En 1859 el primero tropezó fue el Alférez Santiago Palacios, quien había comandado la escolta que aprehendió a García Moreno la antevíspera. Palacios era un hombre muy formal, de Quito: algunos asientan que protegió a García Moreno en su fuga. García Moreno le disparo un tiro de revolver y le hirió, al verlo en la plaza de Riobamba; luego lo aprehendió y lo sentencio a muerte, sentencia que fue ejecutada a vista de él, antes de que Palacios tuviera el consuelo de arrodillarse ante algún sacerdote.
“Biografía de García Moreno”. “El Comercio”, Lima, septiembre 20 de 1861. Consta en esta biografía que cuando García Moreno tropezó con Palacios, quien estaba solo, embriagado e indefenso, en la plaza de Riobamba, saco su revólver y le disparo un tiro: Palacios estaba herido, cuando fue fusilado por la escolta.
