“en la plaza Diez-Canseco de Lima, Capital del Perú, se dan cita los protestantes para sus prácticas religiosas al aire libre. Allí se encuentra frente a la magnífica fachada del hospital Dos de Mayo el monumento a Daniel Alcides Carrión García, héroe de la medicina”
Lo anotado anteriormente se encuentra en Crónicas y Ensayos, uno de los libros mas brillantes del escritor, periodista, magistrado y catedrático del derecho. doctor Jorge Hugo Rengel Valdivieso.
publicado en 1959 por la fecunda editorial de la casa de la cultura ecuatoriana
Agrega el doctor Rengel:
“Daniel fue hijo del facultativo ecuatoriano doctor Baltazar Carrión, nativo de Loja, avecindado en el Cerro de Pasco, donde ejercía de Medicina y actuaba como cónsul de su país natal y de la señora Dolores García Navarro, perteneciente a una antigua familia de mineros. Daniel nació en Cerro de Pasco a la sombra de la bandera ecuatoriana, cuando su padre ejercía el consulado de nuestro país, el 12 de enero de 1857”.
La organización Panamericana de la Salud, en su órgano publicitario Gaceta 19, volumen 5, N°3, correspondiente a julio, agosto y septiembre de 1973, con el título de “Semblanzas: Dirigentes de la Salud de las Américas: Daniel A. Carrión 1857-1885”.
La verruga peruana no mato a Daniel A. Carrión
La semana pasada se recordó el primer centenario del sacrificio del doctor Daniel Alcides Carrión, mártir de la Medicina Peruana. Entre los homenajes prodigados en diversos centros académicos hubo uno que paso inadvertido no obstante la trascendencia que tuvo, porque en él se rebeló que Carrión no murió específicamente por acción de la verruga, cuyo virus se inoculo para identificar el extraño mal que diezmaba a los habitantes del Ande, sino como consecuencia de una bacteria, la salmonella, que hizo presa de su debilitado organismo. Autor del descubrimiento, que seguramente ha de levantar polémica, es el doctor Cesar Romero Zelada, inmunólogo estudioso de la “Verruga Peruana”, profesor principal es las universidades de San Marcos y Villareal.