BARALT PEREZ RAFAEL MARIA

HISTORIADOR. Nació en Maracaibo el 3 de Julio de 1810 y fueron sus padres legítimos el Coronel Miguel Ángel Baralt y Ana Francisca Pérez, de esa vecindad.

Muy niño y a causa de los trastornos que produjo el movimiento emancipador en su Patria, emigró con sus padres a Santo Domingo y de regreso el 21, tras la victoria de Carabobo, se contrajo a seguir las Humanidades Clásicas y entró a las Milicias alcanzando el 28 el grado de Subteniente. Entonces fue seleccionado entre los doce Jóvenes pedidos al estado de Zulia para crear oficiales de Ejército y con tal motivo viajó a Bogotá a estudiar Filosofía y Latinidad en el Colegio de San Bartolomé, donde se mantuvo hasta el 30, en que debido a la desmembración de la Gran Colombia, volvió a su Patria.

De paso a Maracaibo entró en Cúcuta a ejercer la secretaría del General Santiago Mariño y con dicho Jefe siguió a Valencia donde editó un opúsculo sobre la Campaña de Vanguardia dirigida por ese General. De allí fijó su residencia en Caracas, ingresó a la Academia de Matemáticas de Juan Manuel Cajigal, el 32 logró el título de Agrimensor y se quedó como Profesor de Filosofía, escribiendo artículos de corte literario en “El Correo de Caracas” fundado por el propio Cajigal y en la revista “La Guirnalda” de corta duración, hasta el 35 que salió en campaña con el Director, profesores y alumnos de la Academia, en defensa de las instituciones legales.

Nuevamente en Caracas ingresó al Ministerio de Guerra y se dedicó a buscar documentos relativos a la historia de su Patria en colaboración con el compilador Ramón Díaz, hasta que en 1 840 recibieron la orden de publicar la Historia de Venezuela; con tal fin partieron a Europa en compañía del Coronel Agustín Codazzi, a quien ayudo Baralt en la redacción y corrección de su monumental Geografía y el 41 salió en la Imprenta de Fournier y Cia. de París el “Resumen de la Historia de Venezuela” desde el descubrimiento de sus territorios por los castellanos, en tres tomos.

La obra fue recibida en Venezuela y en toda Latinoamérica con singulares muestras de entusiasmo y sirvió para que numerosos escritores de otros países sudamericanos pusieren empeño en hacer lo suyo, pues poseyó Baralt en grado eminente el arte de la narración y la virtud de pintar a un personaje con pocos rasgos. “Humanista dotado de cualidades intelectuales y morales, consideraba a la historia como imagen de la vida y a pesar de ser un esclarecido liberal, no se dejaba llevar por esa preferencia ideológica sino por la más pura y sana verdad”.

El 43 le fue confiado una Misión Diplomática en Europa, localizar la documentación que requería Venezuela en su conflicto con Inglaterra por el dominio de la Guayana. Llegado a Madrid y recibido cordialmente por la intelectualidad debido a la buena fama de su obra, resolvió quedarse a vivir en España porque encontró a su disposición mayores elementos de cultura que en Caracas.

Primero trabajó en Sevilla, luego redactó periódicos haciendo valer su nacionalidad española, pues había nacido en una colonia de ultramar. Publicó folletos políticos, el 52 dio comienzo a una gran obra, su “Diccionario Matriz de la Lengua Castellana”, considerado un monumento de sabiduría, mereció el elogio unánime de los doctos aunque desgraciadamente no pudo terminar. El 53 fue designado Miembro de Número de la Academia Española de la Lengua en reemplazo de José Donoso Cortés, Marques de Valdegamas, en cuyo discurso de ingreso “se levantó en aptitudes de pensador a alturas hasta entonces no sospechadas en él, como no fuese por algún furtivo de sus opúsculos políticos”, después hizo oposición al Partido Moderado y tras la revolución de Julio del 54 fue designado Administrador de la Imprenta Nacional y redactor de la Gaceta de Madrid. Circunstancia que le permitió aproximarse a la reina Isabel II, quien llegó a distinguirle sobremanera. Nombrado por esos días Agente Diplomático de la República de Santo Domingo, negoció el reconocimiento de ese país.

El 55 dió a la luz su célebre “’Diccionario de Galicismos” o de las voces, locuciones y frases de la lengua francesa que se han introducido en el habla castellana, con el juicio crítico de las que deben adoptarse y la equivalencia castiza de las que no se hallan en este caso, con un prólogo de Hartzenbush, obra que también le dio justísimo renombre y fama.

Sus últimos años se vieron ensombrecidos por amargas penas y decepciones pero conservó el amor a su tierra nativa traducido en versos de corte clásico como su oda “Adiós a la Patria” y sus sonetos a Bolívar y a la batalla de Ayacucho. Murió en Madrid el 4 de enero de 1860, de casi cincuenta años de edad, con fama de notabilísimo erudito en Gramática y en Lengua y su biografía apareció en el Diccionario Americano de José Domindo Cortés en 1875.

De haber vivido más tiempo y culminado su Diccionario Matriz estamos seguros que hubiérase parangonado con su compatriota Andrés Bello; sinembargo queda su Resumen de la Historia de Venezuela como monumento perpetuo a su fama y a su gloria.