MURRA JOHN V.

CREADOR DE LA ETNOHISTORIA ANDINA.- Nació en Odessa, Ucrania, cuando aún formaba parte del Imperio Ruso, el 24 de Agosto de 1916 en el seno de una familia judía pobre. Llamó Isak Lipschitz y creció en Bucarest, capital de Rumania, donde se trasladaron los suyos. Su padre se había criado en un orfanato y trabajaba desde los doce años pero a base de esfuerzo y sacrificio llegó a ser propietario de una pequeña fábrica de papel.

A los quince, mientras estudiaba en un Liceo, encontró trabajo fijo como aprendiz para las páginas deportivas de un diario. Después tuvo su propia columna y algo de salario. Hablaba varios idiomas, ucraniano, ruso, rumano, francés y tradujo del inglés las obras del novelista norteamericano John Dos Passos. Afiliado a las juventudes de la Social Democracia, su padre deseaba que estudie leyes y cuando fue expulsado por político, se preparó y presentó a los exámenes nacionales como estudiante particular.

Trabajó en diferentes fábricas de papel en Rumania y Croacia, conociendo a la primera generación de trabajadores balcánicos, formada por rumanos, búlgaros, gitanos, griegos, servios, croatas, eslovenos, todos ellos campesinos arrancados de sus fincas que hacían turnos de doce horas con descansos de veinticuatro para atender sus cultivos. Fueron meses asendereados, sus compañeros lo invitaban a sus casas, conversaban sobre los cultivos, las ceremonias de cosechas, la reforma agraria de 1918. Estas experiencias le enseñaron a valorar las diferencias culturales de los pueblos.

En 1934 fue encarcelado varias veces aunque por pequeños períodos, debido a su condición de activista en los sindicatos, legales en Rumania e ilegales en Croacia. Sus ideas marxistas le volvían un joven peligroso.

Su padre quiso enviarlo a estudiar los procesos químicos en la fabricación del papel en Grenoble, Francia, como paso previo a la instalación de una fábrica, pero a finales de año lo llamó un tío paterno que había emigrado a los Estados Unidos en una banda de música gitana tocando el contrabajo y finalmente se había asentado en Chicago como miembro de la Orquesta Sinfónica de la ciudad.

Arribó en Junio y en el otoño ingresó a la Universidad de Chicago, dirigida por el Doctor Robert Maynard Hutchins, un sitio considerado radical por el Chicago Tribune, donde asistió a los cursos que dictaba el Doctor Fay Cooper Cole, especialista en etnología filipina. Cole había creado un Departamento de Antropología al que llevaba diversos profesores invitados: Edgard Spir en lingüística, Radcliffe Brown en antropología social, etc.

Graduado en Junio del 36 de Bachelor of Arts se casó y como nada en la vida académica se compara con las urgencias políticas, se enroló en la brigada internacional Abraham Lincoln dirigida por John Dollard y Ruth Bendict para respaldar al gobierno español con motivo de la Guerra Civil que acababa de iniciarse en esa nación. “Franco no solo representaba una España en peligro, detrás de él estaban Hitler y Mussolini. Yo tenía solo veinte años, era más atrevido e ignorante, pero aprendes muy rápido, sobre todo cuando sales de tu trinchera para de Uhle, conocía los trabajos de Rivet, de Tello, de Valcárcel, había excavado donde ahora está el aeropuerto de Lima y conocía muy bien las Crónicas, me trató a distancia pero sin hostilidad, cuando en 1942 instalé un laboratorio para lavar las colecciones de cerámica venía a visitarnos. Estuve de seis a ocho meses allí porque el arqueólogo que me contrató hacía solo trabajo de campo, tuve que asumir todas las negociaciones con el gobierno ecuatoriano, con don Jacinto Jijón y Caamaño, tengo a mi cargo cinco señoritas que estaban allí lavando cerámica ¿Es que nadie había visto tal cosa? Yo había aprendido en el verano anterior, así que sabía y contrataba señoritas. En las paredes y en el centro había una exposición de tiestos interesantes y venían estos señores, el embajador chileno y el norteamericano a ver todo esto, las señoritas lavando ocho horas al día. Hablé con Jijón y Caamaño, una vez antes de la excavación. No me atendió pero una vez que regresé con todos estos ceramios y le dije donde habíamos estado y que yo había ido a mula desde Loja hasta Cuenca, cuatro días y cuatro noches. Una vez que supo que éramos serios, nos tuvo confianza, me invito a su casa, era un Palacio y abajo del Palacio había dos Museos, uno arqueológico, católico religioso y una Biblioteca pero también Museo de Crónicas, primeras ediciones – cosas de ese tipo – y en la parte donde estaba el oro y las imágenes me dejaban solito pero en la Biblioteca estaba siempre acompañado de dos tíos en librea verde con oro. Una vez me invitó a un almuerzo al que también venían unos príncipes Habsburgo y al final él, como Consejero arqueológico del Ministerio de Relaciones, firmó un papel que permitía sacar todo lo que habíamos recogido. No había ceramios enteros, eran fragmentos, le daba absolutamente igual, no se opuso, podía haberse puesto quisquilloso como protector del patrimonio nacional. Después lo vi una sola vez más, en el Congreso de Americanistas de 1949 y conversamos largo. Ya habían salido los artículos de Handbook, tenía Biblioteca cuando en Ecuador era rico, él había comprado bibliotecas enteras en Alemania, todo esto está en Quito (en el Museo Jijón y Caamaño de la Puce y en el Fondo de su nombre del Banco Central del Ecuador) El proyecto de Collier que mencioné arriba no se pudo cumplir ya que el ejército peruano invadió Ecuador y la zona que interesaba a Collier estaba bajo ocupación militar. Cambiamos de meta, verificar las hipótesis de Uhle, que había una fuerte marea Maya en el Ecuador. Fuimos a los lugares que ühle había visitado y excavamos allí mismo. No hay tal marea Maya, tema que discutí en mi tesis de maestría. Estando en Cañar nos alcanzó el ataque a Pearl Harbour. Collier y yo nos presentamos como voluntarios, el embajador de los Estados Unidos nos felicitó y animó a continuar en el Ecuador. En el verano de 1942 terminé el Informe de Cañar que fue mi tesis de Magister y es que, para hacer una tesis de Magister, hay que dar los pasos. Entonces yo regresé del Ecuador, a los Estados Unidos y mi jefe, quien se había inventado todo esto, estaba de Conservador en el Museo Field de Chicago y usó parte de la plata que todavía quedaba del proyecto, para permitirme clasificar en detalle lo que había traído. El no lo iba a hacer pues era el Conservador del Museo. Yo hice todo ese trabajo de peón y haciendo todo ese trabajo se me ocurrió una tesis de Maestría.

