Cordero Juan Esteban

Juan Esteban Cordero Espinoza nació en Quito el 23 de noviembre de 1967. Inicio sus estudios musicales a la edad de cinco años en el Instituto de Música Sacra en Quito. Desde los 7 años, su formación pianística ha sido privada, habiendo sido su maestros: la pianista sovietica Sfira Diachkova, , la pianista francesa Marie Renne Portals, Meme Dávila de Burbano y el pianista chileno Gianini.

Durante esa niñez participo en concurso y recitales nacionales, donde obtuvo numerosos premios. A los 13 años viajo a Paris a continuar sus estudios con el destacado pedagogo Pierre Sancan y su asistente Marie Madelene Petit. En 1982 se presento en el concurso anual que organizan los 20 conservatorios municipales de Paris y obtuvo el primer premio, con felicitaciones en el nivel superior de piano. En 1983, en el concurso Leopoldo Bellan que organiza el Gran conservatorio de Paris, obtuvo el primer premio en nivel superior y en nivel excelencia en las materias teóricas.

De 1986 a 1989 fue alumno de la reconocida pianista Monique Deschausees, cuyo método natural de técnica hace de ella una gran pedagoga. En los últimos años incursiono en la composición, presentando recitales de su música en el país y en el extranjero.

Fue solista con la Orquesta Sinfónica Nacional en varios conciertos. Fue autor de la banda sonora de la película “Sensaciones”. Fusionaba su actividad de concertista, compositor y pedagogo. como compositor trabajaba en la búsqueda y realización de temas nuevos, para encontrar su propio estilo, a través de una fusión de tonalidades con raíces clásicas y también andinas.

En sus presentaciones, la critica destacaba su gran temperamento y excepcional fuerza interior para interpretar la música de exigentes compositores clásicos. Cada concierto suyo fue una rara combinación de técnica y virtuosismo que solo los pianistas de talento transmiten.

Juan Esteban Cordero Espinoza falleció trágicamente el pasado fin de semana y sus restos fueron sepultados ayer en su ciudad natal 5 de junio de 1993.

Cuando se levanto el Telón del Teatro Centro de Arte de Guayaquil yo que amo sobre todo los instrumentos el plano, me había preparado para criticar el programa que parecía sumamente ambicioso y difícil para un tan joven pianista ecuatoriano del cual en mi ignorancia no había tenido mayores noticias. Era la noche del 26 de mayo del año pasado. En el momento que salió ese joven guapo, alto, fornido y muy serio, ese artística en impecable frac, con el cabello castaño anudado en moño sobre su nuca pensé irreflexivamente sus manos sobre el teclado me fije en ellas y quede fascinado.

Pero cuando comenzó a ejecutar la famosa Sonata “Claro de Luna”, recorrió mi piel una extraña inquietud que se tradujo en enorme emoción. Y pensé en su autor cuya prestancia era la de un aristócrata e involuntariamente sus contemporáneos trataban como a un príncipe, Cerré los ojos “vi” a Federico Chopin en lo más puro e intimo de su arte

La segunda parte del programa

Este impacto masivamente al público, yo en particular estuve leyendo en el entreacto la nota que explicaba los argumentos de las obras.

Cuando empezó a tocar la Sonata N°2 en Si Bemol Menor. Op.35 llamada Fúnebre, confieso que sentí una extraña sensación de inexplicable temor. Reproduzco lo que dice en el programa sobre la obra: “Esta sonata fue compuesta en Nohan, cuando Chopin vivía con George Sand. Es una obra única en su género incomprendida por sus contemporáneos, es el NEC plus ultra del terror y del medio. La muerte está presente de principio a fin, evocando el pavor supersticioso que Chopin sentía hacia ella. Cabe indicar que su carácter y su tuberculosis contribuyeron a esos sentimientos. Cuenta la leyenda que Chopin imagino salir monstruos del teclado mientras componía la obra.

Paris

Y… toda su familia se mudo a Paris, para que el niño genio encontrara a los maestros y el ambiente artístico propicio para su desarrollo musical. Dijo el “Pájaro” entonces “Pero lo más importante de este programa es que nos permite conocer la multiplicidad de interés que motivan la conducta de intereses que motivan la conducta musical de Juan Esteban Cordero. El jovencísimo pianista de esta ocasión. Con gozosa curiosidad y genuino interés se adentra en todos los caminos que le brinda la música contemplando todos los horizontes y todos los paisajes del vasto mundo del sonido organizado, mucho que le es propio porque Juan Esteban nació músico, comenzó a aprender piano a los 5 años a los ocho años gano el Concurso Nacional de Música organizado por el Conservatorio de Cuenca.

