BOLICHE : Las coordenadas del tiempo

SUCEDIÓ EN BOLICHE
LAS COORDENADAS DEL TIEMPO

Más que joven viejo, más que alto bajo, más que flaco gordo. Tal la descripción un si es no verdadera o mentirosa de Hermelindo Garijo, feo soldado de la independencia; pero como las Hojas Militares no solían mentir, debemos aceptar que este Garijo era un ser anodino, ni enteco ni grueso, ni si ni no, como dicen ahora las madres, a quien sucedió un caso verdaderamente extraordinario que pocas personas conocen. 

Resulta que alistado en los ejércitos combinados de Guayaquil y Colombia hizo la desastrosa  campaña del primer Huachi en Noviembre de 1.820 y logrando fugar por pendientes y quebradas pudo regresar al puerto de Guayaquil varias semanas después, pero asustado y adolorido, como quien dice, más muerto que vivo. A los pocos días fue a Samborondón en comisiones y de regreso hizo la segunda campaña militar patriota que también fue frenada en Huachi. Allí alcanzó a pedir clemencia, estuvo entre los prisioneros que salvaron el pellejo en el canje y nuevamente en Guayaquil decidió que ya tenía bastantes experiencias militares y se retiró del servicio. 

Garijo era nativo de Baba y no de buena raza, pues que pasaba por feo y refeo en el vecindario, pero como nunca falta un remiendo para un descosido, la razón de su retiro se debía a que una niña de los contornos lo tenía flechado y con ella fue al sitio de Boliche, de donde era oriunda su Dulcinea, y se dedicó a servir de guía en ese tambo.

I pasaron los meses y una mañana a eso de las 11 y 1/2, mientras estaba arreando a sus burros en una de las normales jornadas de trabajo, tuvo una visión que le dejó extasiado; era como si estuviera en medio de una gran batalla, entre riscos y peñascos, oía el zumbido de las balas y los ayes de los heridos. Hasta una fuerte exclamación escuchó en su derredor, pero ya no estaba en Boliche sino en el volcán Pichincha, que desde la alta cumbre divisaba a la ciudad a la ciudad de Quito, más él no sabía cuál ciudad era. 

En ese trance permaneció algunos minutos, que no debieron ser muy numerosos, pues al recobrar sus funciones vitales encontró que las mulas sólo habían caminado unos pocos pasos y todo era igual, nada había cambiado. 

Llegado al sitio de su comercio contó lo sucedido y hasta dio detalles de los uniformes de los combatientes. Unos le creyeron loco y otros que estaría bebido. Por eso en Boliche se negó a repetir la historia para evitarse problemas y compromisos. Años después seguía aún en el Tambo ya como propietario y recibió la visita del General Antonio José de Sucre, de paso a Quito. Como se conocían desde Guayaquil, enseguida intimaron y entonces le refirió su experiencia que el Gran Mariscal escuchó sorprendido pues jamás había oído de algo similar. Luego le dijo que escribiera todo cuanto había visto y se llevó el relato a Quito, donde posiblemente pasó a formar parte de algún archivo particular. En 1.905 salió este suceso a colación y de él no se ha vuelto a hablar. 

¿Qué le sucedió realmente a Garijo? ¿Es posible que una persona a tanta distancia pueda sentir el tronar de los cañones, las voces de mando y el sumbido de las balas?

No hay respuestas lógicas para estas preguntas pero habiendo leído una interesante revista extranjera hace algunos meses, me topé de pronto con la explicación, que si no tiene la contundencia de la lógica de los sucesos normales, podría servir para una interpretación.La revista de marras decía que en ciertos puntos del universo y por especiales condiciones climáticas, se produce la refracción de escenas o acontecimientos suscitados en otras latitudes, como si fuera una repetición exacta de una realidad que se está produciendo en el otro sitio. Que aún no se descubre el por qué de este rarísimo fenómeno, pero no hay que desechar la posibilidad de que en el futuro las gentes puedan sintonizar acontecimientos históricos del pasado con sólo entrar en la onda precisa, porque ninguna onda se pierde ni disuelve, sino que se transforma. Podríamos así presenciar nuevamente la coronación de Napoleón, el saqueo de Roma, etc. Es decir, todo el pasado a voluntad. Algo magnífico y al mismo tiempo terrible, aterrador, pues quizás hasta se podría recrear el futuro y espectar nuestro momento final, el de nuestra muerte ¿Será posible llegar a maniobrar las coordenadas del tiempo?