AYALA CAMPUZANO ARCADIO

MARINO.- Nació en la hacienda La Elvira, que administraba su padre, situada al frente de la población de Babahoyo en la entonces provincia del Guayas, el 9 de Febrero de en 1848 y fueron sus padres legítimos Carlos Ayala Franco, agricultor y comerciante fallecido en 1857 y Carmen Campuzano Badaraco, hermana de padre de Rosita Campuzano, más conocida en la historia sudamericana como la Protectora por sus amores en Lima con el General José de San Martin, dama patriota desde l.8l8, condecorada por la Cámara del Senado del Perú con la Orden del Sol en el grado de caballeresa, banda que le fue entregada “a las más sensibles” y que era llamada la banda del patriotismo, honor que muy pocas mujeres, solamente ciento diez y ocho, alcanzaron.

En 1862, de escasos diez y seis años, al perder a su padre, salió de Babahoyo donde había pasado su juventud, llevando solamente un maletín con ropa y tres libros – un diccionario y dos tratados de mecánica – ciencia que le apasionaba y que siempre le agradó estudiar.

En Guayaquil trabajó de maquinista del vapor “Chimborazo” de la flota de Pablo Indaburo Ortíz y en 1868 le pasó el siguiente caso: En un viaje a Babahoyo se declaró un incendio en la nave en que viajaba, entre los pasajeros se encontraba el Dr. Gabriel García Moreno, quien acababa de terminar su primer período presidencial. Ayala se avalanzó valientemente al sitio del flagelo, que era una máquina cuyo combustible se había inflamado y gritando a la marinería para que se comporte a la altura de las circunstancias, sofocó el fuego. García Moreno miraba al intrépido mecánico y le preguntó ¿Quién es Ud? Arcadio Ayala, para servir a su Excelencia. Pues bien, jovencito, le agradezco su intervención. Fui muy amigo de su padre, no me olvidaré de Ud. y se despidió con un apretón de mano.

El 71 le encomendó una difícil labor mecánica:           tenía que armar dos enormes dragas recién llegadas de Escocia fragmentadas en cientos de piezas a la cual más rara. Ayala se negó en principio, pero el presidente le mandó a decir que si no aceptaba meterse en el lío de las dragas le daría otro destino menos agradable ¿Una amenaza? Quizá solamente una broma, lo cierto es que Ayala contestó al Gobernador que nada sabía de dragas; pero, éste, que se encontraba al tanto de sus habilidades, le dijo: Calle hombre, que Ud. todo lo puede, según informes que tengo del señor Presidente.

Las dragas se armaron y una de ellas fue bautizada con el nombre de la Emprendedora y la otra trabajó con el nombre de Indefatigable, la primera cumplió una noble misión en las bocas de los ríos Yaguachi y Guayas, permitiendo el acceso de buques de alto calado hasta Babahoyo, que desde entonces quedó abierta al comercio fluvial de mayor escala. La segunda se instaló frente a Guayaquil y se hundió durante un torrencial aguacero el 27 de Marzo de 1888.

En 1874 contrajo matrimonio con Francisca González Romero, natural de Samborondón y sobrina nieta del héroe Francisco González, Capitán de la Armada ecuatoriana fallecido en el combate de Punta Malpelo en 1828 a bordo de la fragata “La Guayaquileña”, fueron felices y tuvieron siete hijos.

En 1882 era Capitán del vapor Chimborazo que hacía la ruta Guayaquil – Babahoyo cuando el presidente Ignacio de Veintemilla proclamó su dictadura personal y bajó a Guayaquil, decretando como una de sus primera medida, que las tropas requisen las embarcaciones de rio y las artillen preparándolas para el combate; pero a principios del 83 y actuando con su concuñado el Comandante Juan José Avellán Usubillaga, conocido como el Diablo por sus hazañas con el bello sexo, Ayala se apoderó del “Chimborazo”, que permanecía fondeado en la ría y resultaron sorprendidos el Comandante Martínez y veinticinco artilleros a los que pillaron dormidos. Entonces subieron a Babahoyo y Avellán capturó a las demás naves del gobierno, formando la flota integrada por las siguientes unidades:            Bolívar, Quito, Huascar y Victoria que apoyó a las fuerzas Regeneradoras y Restauradoras de Eloy Alfaro y José María Sarasti en el cerco y bloqueo que finalizó con la toma de Guayaquil el 9 de Julio de ese año. Ayala dirigió dicha flotilla hasta el 23 de abril que tomó el mando de ella el Capitán Francisco Pacheco.

