RICKE DE MARSELAER FRAY JODOCO

MISIONERO.- Nació en Malinas, importante ciudad comercial de Flandes (Países Bajos) el 29 de Octubre de 1498. La región había pertenecido al reino de Borgoña hasta que por el matrimonio de la hija del Rey Felipe el atrevido con el príncipe Maximiliano, se anexó al Imperio alemán. Fueron sus padres legítimos Jean de Ricke van Heffene, Montero Mayor de Brabante, señor de Boort-Meerbeck cerca de Malinas, propietario agrícola de Limbosch con estancia de pastos y ganado en Liezcle. Varias veces electo Jurado por el gremio de pañeros por ser propietario de telares. Concejal de la Magistratura de Malinas, donó un importante vitral a la capilla de Santa Gertrudis y San Aniano de la Iglesia de Nuestra Señora sobre el río Dyie en cuyas cercanías estaba su casa, y de Jeanne de Marselaer y Laenen, señora de Van Marselaer en el Brabante. Hermana entera de Adriano de Marselaer y Laenen que en 1523 llegó a Gran Chambelán y a Secretario del Papa Adriano VI. Los padres de fray Jodoko ya eran fallecidos antes de 1549.
El segundo de una larga familia compuesta de doce hijos, recibió en el bautismo el nombre flamenco de Jodoco que significa José en español.
Se crió cerca del futuro Emperador Carlos V con quien fue amigo de toda confianza en la corte. Recibió las primeras letras en la escuela que dirigían los hermanos de la Vida Común, Orden fundada por Geeraert de Groot y fue su profesor de música el español Juan de Anchieta, enviado por la reina Isabel la Católica a Malinas para la educación artística de su nieto el Príncipe Carlos.
Muy Joven hizo un año de noviciado en el convento franciscano de Malinas. En 1516 se trasladó al de Gante para el sacerdocio, culminando los estudios en 1525 con su ordenación a manos del Arzobispo Juan de Caron de Let, miembro del Consejo privado de la Regencia en Malinas. El 26 prosiguió su preparación en la Universidad de Malinas, donde siguió Derecho Civil y Canónico, Matemáticas, Arquitectura y Anatomía. El 32 viajó a ToIosa en Francia para asistir a la Congregación General de la Orden y el nuevo Superior padre Nicolás Herborn, el día 19 de Julio le otorgó la respectiva Cédula autorizando su paso a las Indias, con otros once religiosos escogidos para misionar.
A fines de ese año se entrevistó en el Castillo de la Mota en Medina del Campo, con la emperatriz Isabel, mujer de Carlos V, que le dio el pase a México. En Enero del 33 conoció a los primeros indios americanos en Madrid, en Noviembre se embarcó en San Lúcar de Barrameda y partió hacia la isla Española con otros religiosos franciscanos entre los cuales iban dos flamencos. Juan de Clerk Van Hove y Pedro Gosseal que también terminaron en Quito.
En México fueron acogidos por el padre Juan de Granada, Comisario General de Indias. Luego visitaron la Gobernación de Nicaragua. En León conocieron al famoso padre Motolinea (fray Toribio Paredes Benavente) que había arribado de México. En Marzo del 34 tomó la ruta al Perú con Gosseal y el hermano lego fray Alonso de Baena. Al arribar al Perú conocieron al cronista Diego Trujillo, se enteraron que las tropas de Sebastián de Benalcázar habían partido al norte y decidieron seguirlas.
En Diciembre recibieron las destruidas residencias de los Capitanes de Huayna Capac para construir una capilla de paja que dedicaron a San Pablo porque la terminaron el 25 de Enero de 1535 día de su conversión. Entonces plantó las primeras espigas de trigo en Sudamérica que había traído en un cantarito de bronce que aun se conserva en memoria de esta acción civilizadora.
En 1536 empezó la reconstrucción del acueducto que recogía las aguas del Pichincha para proveer a los moradores de Quito. El 37 pidió la entrega de los lotes del convento e iglesia, enseñó el cultivo de hortalizas en su huerto y consiguió tierras para los indios que vivirían en el convento.
