897 – 99, Rector del Instituto Mejía entre Noviembre de 1899 y Julio de 1902. Ministro Juez y Presidente de la Corte Suprema de Justicia, cuya biografía puede verse en este Diccionario, y Josefa Sanz, lojanos. Realizó sus primeros estudios en la escuela de los hermanos cristianos de Loja y la secundaria en el Colegio San Bernardo hasta lograr el bachillerato en Filosofía en 1890.

Ese año ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Junta Universitaria de Loja. Al triunfar la revolución liberal figuró como Presidente del Liceo Bernardo Valdivieso y redactor de la revista “El Nuevo Horizonte” que comenzó a editarse el 1 ° de Diciembre de 1895 bajo la dirección del poeta Sebastián Ordóñez y cuando este falleció en 1901, asumió esas funciones.

En 1897 se graduó de Abogado, comenzó a ejercer su profesión exitosamente y contrajo matrimonio con su prima hermana Luz Cueva García quien falleció con su hijo al dar a luz al siguiente año.

Era un joven animoso y jovial. Delgado, de estatura más bien elevada, rostro blanco, pelo y ojos negros, poseedor de una hermosa biblioteca formada por libros que le llegaban desde Guayaquil y cuya lectura compartía con un grupo de amigos intelectualizados: Manuel Ignacio Toledo, Adolfo Balarezo, Héctor Manuel Carrión, José Alejo Palacios. Manuel Benigno Cueva García, etc. que desde el 1° de Junio de 1903 colaboraron en la revista mensual “El Álbum Literario” de Loja.

En 1904 fue electo Rector de la Junta Universitaria y dictó las cátedras de Derecho Político, Administrativo y Constitucional.

En 1906 concurrió en su calidad de Diputado por Loja al Congreso Nacional constituyente que presidió su padre, militando en las filas de la oposición, llamada de los Girondinos, que ayudó a liderar a pesar de su juventud, exhibiendo un bagaje de conocimientos en Derecho Político y Constitucional. Finalmente estuvo entre los diez y seis Diputados que no dieron su voto a favor del General Eloy Alfaro para la presidencia de la República. Tal acto de rebeldía resultó algo inusitado y le valió críticas del interior del Partido al cual estaba afiliado; pero, fiel a su liberalismo de tendencias pedagógicas y económicas, siguió bregando para lograr una renovación doctrinaria y hombres más aptos para afrontar y resolver las cuestiones sociales.

En 1910 Pio Jaramillo inició una campaña por la prensa a fin de conseguir la aprobación del proyecto de ferrocarril transamazónico que saliendo desde Puerto Bolívar seguiría por Loja, Zamora y el Marañón, como ruta directa para enlazar al Pacífico con la Amazonía y el Atlántico. Dichos artculos constituían el desarrollo de la tesis demostrativa de las excelencias de la ruta austral a fin de ocupar realmente el oriente ecuatoriano y dar vida a dichas comarcas.

Acababa de fenecer la movilización armada contra el Perú y se requería de una nueva visión del problema territorial. El Dr. Vicente Paz Ayora y Agustín Cueva Sanz apoyaron incondicionalmente la idea pero se la objetó porque pasaba cerca del río Jubones, cuyas tierras aledañas sufrían periódicas inundaciones.

Desahuciada la ruta por el Jubones, Cueva y Jaramillo presentaron en 1913 un Memorándum al Presidente Leonidas Plaza, con los estudios muy avanzados para la nueva ruta trasandina que uniría el Pacífico y el oriente por la zona baja de Zaruma y Loja, pero la gravísima situación militar en Esmeraldas unida a la pobreza del erario y al desprestigio del ejecutivo, dio al traste con la realización del ferrocarril, que de haberse plasmado en realidad hubiera servido para salvar nuestras fronteras el 41.

El 11 había ingresado a la Sociedad Jurídico-Literario de Quito, integrada por jóvenes prestigiosos; en su revista colaboraría con ensayos y conferencias. El 12 fue nuevamente electo Senador por Loja y radicó definitivamente en Quito. El 13 le confirieron las cátedras de Historia del Derecho y Sociología en la Universidad Central. El Dr. Luis Bossano ha escrito que en Cueva Sanz confluían varios aspectos muy positivos para dictar la nueva materia de Sociología. Primero su formación en las Ciencias Sociales, luego sus escritos y finalmente la calidad de abogado. Otro de sus discípulos ha anotado que todo abonaba a su favor pues entre capítulos certeramente eslabonados, presentaba el vasto panorama de las escuelas sociológicas e iba sembrando en las conciencias de sus alumnos múltiples inquietudes en torno a una visión de la realidad social universal. Era dialéctico, sus clases poseían un lúcido y denso patetismo para saturar la inteligencia de los oyentes con una contemplación realista, honda, renovadora de los problemas humanos. En el fondo, siguiendo las doctrinas de los sociólogos franceses Emilio Durkheim y Gabriel Tardé, acondicionaba su pensamiento a las teorías en boga en Latinoamérica.

