SIMMONS GUERRERO, Adolfo H.


Nació en Guayaquil el 23 de septiembre de 1893, hijo legítimo de Adolfo Hauer- Simmonds Codiña, natural de Santa Martha, en Colombia, Tenedor de Libros que llegó a Quito donde se casó con Ramona Guerrero Martínez, natural de esa ciudad. El señor Hauer-Simmonds, estaba viudo y este fue su segundo matrimonio. Trabajó allí en la fábrica de cigarrillos El Progreso y después se vino con su esposa a Guayaquil donde puso una tenería, hizo dinero y trabajó con la fábrica Nacional de calzado. Tenía unos terrenos muy grandes por la Plaza de la Victoria, que hace muerte quedaron en poder de sus Herederos, quienes los fueron vendiendo poco a poco hasta perderlos todos. El padre de Hauer-Simmonds era judío alemán y había llegado a Colombia como armador de barcos, pues su familia lo había sido por tradición en el puerto de Hamburgo y en el de Bremen.
Estudió en el San Luis Gonzaga, de los HH.CC. La secundaria en el Vicente Rocafuerte hasta el quinto curso y de allí pasó al Pedro Carbó, de Guaranda, dónde se graduó en 1913. Heredó varias propiedades en Quito. Se casó en 1925 con María Cristina Dueñas Cartagena, profesora fundadora del Colegio Técnico de mecanografía/taquigrafía y secretariado o redacción Comercial como entonces se llamaba y que después de la revolución del 44 se transformó en el 28 de mayo, en Guayaquil.
Estudió medicina hasta el quinto curso pero se salió y pasó a Química donde se graduó. Fué ayudante del Dr. Roberto Leví en la Planta Stasanizadora de Leche de la Municipalidad. Escribió en el Grito del Pueblo. Seudónimos: Porthos, Francisco de Holmor, Pedro Gallo, luego como Athos, Moisés Hauer, Cacaseno, Rebelde sin causa.
Federico Páez lo deportó a Chile por un artículo titulado “La Ley Extrema” aparecido en el Telégrafo, diario que le guardó las espaldas, pues durante todo el tiempo que duró su ausencia, publicaba el espacio de sus editoriales en blanco.
Como Porthos escribió por mucho tiempo en el Telégrafo la columna “Cosas que pasan”. Tenía oficina propia en el Diario, en uno de los pisos de arriba, donde despachaba asuntos propios y del periódico. Escribía diariamente y con gran facilidad, pero le costaba encontrar el tema apropiado, por lo menos de eso es que se quejaba siempre.
Durante la segunda Guerra mundial perteneció al Grupo de Protección a los Judíos en el Ecuador, que presidía el señor Max Wasseman. Igualmente había protegido siempre a otras minorías, como era el caso de la colonia china. Estuvo, además, muy vinculado al grupo del Kuo Min Tang.
Aunque no fungía de crítico de arte, le encantaba el tema y especialmente si era taurino. En muchas ocasiones hacía de ayudante del Presidente de la Corrida y sus consejos nunca eran desechados.
Entre sus mejores amigos estaban el Dr. Antonio Moya, Pompilio Ulloa, José Antonio Falconí Villagómez, Mario Kirby, José Vicente Trujillo y Carlos A. Arroyo del Río. En una velada literaria que le dedicó Vida Porteña a Simmonds, se dieron la mano Trujillo y Arroyo, pues estaban distanciados muchísimos años. Trujillo había sido invitado a hablar por la radio y Arroyo se sentó en primera fila, luego del discurso, se aproximó a Trujillo, lo felicitó y se abrazaron como amigos, más nunca volvieron a tener las confianzas de antes. Simmonds vivía en una casa propia ubicada en la esquina de Guaranda y Portete, llamada la esquina de las golondrinas, por los cientos de ellas llegaban a las seis de la tarde a posarse en los cables de luz eléctrica. El espectáculo era único en la ciudad y duró muchos años. En 1.960 le dio el primer enfisema, se sintió mal, fue a la Clínica Guayaquil y allí estuvo algunos días. A la salida dejó de fumar por completo, antes fumaba cigarrillos de papel trigo que le enviaban de la fábrica El Progreso en paquetes circulares grandes que le duraban un mes cuando menos.
