Regalado Libertad.

Título: Las palabras sumergidas
Autora: Libertad Regalado
Editorial: Eskeletra, Univ. Laica.
“Eloy Alfaro”, Manta, 1993.
Gilda Holst
El cuento “las palabras sumergidas” del libro del mismo nombre de la escritora manabita Libertad Regalado es toda una metáfora de la escritura y su recepción. (Y su análisis me ha servido como introducción para los tres libros que presentó hoy día). El cuento termina así “el paisaje se ha detenido en una ventana”, esto es, un punto de vista, una respuesta, donde me sitúo como lectora reseñadora de este libro del que trataré de describir sus paisajes. El cuento en sí trata de un recorrido, un recorrido de palabras que parten de “voces extrañas” “flashes”, “el traje gris” convencional de la propia palabra, se enrumba por un camino, se “retuercen”, empiezan a hacerse verdes, a adquirir vida gracias a las manos del escritor. Estas palabras han salido, de alguna manera, de un silencio, de lo que no se dice o no se habla mucho, de lo extraño o insólito o extranjero que no se entiende o se trata de traducir y luego se “sumergen” en ese otro silencio de lectura donde una se enfrenta a una conciencia extraña y, en ese choque intersubjetivo, se tratara de reflotar sus palabras que, indefectiblemente, estarán mezcladas con las mías.
Un hombre regresa a su pueblo después de largo tiempo. Se encuentra con conocidos y parientes que, al verlo, les provoca, a dos de ellos, la muerte. Es llevado preso y el comisario le informa “que la persona que dice llamarse” está muerta. Le presenta pruebas: la noticia de su muerte, el velatorio, el entierro, la colecta para la viuda.
“- Reconozca que está muerto – le dice el comisario;
-Por qué voy a mentirle – responde.
Si estuviera muerto se lo diría”.
El cuento “Muerto en vida” que, si mal no recuerdo, es recogido de una noticia periodística, no sólo señala, mezclando el humor negro con lo absurdo, que la mirada del otro está ahí para dar vida como también para destruir, sino que rescata ese estado o situación de “muerto en vida” con el que Libertad Regalado va a trabajar en su libro.
He encontrado dos vertientes en los 35 cuentos que componen el libro. En primer lugar, cuentos que reflexionan sobre la naturaleza de la palabra, la literatura y el arte y es donde encuentro los enfoques más creativos de Libertad Regalado. “Las palabras sumergidas”, “Entre el velo y la histeria”, magnífico título para mostrar cómo la literatura se inscribe en el cuerpo, “Atrapada”, cuento que, a través de un discurso onírico, trata de atrapar la realidad que la circunda, en este caso , un cuadro, y trata también de la búsqueda y persecución de un sentido: la imagen de una mujer que es perseguida y devorada por unos perros, que renacen para, nuevamente, ser perseguida, y al final: citó: “unas cerdas largas me atrapan, de un brochazo quedó prendida en un espacio de aquel lugar. Mañana mi cuerpo desnudo y su cabeza serán un enigma”.
El cuento “El día que las palabras decidieron no salir en el diario” trata de unas palabras que se salen del papel o de su papel en el tiempo, esto es, tal vez, ser noticia, ser una mala noticia, diversión, sentimiento. Alguien las recoge para que no se pierdan en la calle, las guarda en su cartera y es acusada por ello. Y entonces, surgen un sinnúmero de preguntas en el lector: ¿Es acusada por no permitir su circulación? ¿Por guardar celosamente un sentido? ¿Qué papel tienen las palabras en el mundo de hoy? ¿Salirse de un papel determinado? ¿Qué tipo de palabras querría alguien que no se pierdan? El cuento queda abierto a sus varias posibilidades.
La otra vertiente son los cuentos que reflexionan sobre el sujeto, el sujeto femenino y su estar en el mundo. En “Mis pasos los pasos”, gran cuento en verdad, trata la contraposición de lo individual con lo colectivo y en él convergen varios elementos o motivos que encontramos en el libro. La necesidad de caminar, “de vivir, de salir del espacio cerrado de una habitación que ahoga, en otros cuentos ha sido, una prisión, un túnel, un lienzo, una rutina, una convención. Salir y caminar al espacio abierto: la calle, donde irremediablemente se topará con otros pasos, los pasos, que harán que sus pasos resuenen distinto, el encuentro con un otro masculino, un hombre “ladino” que, según diccionario , es aquel que habla una lengua extranjera, que la dejara vacía, en otros cuentos ese encuentro la dejara dividida, extraña a sí misma, enferma o sola. Y en ese vacío: cito: “algo cobra cuerpo”, (frase impactante), “algo cobra cuerpo”, invade “se incrusta en ella”, “una tela de araña”, “un extraño sopor”, al que ella se entrega, se atrapa. Escucha una voz que le dice “Levántate y anda”, dicha a Lázaro, un muerto, y que se enlaza a la demanda inicial del cuento de caminar. Ella no hace caso: citó: “los hombres como un torrente lo van llenando todo, la sumergen en el ruido”. “La otra vida” que interpretó como vida interior o individual queda dormida pero no enterrada: cito: “Me han quitado el silencio donde mi otra vida queda dormida”.
El libro de Libertad Regalado es el recorrido de ese “extraño sopor”, cansancio angustia, miedo, “muerte en vida” como es la soledad, como es cuando el deseo femenino no es reconocido sino tratado como enfermedad hasta por la propia mujer del cuento “Epílogo” Las palabras sumergidas es el intento de acortar distancias entre la contención y el derrame, entre el silencio y el ruido o entre el silencio y el grito. Es el esfuerzo doloroso de despertar, de cito: “armar el rompecabezas de un cuerpo”, fragmentado por el mundo del cuento “Pesadilla”. Es, por último, un libro que cobra cuerpo, se inscribe en uno.