El 29 de Mayo Arroyo del Río dimitía de su cargo y se asiló a duras penas en la Embajada de Colombia. Miguel Albornoz, por su parte, renunció a su candidatura oficialista para la Presidencia de la República.
Encargado del Poder. 1942. Noviembre 16-diciembre 17. Sr. don Miguel Angel Albornoz, último Presidente del Senado.
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Salió niño de la Casa paterna en busca de centros docentes que no había en su pueblo; y a poco se vió en el fuerte caso de luchar sólo y procurarse con sus brazos la existencia. Y luchó, libro en mano y pluma en ristre, pasado por oficinas fiscales y municpales donde se amasa el pan negro que comen algunos pobres. La revolución le empujó a los campamentos liberales; las urgencias de la época le convirtieron en periodista, la necesidad que los innovadores temen del elemento jóven, le llevó a las Cámaras…. Y aquí y allá, ya de redactor de periódicos o simplemente de actas de corporaciones del Estado, se pasó la juventud, con pocas esperanzas y escasa holgura: a lo que definitivamente se le llevó el diablo fue a su carrera universitaria. Liberal aferrado, tiene la condición de impaciente, como todos los liberales ambateños que no conocen la virtud de las medias tintas ni los ritos de la sagrada prudencia. Y en vida de pueblo que no es chico ni grande, entre una nube de jóvenes y viejos tan impacientes como él, si no se ha atrofiado en las pequeñeces de la política local, que tan terribles y hasta matadoras suelen ser, si no se ha anulado en la perpetua lucha de intereses minúsculos, chismes de barrio, resentimientos de familia, se debe tanto a su clara inteligencia como a las especialidades de su carácter que le mantienen lejos de la hoguera no porque pequeña y levantada con bozofias, menos voraz y consumidora.
Así como fue Alfarista aferrado se ha hecho hoy baquericista enragé, y su nueva adhesión le ha sacado de la Dirección de estudios de Tungurahua, donde estaba pudriéndose, para que prolongue con un postre diputadil su canongia senatorial de cuatro años, que concluyó con las últimas elecciones. Es lo menos que se podía hacer con él.
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