A finales de 1883 ocupó la Capitanía del Puerto de Guayaquil desempeñando dichas funciones hasta el 86 que se retiró a sus actividades particulares..Su pariente Enrique S. Seminario le entregó en 1887 la administración de la hacienda “La Elvira”, donde modificó los sembríos realizando los llamados desmontes modelos (se deshierbaba a conciencia y sembraba las matas de cacao a cada cuatro metros para evitar el contagio de cualquier plaga de planta a planta).

Aprovechaba el tiempo libre para darse por entero a los idiomas, medicina, química, astronomía, descollando en la física y la fotografía, para lo cual estudió el proceso de revelado inventado por Daguerre. Como ajedrecista se había destacado por la maestría de su juego y en medicina ganó fama de curandero, pues aconsejaba a los enfermos de los alrededores de Babahoyo, Pimocha, San Juan y Puebloviejo recetándoles hierbas.

En la década de los años ochenta propuso a la Municipalidad de Guayaquil un sistema de cañería de agua potable, analizó y pesó la atmósfera y la presión en la ciudad, calculó los costos y contribuciones ciudadanas. En 1886 fue electo miembro de la Sociedad Filantrópica del Guayas.

En 1890 salió Diputado por Los Ríos y concurrió a las sesiones del Congreso en Quito. El 93 fue Gobernador de la Provincia de Los Ríos por primera ocasión. En esa década vivía con los suyos en la hacienda “Juana de Oro” y conseguía curaciones milagrosas. Una vez le trajeron a un campesino con el brazo derecho casi cercenado y cuando todos creían que sería necesaria la amputación del miembro, probó una mezcla de su invención, que había mantenido en secreto, colocando al herido en una cama baja con una tinaja llena de agua, a la que agregó su fórmula, bautizada con el nombre de Listerol en homenaje al Barón inglés Dr. Joseph Líster, inventor del antiséptico que lleva su nombre y que tanto ayudara a Pasteur en sus investigaciones científicas en Francia. Formada una sustancia turbia, color leche de magnesia que llamó “mi agua blanca salvadora”, tuvo al enfermo siete días con el brazo dentro del líquido, que cambiaba a diario. Finalmente la herida se había cerrado. En otros casos el Listerol de Ayala, así se lo conocía, hasta lograba revertir la gangrena.

Para la época fue un desinfectante fuerte y útil porque salvó numerosas vidas pues por entonces las heridas se agravaban no por su propia naturaleza si no por infecciones. El Listerol de Ayala salió prontamente al exterior y durante la Guerra Ruso – Japonesa de 1904 al 5 fue empleado en ambos ejércitos. Su fórmula es como sigue: 1.- Alcanfor 80 gramos / 2.- Hidrato cloral 10 gramos. / 3.- Salol 10 gramos.- 4.- Timol 10 gramos.- / 5.- Bálsamo católico 100 gramos.- / 6.- Creosota 50 gramos.- / 7.- Tintura de yodo 50 gramos.- / 8.- Alcohol c.s. para 1 litro.- y / 9.- Mz. S.s.

Esta preparación se usó muchísimo a fines del siglo pasado hasta que el Dr. Ramón Flores Ontaneda inventó otras nuevas. También se llegó a vender el Jabón de Listerol solamente para los casos de enfermedades graves contagiosas, desinfección de la piel y hasta para matar a las pulgas de los perros.

Los pedidos de su “Agua blanca” le llevaron a patentar la fórmula y fabricarla en grandes cantidades para el expendio en farmacias y boticas. En 1900 el Ministerio de Industrias y Comercio de Francia, con motivo de la inauguración de la Exposición Universal de Paris, otorgó al Listerol una Medalla de Plata y Diploma de Honor.

