CAPUTI CAMPODONICO ANUNCIATA

DECLAMADORA.- Nació en Guayaquil el 7 de Febrero de 1929. Fueron sus padres legítimos el Dr. Rafael Caputi Macias, abogado natural de Balzar (1898-1963) graduado en la Universidad de Guayaquil, Fiscal, Juez Cantonal y Provincial del Guayas y Zoila Luisa Campodónico Muñoz (1905-1986) profesora guayaquileña, graduada en el Normal “Manuela Cañizares” de Quito, Directora fundadora de la Escuela Fiscal No. 62, jubilada en 1965, Co – Directora del Grupo Cultural “Oasis” y autora de crónicas de viajes y temas culturales para “El Telégrafo”. La mayor de seis hermanos, fue bautizada como Stella Annunziata, recibió las primeras letras de la Profesora Luzmila Freile en la Escuela municipal modelo situada en Sucre y Chimborazo y por tener una bonita voz, buena vocalización, agradable figura, la superioridad la hacía recitar poesías patrióticas para las fiestas. En otras ocasiones eran Melopeas (poesías acompañadas de música de violín) lo cual hacía bien y le agradaba mucho, por eso su mamá decía “esta niña siente lo que dice” y su papá sonreía.

Una tarde de 1936, cuando sólo tenía siete años de edad y peinaba su cabellera negra en bucles a lo Shirley Temple, durante una fiesta en su escuela recitó en honor a Bolívar. Rosa Borja de Icaza, Presidenta de la Legión Femenina de Educación Popular, que estaba presente, se prendó de su arte, pues en la niñita era hermoso y espontáneo, tenía una excelente memoria y deseos de agradar. Desde ese momento comenzó a prestarle libros de la colección infantil de Constancio C. Vigil y poemarios de autores reconocidos, que Anunziata aprovechaba para ampliar su repertorio.

Ese año arribó a Guayaquil la eximia declamadora argentina Berta Singerman que la conoció y en entrevista para “El Telégrafo” se expresó así: “Stellita Annunziata es una linda chiquilla prodigiosamente inteligente. He oído a muchas niñitas recitadoras y por lo general tenían la gracia de sus pocos años pero no daban la impresión de saber el exacto contenido de los poemas. Con Stellita Annunziata pasa todo lo contrario. Su comprensión de las poesías que recita es admirable. Está compenetrada de lo que declama, a tal extremo, que marca exactamente las pausas en el sitio preciso de indicarlas, sin atender el cascabeleo peligroso de las palabras rimadas. Su dicción es perfecta. Recita mejor que muchas recitadoras profesionales que he oído. Yo la he aconsejado maternalmente. Yo le auguro a Stellita Annunziata un futuro artístico que ustedes están en la obligación de preparar y cuidar con amor.”

Poco después Rosa Borja la presentó como solista en el Teatro Olmedo, en memorable función benéfica que contó con varios Cuadros Alegóricos y fue su consagración. Abel Romeo Castillo la bautizó como “Niña Prodigio del Guayas” y en adelante la intelectualidad porteña pedía sus presentaciones con mucha regularidad y los periódicos la buscaban. “Este hecho fue el inicio de la carrera artística de una nenita, sencilla en su vida personal, aunque totalmente desinhibida en las tablas.”

Modesto Chávez Franco en su columna de “El Telégrafo” dijo “Linda miniatura, estuche de cadencias que hacen del hablar un canto y de la acción un kineterama de ritmos” y cuando arribó Gabriela Mistral, al conocer su arte, escribió: “Usted es una niña privilegiada a la que hay que guardar como un tesoro y usted es la intérprete de mañana para los poetas de nuestra América. La gracia poética es una cosa delicada como la orquídea de olor de su país y hay que celarla para que no se apague ni se muera. Los poetas velaremos sobre usted con cariño constante. Los del Ecuador y los de Chile también”.