En la Cámara del Senado permaneció hasta 1915. El 23 de Abril de ese año pronunció una célebre conferencia en la Sociedad Jurídico-Literaria, publicada después en la Revista de dicha Sociedad con el título de “Nuestra organización social y la servidumbre”, en la que planteó que en el medioevo la prisión era una sanción benigna para los esclavos y los siervos pero constituía una vergüenza para los trabajadores conciertos en una República democrática como la ecuatoriana, mas aún en el siglo XX, donde solo debe existir la pena de prisión para el delito y el dolo. Igualmente atacó el arrendamiento de servicios personales y manifestó que a los indios, por el solo hecho de haber perdido la guerra durante el siglo XVI, como pueblo conquistado le tocó tributar, mientras la tasa beneficiaba al Rey, la Iglesia y los Encomenderos. Todo ello, unido al Concertaje – institución netamente española creada para América – les envileció y corrompió.

Como formas de salir de tanto horror recomendó cultivar los campos y las almas por medio de la educación y el cambio de las estructuras caducas, por otras nuevas que no envilezcan.

Es necesario aclarar que el Art. 1.543 del Código Civil legalizaba el apremio personal o prisión para obtener el cumplimiento de las obligaciones de hacer (trabajos) y aún cuando muchos pensadores liberales habían impugnado ese anacronismo histórico – jurídico, esa injusticia causa de servilismo; nadie se atrevía a proponer la reforma, por respeto a la intangibilidad de ese sacrosanto cuerpo de leyes, cuyos orígenes se remontan a Roma.

Entonces preparó un proyecto de Decreto que presentó al Senado “reglamentando los servicios de los jornaleros, suprimiendo el apremio, personal, garantizando la salud y especialmente tutelando el trabajo de las mujeres y de los menores de edad, de manera que iniciaba el capítulo de la Legislación Social en el Ecuador, pero no pudo conseguir su aprobación por la actitud hostil que encontró en los parlamentarios terratenientes y por la tenaz oposición de la “Sociedad Nacional de Agricultores”, que lo combatió hasta por la prensa y correspondió en 1918 el Dr. Víctor Manuel Peñaherrera, tomando como antecedente lo expuesto por Cueva Sanz en su proyecto, lograr que el Congreso apruebe la Ley que suprimió la prisión por deudas. El presidente Alfredo Baquerizo Moreno apoyó tal gestión.

En Marzo de 1916 protestó por las amenazas del Secretario de Estado Mr. Lansing, de los Estados Unidos de Norte América, lanzadas contra la República del Ecuador a causa de la aplicación del convenio para la construcción del ferrocarril Guayaquil – Quito, celebrado con Archer Harmann. La conferencia se tituló “¿Imperialismo o Panamericanismo?”

El 17 polemizó con el Dr. Miguel Cordero Dávila sobre el proyectado ferrocarril Puerto Bolívar al Amazonas, que Cordero quería que pase por Cuenca. Cueva se opuso por cuanto Loja estaba a menor altura y la obra se presentaba más barata, fácil y rápida.

El 18 falleció su ilustre padre. El 24 de Mayo de 1920 dictó una conferencia sobre la “Estructura y el Espíritu de la Nación ecuatoriana” en el teatro Sucre de Quito, con motivo de una velada para colectar fondos a favor de la Sociedad de Señoras “La Gota de leche”. En esta conferencia, como en todo lo suyo, buscó razones válidas para explicar el problema nacional en base a un futuro mejor.

En Octubre de 1921, al crear el Congreso Nacional la Comisión Permanente de Legislación, que tenía por objeto estudiar los problemas; nacionales y presentar Informes y Proyectos a la legislatura, fue designado su Presidente.

