ASPIAZU VALDES JOSE MARIA

PINTOR. Nació en París el 17 de Septiembre de 1903. Hijo legítimo de Efrén Aspiazu Sedeño, terrateniente en la zona de Palenque y de Pacífica Valdés Macklif, naturales de Palenque y Guayaquil, respectivamente, miembros de las familias llamadas del Gran Cacao, residentes en París.

Nació en la rue de la Boitie y recibió clases en la rue de Lou cerca del Trocadero. En 1914 regresó su familia al Ecuador huyendo de la Gran Guerra y los Aspiazu Valdés se establecieron en Riobamba, porque en Guayaquil existía el peligro de la peste blanca o tuberculosis pulmonar.

José María siguió varios cursos privados con los profesores del Colegio Pedro Vicente Maldonado. Al finalizar la Gran Guerra su familia volvió a Paris donde vivieron hasta 1921, que regresaron a Guayaquil, a una casa propia situada en Pichincha entre Diez de Agosto y Clemente Ballén y comenzó a pintar hermosos óleos al estilo art nouveau que pronto se pusieron de moda.

En 1924 falleció su madre de pulmonía y el 26 su padre de derrame cerebral. En junio de 1925 Aspiazu había fundado la revista “Savia” en sociedad con su amigo el escritor Luis Gerardo Gallegos a quien había conocido en Riobamba.

“Savia” era una publicación de circulación mensual, de información, artes y letras con administración y talleres en el boulevard 9 de octubre No. 802 y apartado de Correos 1180, que pronto se hizo famosa en la república. En ella colaboraron Augusto San Miguel, Miguel Augusto Egas a) Hugo Mayo, Raúl Andrade Moscoso, José de la Cuadra, Zaida Letty Castillo de Saavedra, Carlos Roca Carbo, Leila Ferzen, etc. Gallegos dirigía la parte relacionada con la literatura; la artística y social corría a cargo de Aspiazu y su hermana Carmen y se imprimía en La Reforma, en formato de 28 x 19 cmtrs.

“Savia” mantenía varias secciones como “Siluetas de la aristocracia” con fotografía de damitas del mundo social; dos tiras cómicas tituladas “Don Jacinto Papirusa, Morronguito y Chichi” y “Ocurrencias del Dr. Cucaracha y su negrito Coliflor” que dibujaba Aspiazu, que por ello está considerado uno de los precursores del género de las series con dibujos comic en nuestra Patria, también se ocupaba de la publicidad del vermouth Martini Rossi, del jabón de rosas, del agua mineral Guitig, de la Cerveza Cristal y The Unión mineral Water, corría a cargo de algunas de las hermosas portadas a colores. En 1925 pintó “La Chulla quiteña”, El 26 “La Chica del velo”, “El desquite de Pierrot”. El 27 el hermosísimo óleo en color violeta titulado “Amoureuse” y las viñetas “La última pincelada a la obra maestra”, “Una Garconne en Versalles” y “El gol intapable” donde hizo despliegue de un fino y urticante humorismo. El 28 “El Idolo”, todos ellos expresan una estética modernista y temas osados como el amor pasional, el deseo y el deslumbramiento por los nuevos ídolos masculinos, así como la natalidad. La edición extraordinaria por el tercer aniversario apareció el 16 de julio del 28, al precio de un sucre el ejemplar.

“Savia” sirvió para dar a conocer a los nuevos poetas y escritores que formaban la vanguardia y hasta publicó el Manifiesto de dicho movimiento literario, igualmente patrocinó el Concurso del Poema Montubio que tuvo feliz realización en la American Park el día 9 de octubre de 1927, en él intervinieron numerosos poetas, llevándose el primer premio Hugo Mayo. El concurso motivó a varios jóvenes escritores a interesarse en temas folklóricos y relievó la importancia del hombre y la tierra. Coincidió este despertar bucólico con un deseo de reivindicación del trabajador fuente primera de toda riqueza y utilizó un realismo literario para expresar sus problemas. También ayudó a instituciones benéficas como “El Belén del Huérfano” promoviendo concursos tales como El “Rey de los Feos” y a través de novedosos avisos publicitarios dio cuenta de las nuevas profesiones de las mujeres, las secretarias por ejemplo, pero también expresó la ironía sobre las destrezas femeninas al presentar mujeres fumando o relacionadas con objetos de consumo y deseo. En estos aspectos José María Aspiazu fue el motor de la publicidad comercial guayaquileña en sus primeros tiempos.