Luego viajó a Quito con su padre, invitada a una Sesión Solemne de la Sociedad Bolivariana del Ecuador. Al finalizar los aplausos, el Dr. Luis Felipe Borja Pérez, emocionadamente se levantó y tomando su manecita blanquísima y delicada e inclinándose ante ella, depositó un ósculo en prueba de admiración, al que el público se adhirió con una nutrida salva de aplausos, según crónica de “El Comercio”.

A comienzos de 1938, el Ministro de Educación, Teodoro Alvarado Olea, accediendo a una petición de Rosa Borja y otras damas guayaquileñas, la becó para estudiar declamación en Chile. Su padre decidió que no podía viajar sola pues sólo tenía nueve años y tras vender un solar de su propiedad, marchó toda la familia a Santiago.

Primero vivieron en una pensión de la calle Catedral, después alquilaron una villa en Nuñoa y luego en Los Leones. Annunziata fue puesta en el “Santiago College” donde aprendió inglés y en el Conservatorio Católico, cuyo Director, el padre Pedro Valencia Courbis, que era músico, tomó a cargo su formación, le dio clases de piano, aparte de sus clases de declamación, promocionó un excelente ambiente para impulsar sus cualidades naturales y la hizo actuar continuamente con gran éxito.

En Santiago intervino en la inauguración de la Biblioteca Rosa Borja de Ycaza en la Escuela 95, en presencia del Ministro del Ecuador, Vicente de Santistevan Elizalde y otras autoridades, frecuentó el ambiente universitario y fue aplaudida por poetas y escritores. Clarence Finlayson dijo que era la poesía hecha voz. Margarita Xirgú (1) quiso incluirla en el elenco de su Compañía Dramática de Teatro para que representara papeles infantiles pero su padre no se lo permitió

El se había incorporado al Cuerpo de Abogados de Chile y ejercía libremente su profesión. En 1939, tras casi dos años de estadía en ese país, tuvieron que volver a Guayaquil porque el gobierno ecuatoriano redujo la beca a la tercera parte, lo que no cubría sus estudios. La despedida fue en el Auditorio de Radio Pacífico y en Valparaíso brindó una emotiva velada en la Asociación Cristiana Femenina.

Nuevamente en el puerto principal se presentó triunfalmente en el Olmedo. Rosa Borja al volverla a escuchar se emocionó tanto que recordó lo que le había escrito antes de partir // No sé si fue el acaso, o intervino el destino / para que te encontrara de pronto en mi camino / nimbada tu figura de una aurora de rosas / como un ritmo sonoro entre todas las cosas / y el sentimiento íntimo de tu alma clara y bella / bañada en otros soles / me tocara el espíritu / con resplandor de estrella. // Casi enseguida Ammnziata viajó con su madre y hermanos a Ambato.

Fueron ocho meses de tomar clima, estudió sexto grado en el Colegio de las Madres de la Providencia, visitó asiduamente la biblioteca de la Casa de Montalvo, conoció a su secretaria Alicia Paredes que le prestaba libros para su instrucción. En Mayo del 40 volvieron a Guayaquil y entre el 40 y el 43 estudió los primeros años del bachillerato en el Instituto Nacional del Profesor José Mendoza Cucalón. Al mismo tiempo recibía clases de piano de los profesores John Riedel primero y del maestro Angelo Negri después.

En las vacaciones de ese último año se presentó en el teatro Sucre de Quito, en un Recital de Gala a beneficio de las Misiones Salesianas en el Oriente, al que asistió el Presidente Carlos Alberto Arroyo del Río, el Cuerpo Diplomático, los Ministros de Estado, sus esposas.

