Parreño José María


Los Hospitales estaban en su misma pobreza del coloniaje. El de San Juan de Dios de Quito, casi abandonado, viéndose el Municipio en el caso de tener que ayudar a esa casa de enfermos, cambiando al Prefecto, a cuyo descuido administrativo se culpo el estado lamentable de la casa. En su lugar se lo nombro al Presbítero José María Parreño, hombres de muchas dotes y de mucho respeto, que llego a ser Rector de la Universidad Central, señalándole una remuneración apropiada para su labor.    
Al finalizar el primer gobierno de Flores, el Presbítero José María Parreño fue electo rector de la Universidad Central en 1834, hablaba varios idiomas en tiempos en los que aquí hubo muy poco empeño por saber idiomas. Conocía las Matemáticas, Jurisprudencia, Teología, Derecho Conocía las Matemáticas, Jurisprudencia, Teología, Derecho Canónico y la filosofía, lo que le valió el prestigio de “sabio ecuatoriano”. Tuvo dotes oratorias y vocación para la docencia. Fue una elección de rector bien alcanzada y merecida. La Universidad afianzaba su prestigio con una persona de estudios y merecimientos del doctor Parreño, que también tuvo que ver con la vida asistencial, al ser nombrado Prefecto del Hospital San Juan de Dios en Quito, en 1833.   
El doctor Parreño, hombre sobresaliente por la claridad de su talento, filosofo profundo, jurisconsulto y canonista de crédito, familia rizado con la lengua de Horacio y de Virgilio, era el primero de nuestros matemáticos, un teólogo de renombre entre los eclesiásticos, un hombre de todas sillas.