Después del 28 de mayo de 1944 Velasco se transformó en líder absoluto del país y entonces pudo escoger dos caminos: 1) Adueñarse del partido liberal, afiliándose, lo que hubiera sido lo más lógico dada la época en que el Ecuador vivía, y 2) Fundar su propio partido; pero su fuerte personalidad unida a la repugnancia que siempre experimentó por el liberalismo y por sus gastados dirigentes le impidieron dar un nuevo significado histórico al partido de las luces. Para colmos, al seguir interviniendo en la vida nacional como candidato independiente empeoró la crisis de los partidos tradicionales.
Los fracasos políticos del velasquismo y los derrocamientos experimentados en 1947 y 1961 mermaron su potencia electoral; en la siguiente etapa de su vida y al presentar en 1968 su candidatura, contando con el fuerte grupo electorero de Guayaquil, sólo pudo conseguir una mínima ventaja sobre su más cercano opositor el Dr. Andrés F. Córdova, de quien se ha dicho con sorna que es tan despierto que no hay ciencia humana ni divina que desconozca el fraude electoral científico.
De seguro que si Velasco tercia contra el C.F.P. en 1978, hubiera experimentado la primera derrota electoral de su vida. Aquí debe buscarse una de las razones de su negativa a seguir participando en la vida republicana. Además, sus siempre lúcidas estructuras mentales ya habían experimentado un cierto retraso en la década de los años 70. Es famosa la sorpresa que le produjo un sacerdote post conciliar que usaba bigotes: ¿Cómo? exclamó sorprendido, ¿Un cura con bigotes? ¡Qué cosa! No aceptaba que los sacerdotes como humanos que son. también puedan tener sus vanidades masculinas. Todavía exigía al sacerdote asexuado, tipo decimonónico, con la vista baja y las manos entralazadas.
LAS FUERZAS VIVAS
Los grupos de comercio y producción de Quito, Guayaquil y Cuenca participaron unidos por primera vez en la política del país durante la elección presidencial de 1948 apoyando a Galo Plaza. Ya desde 1947 estos grupos habían sido robustecidos por ese admirable ciudadano, de clarísima visión, llamado Carlos Julio Arosemena Tola y de allí en adelante con representación en las Cámaras y en instituciones públicas y autónomas se convirtieron estas Fuerzas Vivas en un formidable ariete político que se dio el lujo de imponer la candidatura liberal de Huerta en 1956, desplazando a Eduardo Salazar Gómez.
Entre 1956 y 1960 Ponce Enríquez se cuidó mucho, gobernó con ellas, en un admirable juego de intereses regionales y económicos que le permitió mantenerse 4 años en el poder.
De estas Fuerzas Vivas salieron posteriormente en 1961 y en 1967 y se han mantenido hasta hoy el C.I.D. y el M.N.R. partidos de los Drs. Otto y Carlos Julio Arosemena respectivamente.
SOCIALISMO Y COMUNISMO
En la década de los años 1910 al 20 se producen las revoluciones sociales de México y Rusia que reformaron el tradicional sistema de tenencia de tierra entregándola al campesinado. Numerosos liberales radicales se vuelven socialistas, la revolución juliana de 1925 casi obtiene el poder para su líder el Mayor Ildefonso Mendoza Vera; con posterioridad, en 1931,subió interinamente el Gen. Luis Larrea Alba, activista del socialismo, pero no logró mantenerse a causa de la crisis económica.
Desde 1944 los socialistas han cedido posiciones a los comunistas, hoy divididos en dos bandos I aparentemente irreconciliables: moscovitas y pekineses, que dirigen ciertos sindicatos y mandan en las unviersidades estatales.
LA C.F.P.
El movimiento antiarroyista creado por Francisco Arízaga Luque fue desvirtuado después de la revolución del 28 de mayo con el ascenso de una personalidad tan fuerte como la de Velasco. De este grupo salió Mendoza Aviles y fundó la U.P.R. que poco después fue absorbida por Guevara Moreno que le dio slogans, la dividió en “brigadas” y le cambió de nombre por el que actualmente ostenta: C.F.P.
Desde la revista Comentarios del Momento y luego desde el Diaro La Nación, Guevara destruyó los tradicionales moldes políticos insultando a todo el mundo y haciendo tabla rasa de costumbres imperantes desde la época de la Reina Victoria.
Para 1952 reunió a los jefes de sus brigadas en Guayaquil y cometió el error de permitir que apoyen la candidatura de Velasco para el período de 1952-56. Apoyo que luego del triunfo fue olvidado.
Después de 1952 el C.F.P. siguió robusteciendo sus filas en la oposición y para 1956 concurrió con candidato propio, firmándose el pacto de los Caciques que dio a Guevara y a su partido una importancia interprovincial que antes no tenía, cuando era un simple grupo regional de Guayaquil.
Poco después ascendía a la dirección nacional Assad Bucaram, que con Velasco representan las cumbres políticas ecuatorianas del siglo XX. Claro está que siendo tan diferentes no cabe comparación entre ambos, pero es innegable que Bucaram ha gravitado en la política nacional desde 1970 y a tal punto, que la razón principal de la dictadura velasquista de ese año, fue cerrarle el paso.