No cesaba en inventar medicamentos. Así fue como salieron al mercado los llamados “Polvos de Mocaína” para desaparecer los hongos de la piel. La “Ayalina”, bautizada por su amigo y vecino en Las Peñas el Dr. Bartolomé Huerta y Gómez de Urrea en honor a su inventor, mano de Dios contra el paludismo. ¿Qué le picó un mosquito palúdico? Beba Ayalina ¿Que un hongo en el pie? Los polvos de Mocaína. ¿Tiene tiña el vecino? Dele jabón de Listerol y si infección, aplíquele el mismito Listerol. Todo vendía y nadie se quejaba de la bondad de lo suyo. Prueba de ello es que aún se consumen sin necesidad de propaganda.

Sus productos medicinales le permitieron amasar una regular fortuna y comprar tres pequeñas haciendas cacaoteras llamadas San Carlos, San Javier y La Rosario y en 1883 la villa No. 18 con frente al rio en el barrio de Las Peñas que años más tarde, al dividirse en dos propiedades, una fue vendida por sus herederos al Dr. Carlos Alberto Arroyo del Rio conservando la otra hasta 1.946. Entonces figuraba en la Calle Numa Pompilio Llona No. 207. En San Carlos instaló botica y una máquina para la fabricación de hielo.

En 1895 fue Presidente del Concejo Cantonal de Puebloviejo. Casi a finales del siglo XIX estableció un aserrío en Guayaquil en sociedad con su amigo el Dr. Ramón Flores Ontaneda. Durante el Incendio Grande del 5 al 6 de octubre del 96 perdió su casa de Las Peñas con todo el mobiliario. En 1898 editó

el folleto “Proyecto para evitar los grandes incendios en Guayaquil” en 29 págs. recomendando el uso del agua salada pues la sal o cloruro de sodio tiende a volver incombustibles a las cosas, lo cual demostraba el bueno de don Arcadio al atar un huevo a un cordel y someterlo al calor de una llama intensa, con el resultado de que el huevo se chamuscaba sin que se rompa la cuerda y lo deje caer.

El 900 “El Listerol de Ayala” en 8 págs. En 1902 presidió el Club Sport Guayaquil y ocupó la Gobernación de Los Ríos por cortos meses, En 1904 viajó a Europa, pero al regresar a Guayaquil enfermó del corazón, cerró el aserrío y se dedicó a ciertas actividades más acordes con su delicada salud como por ejemplo el ajedrez, que enseñó a sus hijos, vecinos y amigos, convirtiendo su casa en un club donde los domingos especialmente se practicaba el juego ciencia. Igual con la astronomía pues poseía un telescopio adquirido a la Casa Henry de Laire de Paris con varios juegos de lentes de aumento para cada ocasión. En 1910 observó el paso del cometa Halley que se vio clarísimo en el cielo de Guayaquil.

Dos veces Gobernador de la Provincia de los Ríos. El año 10 Alfaro le puso en el cazatorpedero “Libertador Bolívar” que patrullaba las aguas del golfo durante la movilización nacional decretada contra el Perú. Ayala tenía el grado de Capitán de Fragata y sesenta y dos años de edad pero se encontraba relativamente joven y todavía lleno de energía.

Falleció en la hacienda “La Elvira” el 20 de septiembre de 1912, a las 10 y l/2 de la mañana, de solo sesenta y seis años de edad, no sin antes comentar: “He sido feliz y desventurado. Lo primero, porque he vivido una época en que todo era fácil y nos ha tocado alguna misión importante que cumplir. Lo segundo, porque presiento que vendrán días muy difíciles que pesaran sobre mis hijos y mis nietos ya sin mi sombra tutelar.” En menos de cinco años caía la ruina sobre los sembríos de cacao de la costa ecuatoriana, a consecuencia de las plagas, cumpliéndose en todo su vaticinio.

Muchas de sus sugerencias y recomendaciones no prosperaron dado el escepticismo y poca cultura de la época, a más que sus medios económicos le impedían implementarlos. Dejó varias ideas patentadas y fama de hombre ilustrado y emprendedor, así como una gran cantidad de libros cuyos herederos donaron años después de su muerte a la Biblioteca Municipal. Sus restos fueron traídos a Guayaquil en el vapor Chimborazo y está enterrado en el Cementerio General de esta ciudad. El Regimiento de Artillería Sucre ejecutó los honores militares dado su rango en la marina de guerra ecuatoriana.