El día 8 de abril de 1960 sufrió un empacho o indigestión como él dijo que era, se sintió mal, guardó cama y a los dos días se le complicó el asunto con bronconeumonía, pasó a la Clínica Guayaquil, duró solo una semana, pues sus pulmones ya no le funcionaron. Murió el 15 de abril de 1969.
Fue de los fundadores de la Revista Vistazo y miembro de su consejo de redacción, escribía muy leídos artículos bajo el seudónimo de Porthos, tanto, que las gentes dieron en decir de ellos, que eran escritos por “el inimitable Porthos”. Hacia 1960 escribió algo contra la revolución cubana y Fidel Castro y alguien protestó en carta a la revista, diciendo que Porthos estaba viejo, otro llamó por teléfono y amenazó con poner una bomba. Un periodista chileno que allí trabajaba, con autorización de la superioridad de la revista, contestó al lector, dándole la razón y Porthos tomó esta actitud como una crítica personal, retirándose de la redacción de Vistazo. Pancho Huerta comenzó entonces a escribir como “Richeliu”, en el mismo estilo, continuando la columna.
Para ayudarse económicamente acostumbraba de joven a escribir tesis doctorales sobre temas muy heterogéneos. En alguna ocasión escribió sobre Higiene y los profesores de la Facultad de Medicina recomendaron dicha tesis para su publicación, encontrándola de méritos científicos sobresalientes, y ni qué decir de su estilo.
Con Baquerizo Moreno en 1.931 ocupó por breves semanas la subsecretaría de Gobierno y la de Educación, luego pasó de Asesor de la Junta Monetaria, trabajando en el Banco Central de Guayaquil, en el Departamento de Estadísticas y Relaciones Públicas. A fines de año viajaba a Quito a preparar el Informe General del Gerente del Banco y en algunas ocasiones fué contratado para escribir el Informe a la Nación, que acostumbraban escribir los presidentes de la República anualmente.
Era el mejor revistero en asuntos taurinos y su columna taurina se buscaba, asesoraba a los presidentes de las Corridas.
De trato bondadoso y servicial, de maneras sencillas, dormía de día y trabajaba de noche. A su casa regresaba no antes de las 4 o 5 de la mañana, dormía algo y a las once salía a los bancos. Almorzaba en casa y siempre pescado, del que era muy goloso y por eso gozaba de buena salud y delgadez extrema. Por la tarde escribía en casa, hacía siesta y a las cuatro o cinco iba a su oficina propia en el edificio del Telégrafo, donde a veces le vencía el sueño por corto tiempo. A eso de las ocho de la noche bajaba al periódico con el editorial y un artículo, que entregaba a la prensa para el día siguiente, Bohemio y amiguero, bajaba al restaurante el Búho donde habían cultos bohemios, con los que departía.
Alternando con la redacción del Telégrafo que no descuidaba. Cuando Teodoro Alvarado Olea fue Ministro de Hacienda elaboró Simmonds un plan de Fomento de la Producción que fue considerado el punto de partida para estructurar los planes de la después llamada Junta de Planificación.

En 1.947 fue Ministro Consejero de la Delegación ecuatoriana, por la prensa, en la Conferencia de Bogotá de 1.947. Estuvo alojado en el mismo hotel que el joven comunista Fidel Castro y allí presenció todo el “bogotazo”, viendo a Castro en acción. Por ello es que sabía y le constaba que Castro era no solamente comunista sino también terrorista y algo de eso dijo en su famoso artículo, que le costó la salida de la redacción de la revista Vistazo.
——— En cuanto a su seudónimo de Mosquetero, parece que lo usó por primera ocasión en el Guante y era como sigue: D’Artagnan (Germán Line Sotomayor); Aramis (Juan Emilio Murillo); Athos (Jorge Diez ); y Porthos (Adolfo H. Simmonds).- Después todos los demás se alejaron de las letras y quedó Simmonds solo, utilizando Aramis y Porthos indistintamente, al final fué solo Porthos, como había sido desde el principio.
Su oficina estaba en el segundo piso del edificio del Diario El Telégrafo, segunda ventana hacia 10 de agosto.
Algún chusco le dijo que era un invertido, no porque fuera homosexual sino porque invertía las horas, durmiendo de día y trabajando y viviendo de noche. Eso le hizo muchísima gracia y luego lo repitió algunas veces, siempre riéndose de la ocurrencia.