A los doce, su familia decidió viajar a Paris. El propio Juan Esteban contaba a Lola Márquez de “El universo” “A Meme Dávila le tuve y le tengo, todavía un cariño enorme, ella me dio el verdadero amor por la música. Su desaparición fue para mí una de las experiencias de niñez más traumatizantes y mi primer verdadero. Encuentro con la Muerte….. En Paris conocí a quien considero el más importante encuentro musical de mi vida. Monique deschausses. Monique es una de las más grandes pedagogas del plano y a ella le debo mi nivel actual”.

“La verdad es que comencé el piano por pura casualidad, yo tenía cinco años y mi mama me inscribió en el Instituto de Música Sacra de Quito para que tenga algo que hacer por las tardes, al salir del colegio. Muy pronto me di cuenta de esa era mi verdadera vocación y de que nada me importa más. Felizmente encontré todo el apoyo necesario en mi casa, a pesar de que no había ningún antecedente musical en la familia. Eso sí, mis padres siempre fueron melómanos”.

Juan esteban tenía en su currículo grandes nombres como maestro, aquí y en Paris. Entre ellos, le pregunte especialmente por la desaparecida Meme Dávila de Burbano, quien fuera una de sus primeras maestras en Quito, el famoso pedagogo Pierre Sancan y la reconocida pianista Monique Deschausees. Fue muy autentico al referirse a cada uno de ellos:

“A Meme le tuve y le tengo todavía un cariño enorme, ella me dio el verdadero amor por la música. Su desaparición fue para mí una de las experiencias de niñez más traumatizantes y mi primer verdadero encuentro con la muerte. Antes de ella tuve muy buenas profesoras, pero yo era todavía muy chico y no tenía mucha conciencia de lo que hacía en la música.

A los doce años, con mi familia tomamos la decisión de irnos a vivir un tiempo en Paris. Esto fue muy a raíz de la muerte de Meme. Pierre Sancan me acepto como unos de sus alumnos privados pero debo decir que pese a su inmensa reputación no fue un buen profesor. Al cabo de un par de años de estudio con él me encontré completamente bloqueado y al borde de una tendinitis. En esa época conocí a quien considero el más importante encuentro musical de mi vida Monique Deschaussees. Monique es una de las más grandes pedagogas del piano y a ella le debo mi nivel actual”.

Otro aspecto que destacaba ampliamente en su trayectoria, era haber ganado en 1982 el primer premio en el concurso anual que organizan los 20 conservatorios municipales de Paris, a nivel superior de Piano, lo cual me pareció un merito extraordinario. Recordando esta experiencia y la validez de los concursos decía:

“Las exigencias en Paris son enormes. En cuanto a los concursos son sobre todo la ocasión para prepararse más de lo que uno lo haría normalmente. Son una motivación, no creo que nada más. Lo realmente importante es el inmenso nivel cultural y la cantidad de oportunidades de estar en contacto con lo más selecto del medio musical que existe en una gran ciudad”.

Al comentarle la situación de la orquesta sinfónica y de los conservatorios en nuestro país, le pregunte su opinión como profesional acerca del nivel de sus colegas y otra vez fue sincero al responder.

“Se ha hecho un inmenso esfuerzo y definitivamente el nivel ha subido muchísimo. En el Ecuador, hay muy buenos músicos, como también muy malos, es eso probablemente el mayor problema Nuestras orquestas son todavía muy irregulares”.

Yo me temía – y le hice saber- que jóvenes tan talentosos como el tuvieran ambiciones artísticas mayores que las que nuestro reducidos medio puede ofrecer. ¿Querría irse del país?, ¿La pedagogía seria una alternativa?

“Es muy difícil decir que sucederá en el futuro, de todas maneras por el momento me gusta vivir en el Ecuador. En cuanto a la pedagogía me parece muy interesante y tengo un par de alumnos a quienes doy clases en el Taller Musical de la Sociedad Filarmónica de Quito.

Buscando su propio Lenguaje
“Yo estoy metido en la composición desde hace más o menos cuatro años. Debo decir que comencé co jazz y Rock y poco después descubrí el new age y lo fui fusionando con mis raíces clásicas, Sin embargo el más importante encuentro fue con la música andina. Mi estilo de composición parte de todas esas influencias. Utilizo también la electrónica y el dodecafonismo, pero únicamente como medio de expresión, nos on mi única religión.

Actualmente tengo cualquier cantidad de actividad, Paralelamente a la música estoy muy metido en el cine. Tengo una productora de cine, audio y video que está trabajando muchísimo. Por otro lado, estoy preparando ya un nuevo disco con música mía y otro clásico”.

De esto último, ¿habrá alguna grabación que permita a los que no escucharon a Juan Esteban acercarse a su cristalino y prodigioso talento? El queda, definitivamente, como una de las mayores frustraciones artísticas de Ecuador.