PERIODISTA Y FILÁNTROPO.- Nació en Guayaquil el 6 de Enero de 1801 y fue bautizada de un día de nacida en la iglesia Matriz. Hija legítima del Coronel Francisco García Calderón, natural de Cuba, prócer de la Independencia fusilado en Ibarra el 3 de Diciembre de 1812 y de la guayaquileña Manuela Garaycoa Llaguno.
De dos años fue llevada a Cuenca donde su padre había sido nombrado Tesorero Oficial Real de las Cajas y se hospedaron en la casa de Margarita Torres, mujer de Francisco Paulino Ordóñez, donde transcurriendo sus primeros años con entera felicidad, pero en 1809 su padre fue apresado por varias opiniones que había pronunciado en favor de la independencia y le confiscaron sus bienes; la esposa y sus cinco hijos tuvieron que trasladarse a Guayaquil en la mas absoluta pobreza (1)
En 1812 fue fusilado el Coronel García Calderón, su hija Mercedes quedó huérfana y tuvo una juventud pobre y triste pues en 1822 falleció su hermano Abdón Calderón a consecuencia de las
heridas recibidas en la batalla del Pichincha.
Al arribo de Bolívar a Guayaquil lo primero que hizo fue buscar a la familia Garaycoa que ya era famosa por su bolivarianismo y escribió “Esta señora – refiriéndose a doña Manuela Garaycoa de Calderón – sus hijas, sus hermanas, sus amigos y amigas, son el foco de nuestra opinión y cantan diariamente hasta por las calles, algunas noches, las canciones colombianas en honor del libertador y de la República”.
Sin embargo la situación económica de doña Manuela y de sus hijas Mercedes, Carmen y Baltazara era de una pobreza casi insostenible, pues aunque gozaba de la pensión de viudez que su tío el Obispo de Cuenca Ignacio Cortázar y Requena le había conseguido en Madrid en 1818 y que la República había respetado, solo alcanzaba a ochenta y tres Pesos y cinco reales por mes, suma exigua para la época, y cuando se abolieron las pensiones hacia 1827, a causa de la pobreza de la nación, doña Manuela tuvo que renunciar a diez pesos mensuales para que se la siguieran abonando.
El 3 Marzo de 1824 Mercedes había contraido matrimonio con el comerciante limeño Bartolomé Francisco Ayluardo, hijo legítimo del comerciante Felipe Ayluardo y de María Cristina Azpillueta. El matrimonio fue comunicado por carta a Bolívar, quien contestó enseguida “He tenido la mayor satisfacción al saber por Ud. misma el enlace de Mercedes con tan noble esposo, doy a Ud. la enhorabuena por este plausible suceso”.
En 1825 nació su primogénita Simona que falleció soltera en 1884 de 59 años. El 28 Atahualpa. El 30 Abdón que murió soltero y el 33 Francisco, muerto en Guayaquil en 1879 de 46 años, dejando numerosos hijos en Eloísa Romero, natural de Samborondon en los que se perpetuó el apellido Ayluardo en Guayaquil.
En 1834 Mercedes quedó viuda y regresó de Lima – con sus hijos – a vivir en Guayaquil con su madre y hermanas y no volvió a contraer matrimonio. En 1839 su hermana Baltazara casó con el ex presidente Vicente Rocafuerte y cuando éste falleció en Lima en 1847 dejándola de heredera de su
cuantiosa fortuna cambiaron las cosas para la familia Calderón Garaycoa, pues Baltazara se llevó a su madre y hermanos a vivir con ella en esa capital.
Para 1849 Mercedes volvió a figurar en los padrones de Guayaquil como propietaria de una casita en el barrio del Astillero al lado de la casa de las cien ventanas; su hijo Abdón estaba matriculado como Comerciante en el libro que para el efecto se llevaba en la Municipalidad, su hijo Francisco tenía diez y seis años. Entonces adquirió una pequeña imprenta donde comenzó a editar numerosas publicaciones de tinte liberal y progresista.
