Albornoz Miguel Ángel

Secretario del Liceo Montalvo de Ambato en 1892
Presidente de la Sociedad Fígaro en 1896
Revisor del Tribunal de Cuentas de Quito en 1896
Secretario del Tribunal de Cuentas de Quito 1899 – 1900
Secretario de la Cámara de Diputados 1902
Diputado por Tungurahua 1902 – 1903 – 1911 – 1916 – 1917
Ministro del Tribunal de Cuentas de Quito 1904 – 1905 – 1906
Cónsul de Uruguay en Ambato en 1905
Presidente del Tribunal de Cuentas de Quito 1905 – 1906
Vicepresidente de la Junta Patriótica del Tungurahua 1910
Rector del Colegio Bolívar Ambato en 1912
Director de Estudios Tungurahua 1912 – 1913 – 1914 
Vicepresidente de la Cámara del Senado en 1915
Senador por Tungurahua 1912 – 1914 – 1915
Presidente de la Cámara de Diputados 1916 – 1917
Ministro de Hacienda 1924 – 1925
Vicepresidente del Banco Central en 1929
Ministro del Interior 1930
Presidente de la Cámara del Senado 1942
Jefe del Partido Liberal 1942
Encargado del poder Ejecutivo en 1942

Candidato a la Presidencia de la República en 1944 que no se realizaron por la Revolución del 28 de Mayo de ese año terminó con el Gobierno del Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río.

El 29 de Mayo Arroyo del Río dimitía de su cargo y se asiló a duras penas en la embajada de Colombia. Miguel Albornoz, por su parte, renunció a su candidatura oficial lista para la presidencia de la República.

Encargado del Poder en 1942. En Noviembre 16 – Diciembre 17 Sr. Don Miguel Ángel Albornoz, último presidente del Senado.

Salió niño de la casa paterna de busca de centros docentes que no había en su pueblo; y a poco se vió en el fuerte caso de luchar solo y procurarse con su brazos la existencia. Y luchó, libro en mano y pluma en ristre, pasando por oficinas fiscales y municipales donde se amasa el pan negro que comen algunos pobres. La revolución le empujó a los campamentos liberales; las urgencias de la época le convirtieron en periodista, la necesidad que los innovadores temen del elemento joven, le llevó a las Cámaras…Y aquí y allá, ya de redactor de periódicos o simplemente de actas de corporaciones del estado, se pasó la juventud, con pocas esperanzas y escasa holgura: a lo que definitivamente se le llevó el diablo fue a su carrera universitaria. Liberal aferrado, tiene la condición de impaciente, como todos los liberales ambateños que no conocen la virtud de las medias tintas ni los ritos de la sagrada prudencia.

Y en vida de pueblo que no es chico ni grande, entre una nube de jóvenes y viejos tan impacientes como él, si no se atrofiado en las pequeñeces de la política local, que tan terribles y hasta matadoras suelen ser, si no se anulado en la perpetua lucha de intereses minúsculos, chismes de barrio, resentimientos de familia, se debe tanto a su clase inteligencia como a las especialidades de su carácter que le mantienen lejos de la hoguera no porque pequeña y levantada con bazofias, menos viras y consumidora. 

Así como fue Alfarista aferrado se ha hecho hoy baquericista arraigado y su nueva adhesión le ha sacado de la Dirección de estudios de Tungurahua, donde estaba pudriéndose, para que prolongue con un postre diputadil su canonjía senatorial de cuatro años, que se le concluyó con las últimas elecciones. Es lo menos que se podía hacer con él.

Descendiente de familia rica, pudo en tiempos tan difíciles, cultivar ampliamente su inteligencia: no solamente fue un abogado de los más ilustrados, sino también un latinista profundo y un profesor de raros merecimientos.

Fue el último de los corregidores de Ambato, su experiencia política, su sagacidad y conocimientos le hicieron necesario más tarde para importantes cargos, dentro de la actividad provincial.

A la convención del año de 1861 concurrió como Diputado por Ambato, en compañía de sus coterráneos, ilustres también, los señores Juan León Mera y Dr. Luis Rafael Albornoz. Entonces pidió que, en vez de provincia de Ambato se llamase de Tungurahua, quedando la primera denominación solo para la capital.
Como jurisconsulto adquirió gran notoriedad, por su probidad profesional y sus sólidos conocimientos. García Moreno le encargó la fundación de la Corte Superior de Riobamba, y en ella fue su primer Presidente.

Más tarde, fue Presidente también  de la Corte Superior de Quito. Largos años vivió consagrado a la tarea de educar a la juventud de su ciudad natal, desde una cátedra del Colegio Nacional “Bolívar”.