Cabildo de Gquil – Fines del siglo XVIII
Cuando el bachiller Francisco Atanasio Ruiz presentó su nombramiento de teniente del protomédico de Lima, se le exigió que enseñara sus títulos de médico, ya que era necesario serlo para ejercer ese cargo.
El grupo del corregidor tomó la causa de Hurtado como propia. Y como tenía armas, las utilizó. Los mayordomos del hospital le deben las cortas y las largas al licenciado Francisco Javier Ruiz cuando reclamaba su salario. El corregidor dispuso el cierre de la botica del doctor Francisco Atanasio Ruiz. Y como no se amilanaron, el corregidor se propuso hacerlos embarcar a la fuerza a los dos Ruiz en una nave que salía a Panamá, junto con el doctor Bentivoglio. Les dieron el soplo a tiempo y así pudieron escapar a los montes. Minvielle se fue a Quito a comienzos de junio de 1756 y allí presentó su queja a la Real Audiencia, pidiendo que se le ordenase al corregidor remitir a Quito la causa secreta que se había instaurado contra ellos, y que no se les impidiese ejercer sus oficios y tener boticas. La providencia del cabildo fue notificada (23 octubre 1764) a los Bachilleres Vicente Vergara, Ignacio Hurtado, y a don Antonio Jiménez, como dueños de las tres boticas existentes en la ciudad, y al protomédico doctor Francisco Javier Ruiz, que ya había reemplazado en ese cargo a don Francisco Atanasio quizás fallecido por entonces.