Zaldumbide Gonzalo.

  • Gonzalo Zaldumbide (1884-1967) juega papel decisivo en el diseño generacional del tiempo; al escribir la mas hermosa prosa que se haya escrito en nuestro siglo XX, cierra un período vacilaciones y da comienzo a la vigencia (como ideal estético) de una prosa forjada en los mejores crisoles modernistas. Zaldumbide consigue en “Égloga trágica” la más castiza y fina prosa descriptiva del tiempo y no solo en el Ecuador; acaso en América–y en sus ensayos críticos muestra el uso que puede hacer del instrumento idiomático más sutilmente exacto un talento critico penetrante el más penetrante que hayamos es tenido en el Ecuador.===”Gonzalo Zaldumbide en Cuenca de los Andes”, Cuenca, Enero de 1.934 Tip. de la Universidad. Recopilación de sus discursos y otros artículos relacionados con su visita a Cuenca y de la cual se le hizo Hijo adoptivo y de su alocución en la Fiesta de la Lira de 1.929.
  • Nació el 25 de diciembre de 1883, en Quito. Uno de los más destacados y trascendentales escritores del Ecuador, cuya prosa poquísimas veces podrá ser emulada peor superada. El estilo que demostró en todos sus escritos es cincelado minuciosamente, rara perfección y una altura singular que caracterizan a su autor como uno de los clásicos más sobresalientes no sólo de América sino del mundo entero. En Paris afianzó su prestigio de verdadero hombre de letras, demostrando su valor intelectual en el seno de las agrupaciones académicas que le respetaron en grado sumo y a través de las publicaciones que tuvieron admirable acogida en esa tierra de la Resolución de 1789 y en otras de notable tradición cultural. Diplomático de carrera; en razón de estas funciones conoció latitudes y figuras de primera línea en diversos campos del saber humano, lo que acrecentó su acervo ilustrativo, dándole oportunidad de mantener envidiables relaciones con casas editoras y personalidades del quehacer del espíritu.
  • Contando 19 años publicó uno de sus poemas, “El anarquista”, que se ganó el favor de la crítica, que indicaba la ulterior personalidad de Zaldumbide. También como buena base para su reputación en ciernes, pronuncia un admirable discurso en honor a Rodó, Luego de permanecer en París un lapso de siete años vuelve a su tierra, a embeberse de ese aire que tanto le llenaba el espíritu, a maravillar sus ojos con el paisaje de la serranía, a acrecentar su amor para estas regiones donde se pronunciaron sus primeros juegos, triunfos y, tal vez, sus primigenias soledades… Por las tierras de Imbabura, a lomo de caballo, leyendo, hall6, según sus propias expresiones, la paz que tonifica la decisión y la constancia de un escritor. Ángel F. Rojas, en su libro “La Novela Ecuatoriana” dice, entre otras apreciaciones críticas, lo siguiente:.. “Gonzalo Zaldumbide, gran señor, gran terrateniente, de educación francesa, cultura europea y diplomático profesional…… Hablar sobre su propio país parecía estarle vedado, hasta que se creyó obligado a escribir una novela, la novela del retorno”, Este libro es “Égloga Trágica”, “Rico terrateniente, criado en un ambiente lujoso que era al mismo tiempo lugar de cita de los escritores contemporáneos de su padre, el gran poeta Julio Zaldumbide, se educó en Francia, y ha desempeñado durante casi toda su vida puestos diplomáticos de primera categoría. Escritor bien dotado para la crítica y exquisito estilista, dedicó su talento a temas, para nosotros, lejanos y poco pragmáticos: D’Anunzio y Barbusse.- Las nuevas generaciones han negado y negado con saña a Zaldumbide por su apoliticismo y su distanciamiento; más aún: le achacan ser responsable de buena proporción del desvío en que se insumieron los modernistas de la “Generación decapitada”.
  • “Égloga Trágica”, se ha dicho, inaugura una nueva época, marcando hito en la literatura ecuatoriana. No participamos de este criterio, al contrario estamos con Agustín Cueva (Entre la Ira y la Esperanza): “Égloga Trágica de Gonzalo Zaldumbide, acusa mas de la descomposición, Si en la novela de Mera hay todavía una esperanza de rescate, ilusión desaparece y el hecho es tanto más significativo cuando recordamos que aquella es obra de la madurez y ésta de la juventud de sus respectivos autores (…) la primera corresponde al fin de una edad adulta de una clase, la segunda a su desencantada senectud”. Un novelista que trata de hacer novela y poesía al mismo tiempo, un aristócrata que trata de hacer un libro con temática indígena, desde luego con brillante estilo y lenguaje, pero que acusa falsedad en el tema por cuanto Zaldumbide es un comprometido consigo mismo, y que “inaugura” nuevamente una nueva etapa de realística feudal en nuestro país.
  • La contribución suya para ubicar en justa medida la importancia de Henri Barbusse y de Gabriel D’Anunzio se ha hecho célebre, Entre sus obras que son monumento de habla hispana, se anotan las siguientes: “Frutos en Agraz”, “El regreso”, “Vida y obra de Juan Montalvo”, “En elogio de Henri Barbusse”, “La evolución de Gabriel D’Anunzio”, “Cuentos de amor y de dolor”. “Égloga Trágica”. Contribuyó, con sus propios medios, a la edición de poesías selectas de nuestro cimero poeta Medardo Ángel Silva. La valía de Gonzalo Zaldumbide, es múltiple, real y permanente; su obra le recomienda para seguir ocupan- do, por varias generaciones, el sitio que actualmente, para honra de la intelectualidad ecuatoriana, se le ha destinado.
  • Así que con Juan Bautista Aguirre, uno de los más excelsos gongoristas americanos, aconteció lo que con el maestro/ que hubo de redescubrírsele. Que alguien debió entregárnoslo renacido para las letras ecuatorianas.
  • Tal honor le cupo a Gonzalo Zaldumbide, cuyas primeras grandes empresas como estudioso de la litera- tura y crítico fueron, precisamente, descubrir o redescubrir grandes valores y lanzarlos mostrando, con iluminada prosa, sus altas y aun no bien reconocidas calidades. Eso hizo con Aguirre en un artículo que vio la luz en la Revista de la Sociedad Jurídico-Literaria, allá por 1918 (4), en donde saludaba jubiloso la vuelta al caudal de la lírica ecuatoriana de la “Carta a Lizardo”.
  • Zaldumbide había podido llegar a la obra de Aguirre a través de los “Estudios biográficos y críticos’ del argentino Juan María Gutiérrez (fechados en Buenos Aires , 1865). Pero allí la poesía de Aguirre no se había guardado ni completa ni en su integridad los poemas escogidos. Quedaba como una fascinan te empresa , como un verdadero reto para el estudioso quiteño dar con aquel “cuaderno de versos” que había manejado Gutiérrez y cualquier otro original de Aguirre,. Solo veinte años más tarde, en 1937, pudo Zaldumbide anunciar que había cobrado tan preciosa caza, el año 1942, en el volumen de obras completas de Aguirre de la colección de “Clásicos Ecuatorianos