BLUME FEDERICO

Con el título de “Todo en Broma” matizaba a principios del siglo Veinte Modesto Chávez Franco algunas de sus primeras crónicas aparecidas en “El Grito del Pueblo “ que tan discretamente dirigía al Cholo Reinel, título indudablemente toma do de las otras no menos graciosas gacetillas limeñas de Federico Blume, que salían como “Todo en Broma” en la revista “La Neblina”, de donde voy a extractar una, titulada “Sonar”, que dice asi: Se ha comido lo de todos los días: sopa de yuyos, carne con chiche, frituras de plátanos, asados de camotes y un par de botellas de Burdeos del de don Antonio, el pulpero de la esquina, pero ¡Se ha sonado! Ya todo Lima sabe que los esposos Berindoaga comen e invitan a comer. Total de gastos extraordinarios, doce reales en copas y un par de puros y el efecto es el mismo. Al día siguiente los parientes lejanos que lo asqueaban a Ud, por pobre, se desgalgan sobre la casa y se deshacen en amabilidades, los esposos Berindoaga comienzan a sonar. Ya se les invita al baile del club, a la matiné tal y a la tertulia cual. ¡No cabe duda! Con un cronista social amigo, hay para hacer reventar de envidia a medio Lima. La hija de Ud. resulta la primera en la lista de asistentes en todas las fiestas y ellos solos, sin que Ud. se los diga. Ellos solitos, se encargan de vestírsela con encajes de Bruselas y de llamarla elegante y simpática a todo tiro.

De allí a un yerno rico no hay más que un paso. Nadie sabe manejar la sonaja como un cronista social, y nadie como él tiene la facultad de convertir en crema, cuanta mazamorra criolla le viene en gana, es un ser omnipotente e indispensable, es el árbitro supremo de nuestras vanidades lugareñas, y sin su apoyo y sin su apoyo y su simpatía, el arte de sonar se dificulta y se hace constosísimo. Hay que amarle, respetarle y sobre todo agasajarle”.

Don Federico era limeño y murió en 1936, de setenta y tres años, con fama de prosador y poeta satírico de buen humor. A él pertenece también este Menú, que copio para solaz de los lectores: Menú, música y programa/ para un almuerzo de fama/ señala hotel, día y hora, / don Nico paga el picante, / me dice mi contrincante, / harto ya de demora / Pero un picante en hotel / ay! Hijo es una desdicha / en los hoteles no hay chica / sino Borgoña y cocktail / y el Borgoña es algo atroz, / extravagante e ingrato/ para tomarlo con pato / el pato va con arroz. / si has de llevar pues avente / que lo del pato subsista, / una negra pierolista / tendrá que hacer el picante. / para un poeta exaltado / y un político caliente / ¡Qué lugar más conveniente / que los barrios del Cercado? / Con que así, no hay más que hablar, / prepare bien la garganta: / / después de semana santa / nos iremos a almorzar; / porque ahora vienen los días / solemnes y melancólicos / en que los buenos católicos / no gustamos de alegrías. / Hay que andar las estaciones, / examinar las conciencias / y dejarse de pendencias / y escuchar buenos sermones. / Yo me voy a confesar / y tú, amigo, has otro tanto, /que después de Viernes Santo / ya podremos promiscuar. / Y así, ambos purificados, / humildes y sin pasiones, / comeremos camarones, / lomitos arrebozados, / el pato, carne con chiche,/ y choclos, y choncholí, / patitas con maní, / y el picante de ceviche / y tu verás, tu verás, / cómo comiendo y bebiendo, / al cabo te irás sintiendo / afable , bueno y locuaz, / y quizá con alegría, / con entusiasmo gallardo, / al fin grites, “Viva Pardo”/ “Viva Piérola y Leguía” / \ Vivan todos! Que el vivir / da entusiasmo y da calor / y es muchísimo mejor / que matarse o morir. / Quizá hasta la picantera / al notar la singuiezarra, / cante esta marinera: / ¡Cata y, tanto muera Pardo / en lo que viene a parar! / Zambito, que los partidos / quieran todos almorzar! / Ay, ay zambito! / Todo es cuestión de apetito. / ¡Ay, ay zambito! / Pásame este bocadito….

De esta escuela satírica y humorística de Federico Blume salieron otros muchos escritores sudamericanos que tentaron la sátira y la broma con igual éxito. Modesto Chávez Franco y José Antonio Campos en Guayaquil producían crónicas, diálogos y poesías, el primero trató temas de índole histórica y el segundo prefirió los vernáculos y otras travesuras periodísticas que escribían a medias, uno las comenzaba y el otro las terminaba, de suerte que era una especie de prueba de fuego para demostrar que podían escribir sobre cualquier tema y con buenos resultados.

Blume había arrancado de una larga tradición de humoristas peruanos iniciada con los hermanos José Arnaldo y Luis Enrique Márquez y por Ricardo Palma.

José Arnaldo, sobretodo, era terrible en sus sátiras y un día, sólo para burlarse de un colega que había traducido a Virgilio bajo el seudónimo de “Juan de Arona”, sacó el siguiente verso.

// Cuando bajó al infierno Jesucristo / a redimir las almas de los justos / voló a postrarse ante sus pies augustos / Virgilio, que de todos fue el más listo. / Padre, exclamó el cuitado. Ya tú has visto / Que padecí bastante / No más sustos! / Mira que adjuro los paganos gustos / y a tu divina ley no me resisto. / Volvió Cristo los ojos paternales. /Y con dulce y severa voz le dijo: / “La piedad de mi Padre te perdona. / Y el cielo debe abrirte sus umbrales, / pero antes de eso, has de ser mártir, hijo.”/ Y tradujo a Virgilio Juan de Arona.