ARIAS RAMIREZ EDUARDO

PROPULSOR DEL TURISMO.- Nació en Guayaquil en 1880. Se educó en la escuela de don José Herboso y para el 5 de junio de 1895, a pesar de su corta edad, figuró entre los firmantes del Acta de pronunciamiento liberal.

Durante el Incendio Grande de 1896 luchó como bombero de la Compañía Rocafuerte y sufrió la pérdida de su casa situada en Ciudavieja, que tuvo que reconstruir entre el 97 y el 98. Entonces contrajo matrimonio con Mercedes Alejandrina Franco Cabrera, tuvieron un matrimonio feliz y cuatro hijos.

En 1905 fue designado por su amigo Armando Pareja y Pareja, Presidente del Concejo Cantonal, para administrador del recién creado Mercado Sur de la orilla. En 1908 capitaneó la lancha “La Genovesa” de Antero León, que hacía el recorrido de Guayaquil a Vinces, transportando carga y pasajeros. El 10 se retiró por razones de salud y pasó con su cuñado Francisco Franco Cabrera a trabajar en la finca ganadera “La Flor de María”, a las orillas del río Vinces y diariamente enviaban la leche a Guayaquil para su venta.

En 1911 fue Ayudante de Órdenes del General Flavio Alfaro, junto a quien luchó en los sangrientos combates de Huigra y Yaguachi con el grado de Capitán. Después anduvo varias semanas escondido en Guayaquil. El 14 instaló el almacén Patria para vender vinos españoles en los bajos de la casa de Modesto Chávez Franco y como consignatario de Jaime Pagés y Co. En Octubre del 15 fue atacado de paludismo y para recobrar la salud
le aconsejaron que fuera a vivir una temporada en Cuenca.

En la capital azuaya su amigo el Comandante César Serrano, del Batallón No. 2 de Línea, le concedió el cargo de proveedor de víveres de dicho cuerpo; desempeñándose en Cuenca por dos años, tiempo en el cual sanó completamente.

A fines del 16 instaló la panadería Moderna en un local provisional de la calle Vásquez de Noboa entre General Torres y Tarqui. El negocio duró más de tres años y lo realizó con un panificador de apellido Ramos, a quien llevó expresamente de Guayaquil.

El 18 construyó el primer kiosco de madera que tuvo la plaza de San Francisco para expender carne con la ayuda de un técnico Caicedo que sabía de cortes y otras especialidades y como el negocio fue bien, pronto empezó a adquirir el ganado en pie y finalmente construyó otro kiosco en la esquina opuesta, en cuya inauguración repartió boletos impresos, uno por cada libra adquirida y cuando se reunían veinte, se los podía canjear con dos libras de carne. Este método, novísimo en el medio azuayo, rindió los frutos apetecidos, porque la gente compraba a más y mejor para tener derecho al premio.

El 2 de Noviembre de ese año instaló el salón Patria en los bajos de la casa del Cura Valencia, situada en la esquina de la plaza de San Francisco, que pronto se hizo famoso y que al año siguiente tuvo que trasladarlo a un local más amplio y funcional en casa de una señora de Oñate y ofreció alimentación por mensualidades a los agentes comerciales en tránsito y a otros viajeros de importancia, como el sabio alemán Max Uhle, que arribó al Azuay para investigar el sitio preciso donde estaban enterradas las ruinas de Tomebamba.

En Julio del 20 viajó a Guayaquil llevando varias muestras de sombreros de paja toquilla, del modelo “ala de aeroplano” que estaba de moda, con el fin de ofrecerlos al por mayor.

Invitado por un pariente político visitó una finca vecina y fue asaltado por dos maleantes que lo machetearon varias veces en el cuerpo y le robaron un stock de sombreros. Felizmente pudo
ser auxiliado a tiempo por su cuñado Enrique que lo salvó de una segura muerte. Conducido a la clínica Parker, le suturó las heridas el Dr. Herman Parker y su ayudante Luis Guillermo Molina.

Una vez mejor, se preparó para las fiestas del centenario de la independencia de Cuenca, adquiriendo un enorme surtido de vinos y conservas a la casa “J. E. Vélez” que vendió al menudeo con gran éxito económico. Por esos días también se celebró el arribo del biplano Telégrafo I piloteado por el Cap. Elia Liut, primero en sobrevolar los Andes Ecuatorianos el 6 de Noviembre de 1920.

En Diciembre hizo de empresario con el arribo de tres toreros bufos llamados Charles, Llapicera y Sus Botones. Con su hijo Luis Humberto se trasladó al hato Soldados y consiguió ganado bravío para tres corridas en un local que ocupaba la escuela Luis Cordero contiguo al cuartel de Policía (1)

En 1921 alquiló por tres años la casa de propiedad de las hermanas del fallecido Canónigo Nicanor Aguilar Maldonado, situada en la Bolívar y Padre Aguirre, por quinientos mensuales y adecuó el primer “Patria Grand Hotel”, que inauguró en Octubre y pronto se convirtió en el sitio de moda y de mayor postín de la ciudad, lugar obligado de la sociedad que concurría a almorzar, a tomar helados, té y a cenar con música nacional grabada en diversos rollos de una pianola. Desde entonces se popularizaron los sábados bailables.

En 1926, al concluir Roberto Crespo Ordóñez su contrato en el Cine Variedades propiedad de Colegio Benigno Malo, lo tomó a su cargo Arias, a través de su hijo mayor Luis Humberto, pasando películas silentes con música de piano.

