Ruiz Pedro

En 1865 casi toda la fuerza liberal, excepto algunas partidas que vagaban por la actual provincia de El Oro, hallábase reunida a bordo de la flotilla fondeada en Jambelí. Santa Rosa estaba guarnecida por tropas del gobierno, y mandada por los coroneles. Celestino Lara y Pacífico Aguirre. Ignorando Urbina la llegada de García Moreno a Guayaquil, y deseoso de no dejar enemigo a retaguardia, se resolvió a dividir sus tropas, trasbordó parte de ellas al Washington, y partió en él a Zarumilla.
El Washington estaba mandado por el Comandante Juan Heredia, y su segundo el comandante Francisco Modesto Game. El menor número de tropas fue dejado en los demás buquecitos. En Zarumilla saltó a tierra, y siguió al Papayal, donde se encontró con la Coronel María Irigoyen, quien, con 30 hombres, marchaba a incorporarse. “En Gualtaco se agregaron los Patriotas Gaspar Alamiro Plaza, adolescente, Julián Indaburu Bodero, Juan Francisco Mariscal y Enrique Larroque. Horas después se incorporaron el coronel José María Cornejo, los tenientes coroneles Ramón Cornejo, Pedro Jaramillo, Láutaro Lamota, Julio Lavayen y N. Saona, los sargentos mayores N. Sánchez, N. Aguilar y cosa de 90, entre jefes, oficiales y soldados venidos de Tumbes. Allí dividió sus tropas en 4 columnas: una, dirigida por el coronel José María Cornejo, el coronel José Sotomayor y Nadal y el comandante Antonio Suárez; otra, por el coronel Pedro Jaramillo, y el teniente coronel N. Sánchez y el capitán G. Alamiro Plaza; otra, por el comandante Láutaro Lamota y el comandante Luis Medina; y otra; por el coronel Saona y el sargento mayor N. Aguilar, muchos jefes y oficiales, como los coroneles Juan Antonio Robinzón, Pedro Campuzano, Ramón Cornejo, los comandantes Gregorio Rodríguez, Rafael, Pedro Chica Cortázar y varios capitanes, tenientes y subtenientes, quedaron sin colocación, por escasez de tropa, y marcharon armados de fusiles. También se organizó un piquete de caballería, a órdenes directas del General Guillermo Franco; jefes subalternos de ésta, fueron los afanados por su valor, comandante Juan Manuel Campuzano y capitán José Zúñiga. El 24 de junio llegaron a las afueras de Santa Rosa. El general Urbina mandó a parlamentario al teniente coronel Julio Lavayen, quien fue recibido a balazos. Entonces Urbina dispuso el ataque. Las tropas conservadoras constaban de 300 soldados, las liberales no llegaban a 200. Antes de alistarse las dos tropas, pues entre ellas había una colina, dispararon casualmente un tiro, que mató al joven capitán Vicente Franco, Edecán del general Urbina. La tropa liberal embistió entonces furiosa, por dos sitios. Duró el combate una hora, y la victoria vino a lisonjear a los liberales. Se distinguieron entre ellos los jefes Lamota, Cortés, Cornejo y Jaramillo, y los tres últimos salieron heridos. Cirujano de los liberales era el Benemérito Doctor Carlos Auz, quien a muchas persecuciones del tirano no había soportado en su Patria, a pesar de sus relevantes condiciones como médico, y de su corazón generoso y compasivo.