Joven acaudalado, propietario y futuro fundador de Santiago de Guayaquil, quien una vez establecido en la ciudad de Portoviejo en 1535 contribuyo con dinero y su “casa estaba abierta a los enfermos y necesitados y en ella encontraron albergue, comida, medicinas, y otros socorros” todos los que por estas tierras estaban llegando. Debía ser el extremeño quien se impusiera esta humanitaria misión, sabemos de él no solo que fue explorador y hombre de aventura guerreras, que no solo fue acaudalado, sino que unía a estas cualidades y a dinero la de una ilustración concienzuda; fue hombre de amplios conocimientos en materia de ciencias y doctrinas. ¿Vivió solo en Portoviejo o lo acompaño en su humanitaria labor su esposo Ana de Ayala? No lo hemos podido saber hasta hoy; pero, si sabemos que esas cualidades que adornaban la personalidad del ilustre y generoso tuerto, fundador de Guayaquil y más tarde descubridor del rio del Amazonas, le granjearon las simpatías de los vecinos de Portoviejo y también los de Guayaquil. Hizo la tercera fundación comisionado por su amigo y pariente Francisco Pizarro; en efecto, salió de Lima en el mes de Mayo y viajando por tierra hasta Tumbez continúa su viaje por agua para llegar a la Isla Puna. De allí sube por el Rio Mayca (rio Guayas) hasta el pie del cerrito Verde (cerro Santa Ana) en la belicosos huancavilcas” como lo dice el mismo en su exposición de servicios al rey de España. Allí, en la margen Occidental del rio, resuelve fundar la ciudad de Santiago, que mas tarde había de llamarse Santiago de Culata, luego Santiago de Guayaquil, y por ultimo Guayaquil; allí se fundó, porque como expresa el fundador en su exposición antes citada es pasaje abundantísimo de mantenimiento, cómodo y el mas a propósito para facilitan la salida de sus frutos a las ciudades de arrito y Popayán y asegurar los comunicación de la costa con el interior de estas provincias.
Los edificios de esta fundación fueron construidos “con maderas del país, sin cuidar de la simetría para formar calles rectas, y menos aun de que estas fueran anchas” resultando una aglomeración de edificios disimétricos que no guardaban ni “las distancias necesarias para evitar la propagación de fuego en casos de incendios”. La ciudad fue asentada en la margen derecho del rio, recostada en el lado sur del Cerrito Verde, en un terreno firme pero angosto en su parte plana y muy cerca, por dos de sus cuatro frente, a terrenos pantanosos, cubierto de espesos manglares por entre los que se insinuaban varios esteros formados por el Rio Guayas y el brazo del mar llamado posteriormente y hasta hoy el Salado. La ciudad quedo fundada y Pizarro premio lo servicios, designándolo capitán General y Teniente de Gobernador en Guayaquil y Puerto Viejo, cargo que ejerció en la primera de las ciudades hasta 1541. Muchos problemas esta fundación, las mujeres indígenas huían por lo general del trato carnal con los hombres blancos, internándose en las montañas; además los conquistadores traían en sus ejércitos gentes de toda relea y condición moral; estas y otras causas dieron origen al homosexualismo entre unos pocos hombres de la reciente fundación y que Orellana castigo impecablemente. El declaro en 1544 ante el fiscal del consejo de Indias en la Corte de Valladolid, que de acuerdo con los Códigos Vigentes había confiscado los bienes y condenados a la hoguera a ciertas personas delincuentes del delito de Sodomía. Entre estos estuvieron no solo españoles sino también algunos de los indios.
Nació en Trujillo, ciudad española de la Provincia de Cáceres, a principios del siglo XVI, paso al Perú y acompaño a Gonzalo Pizarro en la jornada y conquista del país de la Canela, en 1543 que le dio el mando de un bergantín que había fabricando para conducir los enfermos por el Rio de las Amazonas, al mismo tiempo que el ejercito seguí las marchas por las orillas; pero Orellana se escapo con el bergantín y navego hasta salir a la Mar del Norte y vino a España, presentándose en Valladolid, donde se hallaba la Corte y acompaño una relación de su viaje, con la que logro que el Emperador Carlos y le concediese la conquista de aquel país; dándole titulo de adelantado; pero habiéndose casado, gasto todo el caudal que había traído y se vio pobre e imposibilitado de verificar su contrato, por lo cual se detuvo algunos años, buscando los medios, hasta que finalmente lo consiguió y se embarco con 500 hombre muriendo en el viaje. Según nuestro concepto, la relación del viaje al Amazonas por Fray Gaspar de Carvajal y el acta suscrita por los compañeros de Orellana en la pueblo de Aparia, ante el Notario Francisco de Isasaga, vindican ampliamente a Orellana, de las injustas acusaciones de que generalmente he sido víctima. Véase “El rio de Orellana” por Fray Gaspar de Carvajal.- Publicaciones Históricas del I. concejo de Quito, Volumen XXIX, versión de Jorge A. Garcés G.
