VIVERO Y GARAYCOA, Josefa


Enamorada platónica de Nicolás Augusto González Navarrete, muy nayor que ella, quien también vivía en casa del Obispo de Guayaquil, Francisco Javier de Garaycoa Llaguno. Casó con Belisario González Y ya viuda, consagró un culto a su marido y en una misteriosa habitación colgada de negro, en la que colocó el retrato de cuerpo entero del muerto, una especie de altar, ante el cual ardía permanentemente una lámpara y se quemaban delicados perfumes.