El crítico de arte Juan Castro y Velásquez ha manifestado que desde la carátula de “Savia” la propaganda, adornos y demás minucias son el fruto de su invención y que habiendo vivido directamente en el gran mundo parisino, sus ilustraciones están enmarcadas por el gusto frívolo de la Ciudad Luz. Personajes del vaudeville: danzarinas, músicos de jazz, escenas galantes, reproducían en Guayaquil el mundo de la Mistinguet y de Josephine Baker que triunfaron en los cabarets como el Casino de Paris

  • el Folies Bergere. En general la lectura de “Savia” era un placer por sus noticias sobre el cine mundial y sus grandes estrellas, sin faltar las notas sociales, reseñas deportivas, noticias y fotografías de actualidad y literatura trivial de folletín. Traía los matrimonios de la clase alta, celebraciones familiares y reuniones sociales en las que se puede apreciar las antiguas casas de madera de antaño con sus travesaños, medias paredes y mobiliario discreto, mientras que los caballeros aparecen de frac y las damas luciendo vestidos largos, posiblemente confeccionados en Europa.
  • desde el punto de vista intelectual “Savia” se distinguió desde sus inicios por ser una de las publicaciones más sólidas y que mejor ejemplifica y actualiza la oposición entre una vanguardia artística y la avanzada literaria de preocupación social. Su entusiasmo por los programas contemporáneos lo justifica por la publicación de artículos de la autoría de Gerardo Diego, Maples Arce, List Arzubide, Diego Rivera, Oliverio Girondo, Vicente Mestri, Héctor Cuenca, Vicente Huidobro, José Carlos Mariátegui. Bajo la sección titulada Periscopio Literaria se hace eco de las revistas hispánicas Martín Fierro, Ulises, Revista de Occidente, Tableros, Alfar y todas aquellas que se hallan bajo los supuestos vanguardistas. El Periscopio se define como orientado sobre las fortalezas de la juventud del mundo hispánico. Contrasta sobre las relaciones existentes entre literatura y sociedad para marcar la pauta que haga frente a los conflictos nacionales y se produce la más compacta escisión entre la vanguardia formalista y la verdadera vanguardia o de preocupación social que los legitime, advirtiendo con ello acerca del impedimento de aplicar los ismos europeos a los códigos de la realidad ecuatoriana, de tal manera que su denominación va adquiriendo en estos años un giro esencialmente político. El año 27 inicia un proceso de depuración literaria que culmina con la publicación del Grupo de Guayaquil de Los que se van y con la evolución poética de Hugo Mayo.

La conciencia social de Gerardo Gallegos hizo posible todo ello al manifestar que la trayectoria seguida por la poética de vanguardia se identifica con aquella que aglutine lo social con la belleza y el arte y subraya las diferencias emergentes entre Europa y América a favor de una cultura nacional revolucionaria y socialista.

El crítico Humberto E. Robles ha manifestado que una ojeada de “Savia” establece que en Guayaquil había familiaridad con las publicaciones y promociones artísticas más recientes de Europa y del continente. En octubre del 27 publica una reseña de Mario Nerval sobre un de las obras de Neruda con observaciones sobre la renovación estética que éste representaba.

El 28 Aspiazu expuso sus principales obras en “Alere Flammam”, en mayo apareció una caricatura que había confeccionado en 1919 en Paris a su amiga la pintora guayaquileña Leonor Rosales Pareja de Villanueva Asthol.

A fines de año se instaló en esa capital europea donde permaneció varios meses mientras su hermana Carmen dirigía la revista pero el 29 viajó Gallegos a La Habana decepcionado porque ella no aceptaba sus requiebros y se terminó la revista. Fue una gran pena, pues ya llevaban casi cuatro años saliendo mensualmente.

De regreso a Guayaquil vivió dedicado a su arte y en un viaje que hizo a Salinas el día miércoles 16 de septiembre del 31 en compañía de sus amigos Polibio Moreno, Raúl Márquez de la Plata y Efraín Llona, en un vehículo alquilado que no estaba en buenas condiciones, al arribar a las tres de la mañana buscaron a Carlos Sángster y a N. Elizalde, quienes trabajaban en la receptoría de sales, y siguieron bebiendo. Enseguida pasaron al sector de Mar Bravo donde dio un traspiés y cayó a las turbulentas aguas, que le arrastraron, aunque también se posiblemente que recibió un golpe quedó inconsciente y falleció ahogado. Polibio Moreno se lanzó a salvarlo y también sucumbió en el intento. Ambos cadáveres aparecieron horas más tarde.

Pepe Aspiazu Valdés fue enterrado en el mausoleo familiar del Cementerio de Guayaquil.

Junto a Antonio Bellolio, Enrique Martínez Serrano, Leonor Rosales de Villanueva, Teobaldo Constante García, Virgilio Jaime Salinas, Antonio Bellolio, Enrique Martínez Serrano y José María Roura Oxandeberro formó la pléyade generacional de pintores que trabajaron en Guayaquil por los años 20 al 40, lamentablemente su obra se perdió en el terremoto del 13 de mayo de 1942 cuando se derrumbó el edificio Cucalón de apartamentos, donde también funcionaba la Clínica Arreaga Gómez situado en la esquina de Colón y Pichincha y vivían sus hermanas en el sexto piso, sepultándose todo bajo las losas.

