En la toma de Guayaquil, el que de julio de 1883.
Llegaban varios jóvenes del Escuadrón Sagrado, entre los cuales recuerdo a Manuel Sarasti, Gabriel Urbina Jado, I. Pérez. Venían entusiastas por entrar en línea, jadeantes, corriendo, con excepción de uno que andaba a caballo y que tomo al grupo a otro de sus denodados compañeros. Al oír la belicosa aclamación de esos jóvenes, me fui con ellos.