VITERI, Amador


Florece el amor en los corazones de Sara Vargas y de Amador Viteri. Aquel 5 de abril de 1888. Desde las cuatro, las campañas de la iglesia, comenzaron a tocar a muertos; los dobles funerales, se iniciaron en la catedral, continuaron en San Francisco, y culminaron en Santo Domingo, cerca del sitio designado para el fusilamiento. Los batallones 1 y 2 de línea, uniformados de gran parada (4), conducían a Amador Viteri al cadalso, que escuchaba, sonriendo irónicamente, los toques funerales anticipados, de las campanas, y el sordo golpe de los tambores enlutados. Los amadores de Amador Viteri con Sara Vargas, y su conversación con el Padre Gavilanes, llegaron a nuestro conocimiento por tradición familiar, de labios de guayaquileños que vivían cuando ocurrieron los sucesos en referencia. Amador Viteri fué condenado a muerte el día 3 de Abril de 1888, por el Consejo de Guerra verbal reunido en la Comandancia General del Distrito del Guayas. Presidió el Consejo el Teniente Coronel R. Alencastro. La sentencia se cumplió el día Jueves 5 de Abril, a las cuatro y treinta de la tarde. Dice el “Diario de Avisos” (edición del Viernes 6 de Abril de 1888), que el Subteniente de Infanteria Amador Viteri, fué conducido desde el cuartel de Artillería, al lugar de su ejecución, por dos batallones de línea, uniformados de parada, a las cuatro y cuarto de la tarde. Al pasar Amador Viteri delante de los balcones del General Reynaldo Flores, éste se asomó a verlo, y Viteri le gritó: “¡En breve irás a donde me envias, pero hasta que llegue esa hora, tu vida será la de un miserable. En “La Nación”, el día 6 de abril de 1888. En la sección INHUMACIONES, encontramos el siguiente dato . Amador A. Viteri, 28 años, fusilado. El “Diario de Avisos”, expresa, al día siguiente del fusilamiento, que las más de diez mil personas, se agitaban como las olas del mar, y que, a duras penas, después de la ejecución, pudo la policía restablecer la calma.