En el norte ecuatoriano Collier y Murra habían estudiado las técnicas utilizadas por los campesinos de la zona de Otavalo que tan buenos resultados les da y visitaron casi todo el país en compañía del joven antropólogo Darío Buitrón.

“Mientras buscábamos supuestas ^ influencias aprendí a montar a caballo y comprendí a la civilización andina como logro humano fundamental para lo cual decidí abandonar la arqueología y poner mayor énfasis en los procesos históricos” pero la invasión peruana en Julio de ese año hizo que el Institute of Andes Research abandonara el proyecto iniciando otro, las supuestas influencias mayas en el norte del Ecuador, como ya dije.

En 1942 reingresó a la Universidad de Chicago, con varios compañeros publicaba un periódico mimeografiado en idioma ucraniano y obtuvo el Master. El 43 Wendell C. Bennett, que enseñaba en Yale, encargó dos artículos sobre los indígenas del Ecuador para el “Handbook of Southamerican Indians”. Collier preparó la Arqueología de los Andes del Norte y solicitó a Murra que lea relatos tempranos de testigos europeos en esas regiones. Fruto de tales lecturas y de su encuentro con los pueblos andinos fue su teoría sobre el modo de producción de las sociedades preindustriales, que calificó de feudales. Ese año debatió con los Arqueólogos Arza y Métraux sobre el modo de producción de los Incas, fundamentando sus apreciaciones en la metodología que proporciona el materialismo histórico del marxismo, pero diez años más tarde cambió

Pasaporte hasta el 56, en que se superaron mis problemas legales” Este último año escribió su tesis en Etnología para alcanzar el Ph D. titulada “The economic organization of the Inca State” editada en español en 1975, con un estudio del campesinado andino dentro de esquemas de reproducción socioeconómica.

Entre el 58 y el 59 dictó un Curso de Etnografía en la Universidad de San Marcos de Lima y comenzó a trabajar en los archivos del Cusco disfrutando de su año sabático otorgado por The Vassar College donde había sido nombrado en 1950 y conoció a sus primeros colegas andinos como Luís Valcárcel Viscarra y Maria Rostorowsky con quienes comenzó a trabajar sobre temas antes no estudiados. El macizo andino y la puna en toda su majestuosidad le deslumbraron tanto como los andes ecuatorianos, no solo como impresión estética sino también como referente al trabajo del hombre andino en circunstancias físicas extremas por la altura, el frío, etc. de manera que puso en práctica los consejos de los profesores Bronislaw Malinowski y Raymond Firth, que en la década de los años 30 habían logrado un nuevo modelo para el trabajo etnográfico de campo, que exigía conocimientos de las lenguas vernáculas y un contacto repetido con la gente estudiada.

Entre el 61 y el 63 fue profesor visitante en Yale. En 1963 recibió una importante subvención de la Nacional Science Foundation para un proyecto de tres años de duración que buscaba suministrar contexto antropológico a la “Visita de Huanuco” de 1562. Se trataba de lograr un equipo de personas para realizar investigaciones en la zona descrita en la “Visita”. Dada la irregular preservación de documentos de la época, la “Visita” ofrecía una oportunidad, posiblemente única en el Perú, para organizar un proyecto de investigación regional.

