Guayaquileño, nacido el año de 1813. Ingreso a la Escuela Náutica el 17 de marzo de 1826; luego de 2 años y 3 meses de permanencia completo el curso y fue examinado con fecha 7 de julio de 1828; embarcándose en la goleta “Guayaquileña” participo en el combate Naval de Malpelo, con el grado de Aspirante de Marina. De igual manera combatió contra los peruanos que invadieron Guayaquil en noviembre de 1828. Hizo una brillante carrera naval y fue ascendiendo hasta ostentar el grado de capitán de Navío. En 1863 desempeña la Mayoría de Marina fue suprimida por no ser necesaria. En 1865 consta nuevamente como Capitán de Navío graduado y como Mayor General de Marina, el único buque era, esta vez, el vapor “Guayas” al mando del capitán de Fragata Diego Matos Suprimida nuevamente fue nombrado Ministro de las Cortes Marciales.
El caso de Agustín de Oramas Natural de Panamá es muy sui generis: el 11 de febrero de 1785 pidió 1.000 pesos, al tres por ciento y el 10 de marzo del siguiente año repite su petición; se le contesta el 21, que no hay lugar al préstamo “por haber gastos mas precisos” pero el 28 del mismo mes de marzo se resuelve darle dinero, mas solo 800 pesos, en navidad de 1789, con el préstamo supuestamente requetevencido, el cabildo recibe una comunicación del tribunal de Cuentas en Quito para que “informe lo que se ofrezca en orden a la representación que acompaña de don Agustín de Oramas, solicitando no se le estimule a la devolución de ochocientos pesos de principal que reconoce a favor de propios” (propios= rentas o bienes del cabildo). Oramas no pagaba no porque no podía, sino porque, siendo “enfiteuta y arrendatario de las Covachas de la plaza de Mercado”, la sacada demasiado provecho al dinero como para devolverlo. Era secretario de Gobierno y pretendía tan solo dilatar el pago. En febrero de 1790 o se le concedan dos años más para su devolución”. Pero el Cabildo fue más terco y vivo.
En marzo 9 de 1790 logro Oramas que se le aceptase devolver los 800 pesos, “siempre y cuando se le pida para la construcción de la obra de la Real Cárcel (pero) sin haber lugar al censo perpetuo ni el plazo de dos años.” Y en efecto se le pedio el dinero para aquel fin, en mayo, y lo tuvo que cancelar con un libramiento a cargo de Diego Pimentel.