En 1538 recibió las tierras de Cumbayá y Lumbisí dejadas por Diego de Tapia al convento y escribió una carta a sus padres residentes en Malinas, cuyo original se ha perdido, pero queda una copia antigua que ha sido traducida al español.
En 1539 comenzó a enseñar a los indios a arar con bueyes, animales que ya habían arribado a Quito. Igualmente a cultivar la cebada, las vides y los duraznos. En 1545, durante el Capítulo franciscanos fue electo Custodio y Comisario en todo el Perú, aunque el número de frailes no llegaban ni a diez en estos territorios. Como tal envió a fray Francisco de Santana a fundar el convento en Lima y a fray Francisco de la Cruz a fundar el Convento en Trujillo.
En Enero de 1546 concedió asilo a varios prominentes capitanes de las huestes derrotadas del Virrey Blasco Núñez de Vela en la batalla de Iñaquito y ayudó a fundar el Hospital de Nuestra Señora de la Antigua, el primero que tuvo Quito. Ese año conoció a los Cronistas Pedro Gutiérrez de Santa Clara y Alonso de Borregán de paso por su convento, y se vio comprometido en las guerras civiles de los conquistadores pues solicitó al Papa la investidura de Rey del Perú para Gonzalo Pizarro.
En 1547, habiendo aprendido el quichua escribía sus sermones en dicho idioma y hasta compuso un Catecismo y varias oraciones para los indios. Entonces intercedió ante Carlos V para que protegiera a un hijo de Huayna Capac, a dos de Atahualpa y a las hermanas de dicho emperador, a quienes había recogido en el convento.
En 1548 recibió a los primeros franciscanos españoles que arribaron a Quito y envió a fray Pedro de Rodenas a fundar un convento en Pasto. A fines de año visitó Lima para asistir al Capitulo franciscano. En dicha capital conversó con los Cronistas Pedro Cieza de León y Agustín de Zárate y al volver evangelizó a los indios Cañaris durante seis meses, fundando un convento en Tomebamba.
En 1549 trató al viajero y escritor italiano Girolamo Benzoni, fundó varios pueblos y reducciones (doctrinas) y estableció en el convento de Quito la enseñanza de artesanías y bellas artes. Con el primer Obispo que tuvo Quito, fray Garci Díaz Arias, mantuvo excelentes relaciones.
En Abril de 1551 inició los cimientos del grandioso templo de San Francisco con piedras de las canteras del Pichincha. Los franciscanos comenzaron los pueblos de indios adoctrinados de Tiquisambe, Caranque, Cayambe, Latacunga, Chimbo y Chapi y en el convento de Quito se abrió el Colegio de San Juan Evangelista para la enseñanza de lectura y escritura, contar en cifras de guarismos, Gramática, Latín, Música y Religión, aunque los alumnos también aprendían artes menores como la forja del hierro, pintura con fray Pedro Gocial que por ello era llamado fray Pedro Pintor, iluminación de libros religiosos, tañido de instrumentos de música (tecla y cuerdas, sacabuches y chirimías, flautas, cornetas, trompetas, música gregoriana y hasta canto llano, como debido complemento se construyó un pequeño órgano el 52. Sus hermanos en religión le eligieron Guardián del Convento hasta 1555.
Este Colegio fue el primero de arte en la América del sur y tuvo gran importancia para la formación de pintores, escultores, músicos, cantores. apuntadores de libros, carpinteros, talabarteros, herreros, plateros, silleros, etc., Las Cofradías y sus gremios agrupaban en libros a todos los practicantes de un determinado oficio y les daban protección y auxilio en vida y en muerte.
En 1553 pidió al cabildo un cáliz con su patena y una campana. El 55 le sucedió como Guardián fray Francisco Morales. El 56 escribió una carta al Guardián del convento franciscano de Gante y el manuscrito “Relación de los sucesos del Perú y costumbres de los vecinos de Quito”. El 57 se hizo una información sumaria de testigos sobre la obra pedagógica del Colegio de San Juan Evangelista. El 58 le volvieron elegir Guardián hasta el 61 y consiguió del Gobernador Gil Ramírez Dávalos la confirmación de las tierras de los indios del convento.
