79. Brujos y brujerías

Los sacerdotes de las religiones indígenas han pasado a la historia con el nombre de Brujos, Shamanes o Hechiceros por sus creencias animistas, tratos con demonios, malos espíritus, y relaciones con los muertos, que invocaban como ayuda para sus curaciones y hechicerías.

Los brujos se pintaban el rostro y el cuerpo de achiote, usaban maracas para hacer bulla y alejar a los malos espíritus y utilizaban numerosos objetos para sus hechicerías, tales como pedazos de soga de los ahorcados, dientes de animales, figuras humanas, cabellos, uñas, ajíes, cordeles de lana roja buenos para evitar el mal de ojos, flores, manteca de oso, pico de tucán, huesos humanos, puñalillos, vestidos y/o joyas personales, tierra de las pisadas y hasta “agua de las tinieblas.”

Este complicado aparato era necesarísimo para conmover a sus auditorios y obtener el fin deseado: sanar o enfermar, según los casos, quitar la mala suerte, atraer al ser amado, amarrarle espiritualmente para que no se escape. En estos últimos asuntos revelaban profundas dotes psicológicas porque hacían creer a la víctima que efectivamente estaba embrujada y entonces si no se trataban; enfermaría, tendría mala suerte, no conocería el amor y hastapodíamorir.

También utilizabann danzas, canciones con coronas de hojas y/o plumas, con manojos de hojas, pases de piedras negras encontradas de noche a la luz de la luna, colocación de otros materiales en las manos, ingestión de pociones de yerbas, frotaciones con orines,  con sábila y hasta con ortiga (urticante y hasta dolorosa pero buena para la circulación) saliva mezclada con tabaco, soplidos de aguardiente en el pecho como en la espalda, que  el paciente debe soportar con santa paciencia, sin descuidarse, porque entonces puede ser víctima de un abuso o por lo menos de un simple manoseo. I no han faltado Presidentes, Gobernadores, Legisladores que se han prestado a estas prácticas bobaliconas, consideradas en la actualidad como atractivo turístico, algunos por curiosos, otros por bromistas, pero los más por simple demagogia para ver si logran alcanzar votos.

Los baños de suerte.  Son los baños más usados y consisten en regar sobre el paciente una olla de agua serenada toda una noche con varios limones cortados en cruz, luego se hierve con ciertas yerbas fragantes y cuando el agua se entibia, se da el baño, que resulta bastante agradable y hasta deja al paciente fragante y oloroso por mucho rato. Estos baños de suerte son lo máximo en materia de prevención según dicen los entendidos.

El Mal de Ojo. Ciertos brujos dejan encendida una vela en el interior de una cazuela de barro para anunciarse por las noches. Las curaciones son a base de huevos crudos que frotan por el cuerpo cuando han sido ojeados. Parece que este remedio causa mejoría en cierta clase de fiebres y se han dado casos de infantes de no más de dos años de edad a los que se les cortó el vómito y la diarrea con pasadas de huevo, que de crudo se cocina al ser frotado por el cuerpo, luego hay que romper en un tiesto para examinar los residuos y ver hasta donde había avanzado el maleficio. En la costa, el maleficio más expandido es el de ojo, que en los niños se evita con una cinta roja atada a la muñeca para que el ojeador se distraiga y no lo mire fijamente que es como se pasa la enfermedad.

El Espanto. Otro mal bastante común es el provocado por un susto que puede ser mortal si ataca a los recién nacidos, suele presentarse con una impresión y hace que la víctima se seque o chupe a ojos vista. Contra el espanto solo cabe un pase de huevo crudo por el cuerpo unido al mismo tiempo a salivazos, según me han referido. En Duran existían hasta 1.960 algunos brujos que curaban de esta forma a los espantados y a los ojeados, cobrando solamente cien sucres, lo que no era caro. Es de suponer que desde el 2.000 lo harán en dólares.

Los más renombrados brujos que aún quedan en el Ecuador están en Urcuquí en Imbabura, en Mira en el Carchi, en las comunidades tsachilas en Santo Domingo y en los Yumbos en las riberas de los ríos Napo y Pastaza.

Cuando son finos, es decir, cuando tienen poderes hipnóticos o facultades parasicológicas, son muy buscados por gentes incautas que nunca deja de haber y se han dado casos de personas que viajan cientos de kilómetros para consultarlos.

Los Pases de Niño. En las marchas procesionales como los pases del niño que se realizan entre el 24 de diciembre y el miércoles de Ceniza, el brujo o hechicero se representa con el diablo, por ser su principal ayudante y preside el cortejo, saltando y danzando a la antigua usanza y esgrimiendo su largo rabo que utiliza como látigo para dirigir a los restantes disfrazados, que marchan al compás de una banda de pueblo. Hacer el papel de diablo vestido de rojo (colorado le dicen) no es mal visto, pero jamás ingresan a la iglesia cuando se procede a la misa y ceremonia de bendición del niño Dios, quedando en espera de la salida y entonces el disfrazado de diablo vuelve a cobrar importancia como director del cortejo y guía del conjunto.

En la amazonia, a causa de la concentración de pueblos selváticos donde poco ha llegado la civilización, los brujos o hechiceros aún mantienen sus poderes, utilizan brebajes alucinantes a base de la ayahuasca y fuman yerbas oníricas. La ayahuasca es un potente narcótico que crea visiones – algunas tan horrorosas que se consideran del más allá – y tal es el espanto que experimenta el sujeto al despertar, tales las náuseas y el dolor de cabeza, como para no volver a tomarla por el resto de su vida. Otros en cambio, como el célebre geógrafo ecuatoriano Manuel Villavicencio Montúfar, autor de la más antigua Geografía del Ecuador que se conoce, por hacerse publicado en 1.859 en New York, han descrito sus experimentaciones con la ayahuasca con lujo de detalles, estimando que fue una prueba científica y no más.