Escribió Relación dilatada del viaje que hizo por el Rio de las Amazonas saliendo al mar.
Hizo la expedición de la provincia de Esmeralda, con ciento cincuenta soldados y más de quinientos indios, paso de Manabí por tierra a Esmeraldas.
Don Francisco de Orellana joven acaudalado propietario y futuro fundador de Guayaquil, quien vez establecido en la ciudad de Portoviejo en 1535 contribuyo con su dinero y su “casa estaba abierta a los enfermos y necesitados, y en ella encontraron albergue, medicina, comida y otros socorros”, todos los que por estas tierras seguían llegando. Debía ser el extremeño don Francisco de Orellana quien se impusiera esta humanitaria misión; sabemos de él que no solo fue un explorador y hombre de aventuras guerreras, que no solo fue acaudalado, sino que unía a estas cualidades y al dinero la de una ilustración concienzuda; fue hombre de amplios conocimientos en materia de ciencias. Orellana ¿vivió solo en Portoviejo o lo acompaño en su humanitaria labor su esposa Ana de Ayala’. No lo hemos podido saber hasta hoy. Pero si sabemos que esas cualidades que adornaban la personalidad del ilustre y generosos tuerto don Francisco, fundador de Guayaquil y más tarde descubridor del rio de las Amazonas, le granjearon las simpatías de los vecinos de Portoviejo y también de los de Guayaquil.
Don Francisco de Orellana, a quien conocemos, comisionado por su amigo y pariente Francisco Pizarro al que acaba de ayudar en la batalla de las Salinas a tres leguas al suroeste del Cuzco el 21 de abril de 1538, ha salido de Lima en el mes de mayo y viajando por tierra hasta Tumbez continua su viaje por agua para llegar a la isla de Puna. De allí sube por el rio Mayca (rio Guayas) hasta el pie del cerrito Verde (cerro Santa Ana) en la provincia de la Culata, “a costa de muchos y recisimos encuentros con los belicosos huancavilcas” como dice el mismo en su exposición de servicios al Rey de España. Hasta aquí ha llegado con unos setenta compañeros entre los cuales están el mercedario Fray Juan de Ulloa, el Capitán Cristóbal de Villalta que llego a ser Corregidor de la ciudad en 1547-51, Manuel de Estacio, el Capitán Francisco de Valverde, Juan de Jaén, Lope de Azebedo, Francisco de Olmos, Juan Fernández y Diego Martin.
Allí, en la margen occidental del río, resuelve Orellana fundar la ciudad de Santiago, que mas tarde había de llamarse Santiago de la Culata, luego Santiago de Guayaquil y, por ultimo Guayaquil; allí se fundó porque, como expresa el fundador en su exposición antes citada, es “paraje abundantísimo de mantenimiento, cómodo y el mas a propósito para facilitar la salida de sus frutos a las poblaciones de Quito y Popayán, y asegurar la comunicación de la costa con el interior de estas provincias”.
Los edificios de esta función fueron construidos “con maderas del país, sin cuidar de la simetría para formar calles rectas, y menos aun de que estas fueran anchas”, resultando una aglomeración de edificios disimétricos que no guardaban ni “olas distintas necesarias para evitar la propagación del fuego en casos de incendio”.
La ciudad fue asentada en la margen derecha del rio, recostada en el lado sur del Cerrito Verde, en un terreno firme angosto en su parte plana y muy cerca, por dos de sus cuatros frentes, a terrenos pantanosos, cubiertos de espesos manglares por entre los que se insinuaban varios esteros formados por el rio Guayas y el brazo de mar llamado posteriormente y hasta hoy El Salado.
La ciudad quedo fundada y Pizarro premio los servicios de Orellana designándolo Capital General y teniente de Gobernador en Guayaquil y Puerto Viejo, cargo que ejerció en la primera de las ciudades hasta 1541.
Las mujeres indígenas huían por lo general del trato carnal con los hombres blancos, internándose en las montañas; además, los conquistadores traían a sus ejércitos gentes de toda ralea y condiciones moral, estas y otras causas dieron origen al homosexualismo entre unos pocos hombres de las recientes fundación, y que Orellana castigo impecable. Marcos Jiménez de la Espada en sus Relaciones Geográficas de Indias dice que fue “rigurosísimo en el castigo de cierta irregularidad”, y el mismo Orellana declaro en 1544 ante el fiscal del Consejo de Indias en la Corte de Valladolid, que de acuerdo con los Códigos vigentes había confiscado los bienes y condenado a la hoguera a ciertas personas delincuentes del crimen de sodomía.
Probablemente, entre estos delincuentes estuvieron no solo españoles sino también algunos de los indios.