Era alegre, cariñoso, sencillo y de trato encantador. Bien parecido, aunque bajo de estatura, tez muy blanca, pelo y ojos negros. Vivió la bohemia artística de su tiempo con toda intensidad y gustó de París sin probar los placeres prohibidos que tanto dañaron a las generaciones modernistas ecuatorianas.

En Guayaquil existen solo dos colecciones completas de “Savia”, una en la Biblioteca Municipal y otra en el Archivo Histórico del Guayas.

ERIK ASPLUND

NATURALISTA. Nació en la parroquia de Jader, condado de Sodemanland, Suecia, el 9 de Octubre de 1888, siguió cursos en Nykoping en 1908, se especializó en Botánica en la Univesidad de Uppsala donde logró el 13 un bachelor en Ciencias Naturales en la especialidad de Taxonomía vegetal.

Entre el 13 y el 15, como estudiante, participó en varias expeciones de investigación y recolección de especímenes en Spitbergen, Svalbrad, Suecia. El 20 logró el doctorado con una tesis acerca del desarrollo floral en la familia Valerianaceae y fue contratado por el Departamento de Botánica del Museo Nacional de Historia Natural de Estocolmo.

Entre el 21 y el 1925 fue profesor asociado en Botánica en la U. de Uppsala, el 27 fue ascendido a Ayudante del Departamento de Botánica del Museo Sueco de Historia Natural y el 33 pasó a Curador, funciones que desempeñó hasta su retiro el 53, año en que se acogió a los beneficios de la jubilación, aunque dictó cátedras hasta el 57.

Por primera ocasión se trasladó a Sudamérica en 1 920, viviendo en Ecuador, Bolivia, Chile, Brasil, Venezuela y Panamá y duró hasta el 21, colectó numerosas plantas en nuestro país y publicó en el Noticiero de Botánica de Lund “Eine nene isoetes ait us Ecuador” cuya traducción al español realizó Misael Acosta Solís en la revista “Flora” en diciembre del 42. En 1939 y bajo los auspicios del Museo Nacional y de la Universidad de Estocolmo, encabezó una segunda expedición científica a Sudamérica. Primero visitó Colombia, en el Ecuador permaneció dos meses, entre diciembre del 39 y enero del 40, acompañado del Dr. Acosta Solís y juntos visitaron la gran hacienda Clementina en la zona de Puebloviejo, provincia de Los Ríos, propiedad de la Plantagen Clementina, transnacional manejada por un grupo de inversionistas suecos desde 1914. Luego colectaron muestras en los alrededores de Quito, estuvieron en San Antonio de Pululagua, Machachi, Lloa y en el cerro del Corazón. En el Carchi recorrieron Tulcán, El Ángel y San Gabriel. En Imbabura la región del valle del Río Chota. En Tungurahua repasó el curso del Patate y Pastaza hasta Cazahurco en el Oriente, de vuelta a la sierra pasó por la cordillera de Soloya hasta Santo Domingo de los Colorados, obsequiando sus duplicados del material recogido, a los herbarios del Dr. Acosta Solís y del Smithsonian Institution de Washington.

En septiembre del 40 visitó el Perú y comenzó a investigar en el Departamento de Arequipa a través de las faldas de los volcanes Misti, en Cachani, Picchu Picchu y en la laguna de Salina en la región de Simbral.

Luego herborizó en los Departamentos de Puno y Cusco y exploró el valle del río Rimac en la Costa hasta la ciudad de Huancayo.

En febrero del 41 estuvo en Bolivia trabajando en la región de Yungas y en el altiplano central herborizó en Cochabamba, Sucre y Potosí hasta bajar a las selvas del territorio de Santa Cruz de la Sierra.

De regreso a Estocolmo fue incorporado por la Academia Real de Ciencias de Suecia como Miembro de Número. Dos plantas llevan su ilustre nombre: la Asplundia del género de las Cyclanthaceas y la Asplundianthus del género de las Asteraceae, así nominadas en su honor, los años de 1954 y el 75.

En 1955 visitó por una tercera ocasión al Ecuador. Sus obras están escritas en idioma sueco y aunque se comprometió a traducirlas al inglés para que se conocieran en el Ecuador no pudo hacerlo debido a lo inesperado de su fallecimiento que ocurrió el 30 de Julio de 1975 a la edad de ochenta y seis años, considerado y tenido en el mundo entero como un sabio pues describió sesenta y seis especies de plantas, que en la clasificación mundial llevan su abreviatura.

De estatura alta, blanco, bigote y pelo rubio y ojos azules. La nariz y orejas grandes, el carácter bondadoso, andar ágil y juvenil.