Bodero Guillermo.

El coronel Raimundo Rios se presento el dia siguiente, despachado desde Riobamba por ordenes de Flores, con una fuerza compuesta de doscientos infantes y cuarenta jinetes, tropa veterana muy escogida. Bodero no tenía una fuerza igual para asistir, y se preparo para retirarse a Oña, camino de Loja, cuya provincia se había adherido al pronunciamiento de Guayaquil. Antes de retirarse, envió Bodero comisionados al coronel Ríos, e hizo que lo acompañase la esposa de este, para que lo sedujera. Ríos, oficial acreditado por su valor y lealtad, se resistió al principio a las seducciones de su mujer; pero al fin accedió, seguido de la infantería, pero no de la caballería, que a las órdenes del comandante Romer, se retiro el mismo dia a Riobamba. Robles aprovecho Inmediatamente de este error del Vice-Presidente. Por lo pronto se dirigió a su Mentor Urvina; pero este general, poco dispuesto a empresas audaces aconsejo a Robles, que no intentase la revolución, que su concepto estaba expuesto a fracasar. Robles se retiro desalentando; pero luego recordó, que había otras personas que pudiesen excitarle y ayudarle en su empresa. Al efecto, se dirigió esa misma noche a casa del Sr. Noboa; y aunque no hablo con el, pudo entenderse con sus hijos y sobrinos, con el Coronel Guillermo Bodero y otros amigos de la familia que pudieron reunirse. Acordado el plan, marcho Robles con Bodero y otros de los novoísta al cuartel del Batallon No.1; que no les opuso resistencia. Enseguida subieron a lo alto y sorprendieron dormido al Coronel Ríos. Hecha esta operación siguieron al cuartel de artillería que tomaron con igual facilidad, fueron entonces a invitar al general Elizalde para que se hiciese cargo del mando; y como este lo rehusase, pasaron donde Urbina, que no tuvo inconveniente en aceptarlo. El general Barriga ignorante de lo que sucedía fue arrestado muy por la mañana en su propia casa. 

Había quedado en Guayaquil muy poca tropas a las ordenes de los comandantes Guillermo Franco y Guillermo Bodero, resentidos ambos con Elizalde porque durante el Gobierno de Roca no tuvieron colocación activa en el ejercito. Confiando seguramente con la aquiescencia del supremo Noboa, trataron de hostilizar al general que vivía tranquilo en su casa. Para liberarse de las asechanzas de sus enemigos, tomo este partido de embarcarse para el puerto de Paita. 

De allí se traslado a la provincia de Manabí, donde reunió algunas milicias, y con ellas, y el regimiento veterano del Coronel Martínez, que de antemano había enviado por el Vice-Presidente según se ha dicho, se dirigió a Guayaquil y avanzo hasta la hacienda de la Florida, en el Rio Daule, a unas seis o siete leguas de la ciudad. Urbina quedo sin colocación en el ejercito, después de haber rechazado el ministerio de la Guerra; Robles descendió, de comandante General del Guayas, a comandante General de Marina, en un puerto donde tal marina no existía. En lugar de Robles colocó al general de Bodero en la comandancia General; y para asegurar mejor su poder, nombro Gobernador de la provincia a su sobrino Dn. Manuel Carbo Noboa, con lo cual satisfacía además las aspiraciones de la familia. 

Bodero Guillermo.

Castilla había señalado el 14 de noviembre de 1859 para tener una conferencia con Franco, a borde del Buque “Amazonas”. Tuvieron y acordaron nombrar comisiones para que sentaran las bases sobre que descansaría un arreglo de paz. Los comisionados por Franco fueron los Generales Guillermo Bodero y Jose Maria Villamil; los comisionados por Castilla, el General Antonio Pezet y el señor Manuel Morales.