El 23 asistió como delegado a la Asamblea Nacional del Partido Liberal celebrada en Quito. Allí propuso como premisa la reforma permanente de la sociedad, para lo cual se requería aplicar las nuevas orientaciones sociales que transformarían al liberalismo individualista en otro más acorde con la cooperación social. Dicha Asamblea resultó histórica pues los delegados jóvenes se opusieron a la política “nacional” del presidente José Luis Tamayo, que en la práctica solo significaba una alianza con los conservadores y por ello devenía en un retroceso ideológico, justamente en el momento en que más cambios se requerían para adecuar al partido de gobierno en las nuevas corrientes socialistas del mundo occidental.

Al advenimiento de la revolución del 9 de Julio de 1925 mostróse alborozado, pues veía que grandes cambios se avecinaban en el panorama de la política nacional.

El 26 concurrió al Congreso Panamericano, conmemorativo al centenario del Anfictriónico de Bolívar en Panamá, y presentó una exposición sobre “La Liga de las Naciones y el problema de las razas”, donde expresó en consonancia con su momento histórico que “América adivina y siente una cultura original suya y tiene la voluntad de trazar una trayectoria nueva en el rumbo nebuloso de la humanidad de hoy.”

Poco después su primo el Dr. Isidro Ayora Cueva fue encargado del mando supremo y convocada la Asamblea Nacional Constituyente para 1928, concurrió como representante de Loja y fue electo Presidente de dicha Asamblea.

Entonces fue uno de los que más lucharon para que en el capítulo de las Garantías individuales de la nueva Constitución Política se incluya el recurso del Habeas Corpus, a fin de defender al ciudadano común de las prisiones arbitrarias. Por lo demás, contó con el apoyo de sus compañeros en la Jurídico – Literaria, entre ellos Julio E. Moreno y Manuel María Sánchez.

En 1930 volvió al Congreso como Senador funcional por las Universidades. Era un abogado de gran prestigio, profesor venerable en la Universidad Central. Vivía sumergido en el estudio de sus casos y sus clases sin haber contraído matrimonio. Durante los cortos períodos vacacionales se ausentaba a una quinta idílica en Pomasqui, pero a la caída de Ayora en 1931 cayó en desagracia, perdió sus cátedras en razón del parentesco cercanísimo que los unía, tuvo que vender la finca porque aún no había terminado de pagarla.

En 1932 se avecindó en Ibarra contratado por el Colegio Nacional Teodoro Gómez de la Torre para dictar la materia de Economía Social. Allí contrajo matrimonio el 36, cuando frisaba los sesenta y cuatro años de edad, con Rosa Dávila, natural de esa ciudad, fallecida en Quito el 8 de Septiembre de 1982 y tuvo un solo hijo, dedicándose desde entonces y exclusivamente a su quehacer profesional.

A fines de Julio del 36 presentó un examen crítico del Decreto Supremo del día 13 de dicho mes y año, que prohibía el Recurso de tercera instancia en el Juicio Verbal Sumario. Falleció a consecuencia de un infarto en Ibarra el 29 de Marzo de 1938, su hijo único quedó de escasos seis meses de edad. Su desaparición constituyó una pérdida para la cultura nacional, a pesar de que su alejamiento de la política había sido decisivo y que no se le conoce ninguna publicación en ese último período.

En 1957 el I Congreso de Sociología reunido en Cuenca le rindió público homenaje por ser el creador de esa
cátedra en la Universidad Central (1) Una callecita lleva su nombre en Loja y su retrato consta en la Sala de sesiones del Núcleo provincial de la CCE.

Benjamín Carrión en el prólogo de “Historia de Loja y su provincia, le recuerda así “La claridad expositiva de Agustín Cueva, aquel gran sociólogo, jurista y parlamentario, poeta también a ratos perdidos, que una célebre sesión parlamentaria que en la garrelería de nuestros padres de la Patria había enredado la madeja y obscurecida las cosas, olvidando hasta el punto de partida y objeto mismo de la disensión, reclamó elegantemente orden y claridad utilizando un verso del Romancero, diciendo “Señor Presidente, en medio de la pelea perdimos al Sr. Beltrán.

En 1982 aparecieron recopilados sus estudios y ensayos por su hijo, con prólogo de su fiel discípulo el Dr. Alfredo Mora Reyes, en 155 págs. en el No.54 de la Colección “Biblioteca de Autores Nacionales de la Universidad de Guayaquil”.

Su hijo Agustín Cueva Dávila quedó de seis meses de edad, luego llegaría a ser el mayor Sociólogo ecuatoriano pero murió de cincuenta y cuatro años en 1992, en Quito, a consecuencia de un violento cáncer pulmonar.