El lleno fue completo, mereció los mejores elogios de la sociedad capitalina y en especial de los círculos artísticos. El Dr. Arroyo del Río la admiraba desde pequeña y le había dedicado el siguiente poema // Ostentas en tus nombres, la síntesis más bella / de cuanto dicen tu alma y tu voz de cristal, / ellos son el compendio de tu sino y tu huella, / por eso, al pronunciarlos, hay fulgores de estrella / y anuncios de una gloria magnífica y triunfal. //

En 1944 estudió en el Colegio de María Auxiliadora. En Junio la invitó a Cuenca el padre Elías Brito, se presentó en la Universidad y en el teatro Salesiano a beneficio de las Misiones en el Oriente. G. Humberto Mata dijo “Annunziata, luz en el verso y música en la palabra”. César Andrade y Cordero la llevó a la radio La voz del Tomebamba, presentando su arte en bellísima oración que aún se conserva. El 45 nuevamente triunfó en el Teatro Sucre de Quito con motivo del VII Centenario del doctorado de San Antonio de Padua. Ya no usaba túnicas pues los tiempos habían cambiado y estudiaba en el Colegio de la Providencia donde se bachilleró en la especialidad de Filosófico Sociales en Julio del 47.

En 1948 fue designada Profesora de Declamación del Conservatorio Nacional de Música de Guayaquil. Ese año viajó a Lima con su madre y hermana Jenny por vacaciones y ofreció un recital en la Radio Nacional, en programa especial con fray José Mujica, s.f, también dio otros recitales en Colegios religiosos y fue aplaudida por la crítica. El poeta peruano Carlos Alberto Fonseca le cantó así // Llegaste de otro cielos, Annunziata, / a prender, con tus manos redentoras, / tu banderín de ensueños y de auroras / sobre la cruz de mi bajel pirata…// Un horizonte de oro se dilata / al golpe de tus alas triunfadoras, / y tu voz, cuando cantas, cuando imploras, / tiene un temblor de música de plata..// En el lumbral celeste de la vida / te has detenido apenas, sorprendida, / para escuchar la alondra de Darío. // Y el alma, que se asoma, a tu mirada, / es como una violeta extasiada, / al beso de una gota de rocío.

En 1950 empezó a dictar seis horas semanales de Arte Dramático en la escuela de la Sociedad de Artesanos Amantes del Progreso, presentando a fines de año a sus alumnos en el teatro Olmedo, en la obra dramática y en verso “El Hijo Pródigo” del Obispo Auxiliar Silvio Luis Haro Alvear. El decorado y el vestuario corrieron a cargo de Eduardo Solá Franco, que se lució a través de una hermosísima policromanía, tanto en telas como en los telones de fondo.

En Junio del 53 viajó con su madre a Colombia auspiciada por el Ministerio de Educación de esa nación. Apareció en la Sala Beethoven de Cali, en el Teatro Colón, Museo Nacional, Galería de Arte, colegios y radiodifusoras de Bogotá. Finalmente pasaron a Neiva invitadas por la Municipalidad, recibiendo elogios incontables. El poeta Pablo Elías Morales le escribió // Como exótico canto de celeste armonía, / bajo el tráfago intenso que nos brinda la vida, / vas llenando de aromas la palabra sentida / con el mágico aliento de tu voz de ambrosía. / En el pórtico ebúrneo de tus brazos se cría / más romántica y leve la palabra encendida / que la queja amorosa de paloma perdida // que las férvidas gracias en el Ave María. // En tu raudo mensaje hay un canto de gloria / que eterniza la vida a través de la historia / en el rictus ignoto de tu voz de cristal, / como límpida copa que desgrana sus notas / en el brindis bohemio de sus cálidas gotas / sobre labios que escancian un mensaje inmortal. //

En 1954 intervino en un Concurso Literario sobre Isabel la Católica y el Círculo Femenino de Cultura Hispánica cuya presidenta era Esperanza Mateus de Peña, la becó para que estudiara literatura en España. Primero arribó a Lisboa que conoció y le pareció encantadora, en Madrid se hospedó en la residencia de Nuestra Señora de Lourdes de las madres dominicas. Pronto se hizo conocer de numerosos intelectuales que la aplaudieron sin reservas, Concha Espina, Gerardo Diego, Eduardo Alonso, Florencio Llanos entre otros. Tras escuchar su arte José María Pemán la recibió, dedicó sus libros y escribió una efusiva nota sobre Anunciata y la poesía // Tiene en su voz la frescura natural de su pueblo. //