El 9 de Octubre, mediante contrato con José María Montesinos Idrovo, propietario de un edificio grande y nuevo en la Luis Cordero y Gran Colombia, se inauguró el segundo “Patria Grand Hotel” con un espléndido banquete preparado por el maestro cocinero Sr. Quesada, quien había trabajado en el célebre salón Fortich de Guayaquil y amenizado por una orquesta cuencana. Allí se celebró en

1928 la fastuosa recepción que brindó el Canciller Dr. Homero Viten’ Lafronte a la sociedad cuencana, en retribución por las múltiples atenciones recibidas (2)

En Noviembre llevó al Variedades a la Compañía Infantil de Comedias de los esposos españoles Eduardo Beltrán y Clara Ocaranza de Beltrán, cuyos ensayos dirigió Rodrigo Chávez González. También actuó en diez funciones consecutivas la Compañía de Fernando Soler, constituida por diecinueve personas, a las que Arias condujo desde Guayaquil luego de una larga temporada en el famoso teatro Edén. El arribo de los Soler fue apoteósico pues llegaban precedidos de una justa fama los Primeros Actores Fernando Soler y Sagra del Río y los Actores Mercedes, Andrés, Julián y Domingo Soler. Por entonces el Variedades tuvo gran movimiento con otras compañías, como la Cómica de Esperanza Ortiz de Pinedo y de Danzas españolas de Carmen de Granada. Continuamente se presentaban funciones de Cine y artistas, combinando ambos géneros y aún se recuerda al Fakir Raka que se encerraba en un baúl mágico, dentro de una bolsa grande, amarrada con sogas gruesas y bien selladas. Después se colocaba un pequeño biombo ante el público por algunos segundos y al retirarlo enseguida se abría el baúl y la bolsa y salía de ella una hermosa joven. El truco nunca pudo ser descubierto.

En Diciembre de 1929 arribó a Cuenca Eugenio Martillo con un equipo portátil de cine para películas habladas, de manera que alquiló el Variedades y tuvo gran éxito, pues la gente se fascinó con ese invento. Con tal motivo Arias tomó contacto con Eduardo Rivas Ors, propietario del teatro Edén de Guayaquil y representante de la casa fabricante de los equipos “Holmes Projector Co.” de Chicago, y adquirió toda la maquinaria, la primera de Cine Parlante que tuvo Cuenca.

Esa inversión le movió a formar la empresa “Arias e Hijos” que compró la casa de Rosa Salcedo situada en la Presidente Cordero entre las de Bolívar y Gran Colombia, donde inició la construcción de una nueva sala con planos del Arq. José Roche y cuando estuvieron los trabajos concluidos, tuvo la suerte de adquirir las butacas del antiguo Cine Guayaquil, propiedad de Lautaro Aspiazu Carbo, en el puerto principal.

A principios de la década de los años treinta compró la pastelería y dulcería “La Activa” a su propietario el panameño Tomás E. Rodríguez en la Presidente Cordero y Gran Colombia, contigua al Patria Grand Hotel (3) y adquirió un local en la Gran Colombia y Mariscal Sucre donde emplazó la fábrica de licores Germania que dirigió el licorista colombiano Sr. Alvarez Lore. El negocio duró dos años y terminó con el retorno del técnico a Guayaquil aquejado de una insuficiencia cardiaca.

La inauguración del Teatro Guayaquil se realizó con algún retraso debido a la magnitud de la inversión y a la lentitud de los trabajos de edificación, que a la postre terminaron desfinanciándole. Recién el 1 de Julio de 1933 se pudo estrenar la película “El signo de la Cruz” del director norteamericano Cecil B. de Mille. En dicho elegante local se presentaron en otras ocasiones la pareja de bailes “Head and Gavelle” y numerosos artistas, ilusionistas y prestidigitadores, también se dictaron conferencias científicas y literarias; pero, la crisis económica mundial había arribado al país y flagelaba inmisericorde al austro con su secuela de males. El público dejó de concurrir a fiestas y espectáculos públicos, con fuertes pérdidas a la empresa, que tuvo que cerrar o vender, realizando esto último el 34, a la Compañía Cinematográfica que formó en Cuenca con varios socios el norteamericano Stanley Brandon.

Ese mismo año Arias también procedió a entregar el edificio del Patria Grand Hotel y se cambió a un edificio menor, contiguo al teatro Guayaquil, donde instaló la “Pensión Viena” con servicio de almacén y bar.

A principios del 38, mejorada su economía, viajó a Guayaquil por asuntos comerciales y fletó un automóvil con la finalidad de descansar en Salinas. Una vez allí, decidió conocer la refinería de Ancón y debido a la alta velocidad que el chofer imprimió al carro, sufrieron un volcamiento, saliendo muy golpeado y con varias heridas que le fueron suturadas en la Clínica Parker.

Nuevamente en Cuenca, empezó a sentir fuertes dolores de cabeza y sus hijos llamaron a los Drs. José Justiniano Espinosa, Honorato Loyola y Juan Idrovo, quienes diagnosticaron meningitis, se agravó y falleció el 1 de septiembre, siendo enterrado con los honores militares a su rango de

Capitán y el acompañamiento de la Banda de Música del Batallón España. La Municipalidad de Cuenca le declaró Pionero de algunas Industrias. Fue un hombre bueno y un trabajador incansable por el progreso de Cuenca, especialmente mejoró el turismo, brindando confort y comodidad a los viajeros y agentes comerciales. Sus datos biográficos constan en un folleto de G. Humberto Mata amigo de sus hijos.