Habituado a la lucha, se rio de la ocasión, sabiendo cuán fácilmente se aplastaría la desacreditada empresa. Corta campaña, lección incomprendida, preludio desapercibido – de Huigra y Yaguachi!! Bajo las órdenes del General Delfín Treviño, varios cuerpos de línea concentrados bajo directiva de Guayaquil, ejecutan un sencillo movimiento envolvente. El coronel Alfaro y su tropa que dan, después de – tres días de maniobra, con las comunicaciones y con el mar a sus espaldas, No les resta sino capitular. Treviño le concede condiciones tan fraternales, que mi padre, sintiendo la responsabilidad del momento, las objeta y se lo reprocha a Treviño. Pero es tarde la firma está puesta y don Carlos Alfaro puede salir del país tranquilamente, rumbo a Talara.