En Marzo del 55 en Barcelona, donde también estuvo, le ocurrió una anécdota que pudo traerle molestias. Resulta que al abrir un recital con un poema de Federico García Lorca pronunció su nombre y de inmediato la audiencia entera se puso de pie y empezó a aplaudir frenéticamente por varios minutos, pues en la España de Franco estaba prohibida la mención de ese poeta. Annunziata no lo sabía y fue la más sorprendida de la reacción. También se presentó en la Sociedad de Estdios Hispánicos y en diferentes estaciones de radio, de manera que el periódico “La Vanguardia” dio noticias de ella. En Madrid escuchó recitar en italiano a Vittorio Gassman en el Instituto italiano y quedó encantada de sus facultades como declamador.

A mediados del 55, tras permanecer casi dos años en Europa, época que califica de una de las más felices de su existencia, pasó a Nueva York donde se encontraba recién operada su hermana Jenny. I como “La Prensa” anunció su arribo y salió su fotografía y escritos, Gabriela Mistral las invitó a Roslun donde residía con su Secretaria Doris Dana, teniendo frases muy elogiosas para el arte de Annunziata a quien no había olvidado y le aconsejó bien diciendo: No sigas a nadie fuera de tu alma. Defiende tu alma de los patrones y guárdate de los consejos. Atiéndete a ti y óyete y obedécete a menos que sea la naturaleza quien te tome para hablar por ti, y lo divino dentro de lo natural. A nadie se alquile tu garganta.

También fue invitada por Francas Grant a ofrecer un recital en la sede de la Panamericana Womens Association que ella presidía, fue condecorada por la Sociedad Iberoamericana y por la Unión de Mujeres Americanas UMA. El Embajador del Ecuador ante las Naciones Unidas, José Vicente Trujillo la invitó a recorrer la sede.

Entonces tuvo la oportunidad de quedarse en el exterior pero como amaba mucho a los suyos y a su pueblo, era inseparable de sus padres y hermanos, prefirió regresar tras dos años y pico de ausencia. Además, no tenía apetencias económicas pues lo que ganaba lo entregaba a las misiones salesianas en el Ecuador. Vuelta a la Patria, ingresó a la Comisión Auxiliar de Señoritas de la Cruz Roja del Guayas y durante unas cortas vacaciones en Esmeraldas, el Alcalde Telémaco Cortés y su esposa la llevaron al Barrio Caliente a que viera y escuchara la música y los bailes afro ecuatorianos, tras lo cual los artistas le hicieron recitar varias composiciones, pues sabían de su arte y de su fama.

“I los años pasaban y con ellos la niñez y juventud de una mujer única.” En 1961 ingresó al plantel de profesoras del Colegio Nacional Olmedo donde ejerció por trece años la cátedra de inglés, al igual que en la escuela Presidente Eisenhower. En las vacaciones del 62 viajó a Los Angeles y tuvo lucidas actuaciones. En el 69 se graduó de Profesora de Segunda Enseñanza en la Escuela de Lenguas de la Universidad Católica de Guayaquil, en la especialidad de inglés.

A finales de los cuarenta se había enamorado del joven poeta Enrique Noboa Arízaga, quien la cortejó con miras al matrimonio, pero su activa militancia en la recién fundada C. F. P. del Dr. Carlos Guevara Moreno y las constantes y duras luchas callejeras y persecuciones políticas, así como su natural vida bohemia pues era un bebedor fuerte que sin embargo jamás llegó al alcoholismo, le mantenían a salto de matas y en constante pobreza, lo cual le impidió formalizar esa relación romántica por poética y afectuosa. Fueron tiempos azas dificultosos para él pues no supo escoger entre el gran amor que le profesaba y su riesgosa y áspera actividad, pero ella, como buena romántica exaltada, quedó marcada cerró su corazón y no volvio a enamorarse de nadie.