El 20 de agosto de 1864 editó “El Duende” con sus amigos Manuel Marcos Aguirre Aguirre, Juan Antonio Gutiérrez, Jorge Tola Dávalos y Nicolás Augusto González Navarrete, periodiquito de pequeño formato pero muy venenoso, que imprimía en el desván de su casa, con el que pusieron a prueba la paciencia de los últimos meses de vida del General Flores y luego siguieron criticando los excesos de la tiranía civil de García Moreno. Y cuando ocurrió la invasión de Urbina en 1865 y se produjo días después su derrota en aguas del golfo de Guayaquil, los tres editores tuvieron que ponerse a buen recaudo pues sabían que iban a ser acusados de agentes urbinistas en la ciudad. Tola y Navarrete se asilaron en una nave española surta en el puerto y Mercedes fugó a Lima. El tirano trató de tomar desquite con Monseñor Luis de Tola u Avilés, quien a la postre también se exiló. Entonces exclamó furioso: “En Guayaquil se me han escapado de sufrir la pena de fusilamiento una pollera y una sotana” en clara alusión a Mercedes Calderón y a Tola.(2)
En 1868 murió su hermana Carmen en Lima y regresó a Guayaquil a hacer campaña en favor de la candidatura del Dr. Francisco X. de Aguirre Abad a la presidencia de la República pues su vocación política le imponía luchar por el imperio de las libertades ciudadanas; mientras tanto en Quito García Moreno dirigía numerosas misivas a sus partidarios, engañando al General Secundino Darquea y demás jefes y oficiales del Cuartel de Artillería con falsas promesas electorales, pues hizo creer a Darquea que lo haría elegir presidente de la República. Entonces
dicho candidato militar aceptó secundar el golpe revolucionario y cuando la noticia arribó a Guayaquil, mandó a prender a varias personas notables que expulsó al día siguiente al Perú. “Lo salvaje de esta medida repugna cuando se sabe que una de las personas expulsadas fue Baltazara Calderón Vda. de Rocafuerte, quien fue castigada por opiniones que ella manifestara en privado”.
El 16 de Enero de 1869 García Moreno dio un golpe de estado y se trasladó a Guayaquil, Mercedes ya estaba en Lima pues había tenido que ponerse a buen recaudo antes de caer en manos del tirano que se las tenía juradas desde cuatro años antes, y en la capital peruana se reunieron ambas a comentar los sucesos con otros ecuatorianos.
Después de seis años de forzado exilio Mercedes regresó a Guayaquil a finales de 1875 y ya no volvió a salir del puerto sino para tomar vacaciones. En sus últimos años guardaba los restos mortales de sus hijos fallecidos (Simona, Abdón y Francisco) en sendas cajitas de maderas finas que tenía depositadas en el desván de su casa. Igualmente era poseedora del único retrato, ejecutado al óleo en Quito, que se conservaba de su hermano Abdón, cuando el prócer agonizaba en casa de José Félix Valdivieso, bajo los cuidados de su esposa Catita Valdivieso de Valdivieso.
Era una mujer solitaria que se había recluido en sí misma ante la desaparición y muerte de la mayor parte de sus seres queridos pero a la que ni aún el peso de los años había doblegado en su generoso amor a la libertad. Tres días antes de su fallecimiento y sitiendose mal a causa de una insuficiencia cardíaca que le ocasionaba problemas para respirar, otorgó su testamento en Guayaquil dejando como única y universal heredera de sus bienes propios y de los que había heredado a su hermana Baltazara, a la Junta Municipal de Beneficencia, con la expresa condición de que se construyera un Asilo para niñas. Entonces los descendientes naturales (fuera de matrimonio) no heredaban.
Falleció el 20 de Octubre de 1892 y fue enterrada en el Cementerio General. Al igual que su madre, tías y hermanas
fue “una mujer apasionada, inteligente y heroica, que tuvo un corazón abierto a las causas generosas y a las empresas que requieren grandes energías”.
El 2 de Octubre de 1899 se cumplió su voluntad con un edificio expresamente construido en terrenos de la Junta y donde antes había funcionado la fábrica de gas, para dar educación y vivienda a numerosas huérfanas de pobre condición, mas sus nietas las Ayluardo Romero por esos mismos años pasaban pobreza extrema. ¡Cosas de la vida!.