VALVERDE LETAMENDI : Miguel


Tres años antes, en 1.893, había publicado su libro de versos Miguel Valverde, poesía tanto blasfema que recuerda a Remy de Goncourt, el autor de “Les Oraisons Mauvaises”. En esos versos usaba el guayaquileño los pareados, aconsonantado entre sí los alejandrinos, cosa que no se estilaba entre nosotros en aquella época. Fué ya bien entrado el siglo actual que aparece esa clase de versos de versos con Alfonso Moscoso en Quito, en su poema “Los Aserradores”. He aquí una muestra de los versos de Valverde:
“Bien os pongais turbantes de nevadas batistas o mitras en que luzcan la perla y la amatista, oh santos sacerdotes, oh al graves maniquíes de negros corbatones y batas marroquíes”.
Y en cuanto al calumet, o 17 amase pipa, ni por pienso: pues tiene la convicción arraigada de que si hay tísicos en el mundo, se debe al envenenador tabaco. Que las felices indocilidades de su temperamento nervioso hagan que no se eclipse y anule en una triste labor, cansada, monótona, triste y mal retribuida. Él ha escogido su vida y su decisión debe ser respetada. Después de todo, quién sabe si la tranquilidad dentro de la burguesa áurea mediocritas no esté allí, en ese colegio de Bahía, tan lejos de las intrigas y agitaciones de un puesto tan solicitado y sacudido como la Dirección de estudios de la provincia del Guayas.