En 1559, cambiando el nombre del Colegio de San Juan Bautista por el de San Andrés, en honor al Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, gestionó una ayuda económica para contratar profesores de Música, Latín y Gramática. El 60 recibió de Ramírez Dávalos seis trompetas con sus mangos de tafetán y tres ternos de chirimías con sus sacabuches. El 61 comenzó a construir una residencia de verano en Pomasqui sobre los terrenos donados por los indios caciques de esos contornos. El 63 volvió a presidir el Convento por renuncia de su propietario fray Pedro Chávez. El 64 logró 1500 pesos de las autoridades para ser invertidos en la construcción del Convento en Quito que logró ver terminado el 65 con un bellísimo claustro principal en proporciones ciclópeas que aún hoy causa admiración por su rara belleza. Fue el triunfo del barroco en España y América lo cual se explica porque el barroco ya había sido aceptado en Flandes. Este convento quiteño es trece años más antiguo que el Monasterio del Escorial. Por entonces también se iniciaron los obrajes de indios en Latacunga y los doctrineros franciscanos de Guano empezaron a producir alfombras que eran verdaderos tapices gigantes.
En 1567 fundó la Cofradía del Santísimo Sacramento. El 68 hizo una segunda Información Sumaria sobre la labor del Colegio de San Andrés, cuyos profesores eran indios salidos del propio Colegio. En el Convento funcionaba la cervecería para consumo de los religiosos, existía un reloj y buenas campanas. El 69 fue electo Guardián del Convento de Popayán que encontró a medio talle, organizando la construcción de la iglesia. El 72 fue reelegido y recorrió las tierras de los indios Chocoes. Noanamas y Cirambiraes, esforzándose por conocer sus lenguas. I en dichas labores se encontraban el 2 de Agosto de 1575 cuando falleció en esa ciudad de Popayán, de casi 76 años. Su cronología ha sido estudiada por el historiador franciscano fray Agustín Moreno Proaño.
Lamentablemente el Colegio de San Andrés cerró sus puertas en 1.581 debido a la pugna surgida entre el Obispo Pedro de la Peña y los frailes franciscanos. Los bienes pasaron a ser administrados por los agustinos quienes se hicieron cargo de la enseñanza musical a través de un nuevo Colegio llamado de San Nicolás, mientras los franciscanos se dedicaban a administrar treinta y siete parroquias situadas en Quito y sus alrededores.
A más de los franciscanos fray Jodoko Ricke y fray Pedro Goseal hubo otros profesores laicos: Gaspar Becerra en canto, Andrés Lazo en canto y tañido de chirimías, flautas y tecla. Agustín Vega en Gramática. Los alumnos alcanzaron un alto nivel en Motetes (coros) se incluía los de Francisco Guerrero a cuatro y cinco voces y al poco tiempo numerosos alumnos indios estuvieron formados. Diego Gutiérrez, natural de Quito, en canto, escritura y tañido de tecla y flautas. Pedro Díaz, natural de Tanta, para canto llano, lectura, escritura, tañido de flautas y chirimías. Juan Mitima, de Latacunga, para canto y tocado de sacabuches. Cristóbal de Santa María, de Quito, para canto y tañido de instrumentos. Otro fueron solamente ayudantes como Juan Oña, de Cotocollao. Diego Guaña, de Conocoto. Antonio Fernández, de Guangopolo. Sancho, natural de Pisolí. En el Colegio de San Andrés se formarían Cristóbal de Caranqui, cuyo virtuosismo como cantante y ejecutante fue alabado en un Informe dirigido a Madrid. Diego Lobato Yarucpalla, considerado el más antiguo compositor nacional. Juan Bermejo, diestro en el canto, tañer de órgano y flauta. En esto de buscar alumnos de diferentes pueblos obedecía al deseo de proveer a los curas doctrineros, de ayudantes apropiados para la práctica del culto.