En los ochenta la entrevisté. Anunciata vivía en la residencia de su hermana y cuñado en la Urbanización Río Grande. Había publicado algunos artículos literarios en la prensa guayaquileña y aunque dejó de declamar mucho tiempo atrás, cuando se le tocaba el tema decía que renunció a ello porque se dedicó a la enseñanza.

Pudo haber sido una gran actriz de teatro, radio, cine o televisión pero la estrechez del medio ecuatoriano de los años 30 al 50 y el no haber aceptado participar del elenco de Margarita Xirgú la mantuvo en el arte de la Declamación, que con el devenir de los años casi ha desaparecido; sin embargo de lo cual, su nombre y su fama permanecen intactos en la memoria de los guayaquileños, muchos de los cuales la recuerdan aún con nostalgia, pues tuvo figuración, genio y virtualidades de niña prodigio.

Bella y muy blanca, de estatura mediana, rostro agradable, dulce, ecuánime, todo en ella era inspiración y femineidad. Sus maneras suaves y discretas, un tono aterciopelado en la voz, ojos negros y cabellera de igual color. Inteligente, tímida o mejor dicho quizá ultrasensible, apasionada por su arte, atisbaba en el pensamiento de los demás mientras parecía que solo escuchaba, al final de mi visita dijo sentirse realizada y feliz.

Annunziata, la pequeña triunfadora en los escenarios de América y de Europa, cantada por Gabriela Mistral y Bertha Singerman, fue una de las más importantes mujeres del Ecuador. Pablo Hanibal Vela en felices frases hizo en una ocasión su presentación: // Os presento la voz que suena a flauta / Como el viento en los dedos de las cañas / o el aire que dialoga con las ramas / mientras cae la tarde en la montaña / que así la voz, voz de ella, voz gitana / toda llena de música y de magia. // Os presento una flor hecha palabra, / que perfuma la frase y aún la canta; / ella, que es toda una emoción en llama / y parece, al hablar, una campana…/ ella, que sabe como trina el agua / o el aire azul, milagro de distancia; / ella, que es un canario en una jaula, / la jaula, de sí misma, figurada. / os presento á quien tiene la garganta / llena de acentos de brillantes escalas, / gemas preciosas que su pecho guarda / y al hablar, en el viento las desgrana, / que así es la voz, la de ella, voz cromática; / agua que fluye, manantial que salta; / que aquí gorjea y, más allá descansa, / Oh rauda masa de cristal que baja / desbordada en sonantes cataratas…/

Os presento la voz que tiene el alba, / prendida en el azul pleno de gracia, / sobre el tibio rosal de la mañana; / que así es la voz, la de ella, iluminada / como abanico de varillas diáfanas / sobre el paisaje de las cosas ávidas / de alumbrarse y de oír la voz hermana. / Os presento la voz que suena a flauta, / como el viento en los dedos de las cañas / o el aire que dialoga con las ramas, / mientras cae la tarde en la montaña / que así es la voz, la de ella, voz gitana / toda llena de música y de magia, / voz de la poesía, voz dorada, / voz de verso, milagro Annunziata…/

Falleció de un cáncer terminal. El 2010 el Concilio regional de Basilicata ( Lucania ) en Italia, tierra de sus ancestros paternos, le concedió un reconocimiento post mortem, por ser la niña declamadora más importante de todos los tiempos en el Ecuador y el Teatro Centro de Arte de Guayaquil organizó el I Concurso Nacional de Declamación ( que llevará su nombre ) a fin de que la juventud tienda a desarrollar su aptitudes lírico – poéticas con un Premio de tres mil dólares, un pasaje a Chile y Diploma.

  1. (1) Margarita Xirgú (1888-1966) Actriz española que obtuvo grandes éxitos en obras de Oscar Wilde, Benito Pérez Galdos y Ángel Guimerá. Su versatilidad abarcaba tanto el teatro clásico como el contemporáneo y el extranjero. En 1936 abandonó España por la Guerra Civil y se dedicó a brindar largas giras teatrales por hispanoamérica, divulgando el teatro español moderno y especialmente el de Federico García Lorca. Murió en Montevideo.