En 1964 fundó y presidió en la Universidad de San Marcos el Instituto de Investigación Andina para concentrar a los estudiosos de esa cultura y realizar conferencias a nivel internacional. Desde entonces publicó varias colecciones de Monografías con información administrativa de litigios, censos y otros datos en bruto con índices y comentarios analíticos. La del Control Vertical de los pisos ecológicos en las sociedades andinas para abastecerse y de los mecanismos de reciprocidad y redistribución en la economía andina, presentada en 1972,

Desde los años 70 había comenzado un inventario de las investigaciones antropológicas que se estaban realizando en el mundo andino. Este género de trabajos ha sido continuado en los siguientes decenios Franklyn Pease, García Irigoyen y Frank Salomón, con recomendaciones análogas.

Entre 1973 y el 74 fue profesor de Estudios Avanzados de Princeton. Entre el 75 y el 76 lo fue en Nanterre y en Paris En la primavera del 77 dictó clases en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. Entre el 78 y el 79 pasó su año sabático trabajando en el Archivo General de Indias en Sevilla, en la primavera del 80 en Lima y el 81 fue profesor visitante en John Hopkins.

En la década de los 80 dirigió sus esfuerzos en la publicación de un volumen en inglés sobre los grupo étnicos y sus relaciones con el Tahuantinsuyo, así como varias ediciones mejoradas de viejas crónicas para la historia del Collasuyo (Audiencia de Charcas hoy República de Bolivia) y apareció en México con notas y correcciones “La Nueva Corónica y buen gobierno” de Waman Poma, escrita en 1615, cuya preparación le tomó más de veinte años, ya que fue muy difícil encontrar un traductor apropiado para los textos en quechua, trabajo que finalmente le fue encomendado al Doctor Jorge L. Urioste, actuando de coeditora la doctora Rolena Adorno.

Entre 1982 y el 83 fue Consultor del Banco Nacional en La Paz y trabajó en el Museo Nacional de Etnografía de la Paz. Entre el 83 y 84 fue becario Guggenheim.

El 2000 visitó por última ocasión el Perú, se despidió de sus múltiples amigos y discípulos, fue condecorado por el gobierno de esa nación. Tenía ochenta y cuatro años pero estaba fuerte y tan lúcido como en sus mejores tiempos. El 2002 el Instituto de Estudios Peruanos editó en Lima sus ensayos principales bajo el título de “El Mundo Andino” población, medio ambiente y economía, en 511 pags. figuras, fotos, mapas, índice y bibliografía con veintiséis de sus Monografías publicadas entre el 58 y el 98.

Pasó sus últimos años jubilado y viviendo en su casa de la ciudad universitaria de Ithaca, donde funciona la Universidad de Cornell, ya no viajaba ni investigaba como lo había hecho por más de medio siglo, diversasdolencias le mantenían postrado en una silla de ruedas hasta que falleció en su hogar ubicado en Dryden Street, a la avanzada edad de noventa años, la noche del lunes 16 de Octubre del 2006, sin ningún sufrimiento.

John Howland Rowe ha dicho que Murra fue el primero en unir la historia, la arqueología y la antropología bajo el término de etnohistoria, que dedicó la mayor parte de su carrera a estudiar a los Incas y a otros pueblos andinos de Ecuador, Perú y Bolivia usando fuentes históricas y trabajando con métodos históricos, editando a lo largo de su vida numerosos documentos de gran importancia e interés para los historiadores, investigando una enorme cantidad de archivos y trabajando más que nadie para reunir a los historiadores y antropólogos de tres continentes y hacerlos conversar de manera que de estos encuentros salían libros con estudios particulares de enorme interés histórico como el titulado “Los Andes, cincuenta años después” preparado por especialistas peruanos y extranjeros.

Siempre fue un optimista y una de sus mejores frases era: Nunca digan se perdió – refiriendose algún viejo infolio colonial – digan aún no se lo ha encontrado.

Su principal interés: los problemas económicos para entender cómo funcionó el estado incaico formado por una compleja estructura comunitaria antes de 1532, reconocer las variaciones socioculturales andinas y decodificar agentes involucrados en las actuales comunidades campesinas. Su hipótesis sobre el archipiélago vertical ha estimulado la investigación y la discusión, pero no por ello dejan de ser interesantísimos sus estudios sobre el papel de los Curacas o autoridades étnicas en la organización política prehispánica y colonial, sus semblanzas sobre una serie de personajes (fray Domingo de Santo Tomás, Wuaman Poma, Polo de Ondegardo) que proviniendo del mundo occidental o del indígena funcionaron como intérpretes o interlocutores de la cultura andina.

Fue el primero en manifestar que los campesinos andinos, sumidos en la miseria y explotación del sistema hacendario, eran los detentadores de la cultura material y espiritual de la época prehispánica, de manera que relievó el valor de lo subjetivo, de la diversidad y de la pluralidad cultural, mucho tiempo antes que estas palabras se incluyeran en el glosario

de lo politicamente correcto, actitud que nació de su experiencia vital en la Guerra Civil española. Sus teorías y trabajos sobre Etnohistoria, iniciados en Otavalo, proponen el modelo reciproco distributivo, como única forma para entender la especificidad de la organización económica del estado Inca y han contribuido poderosamente para obtener un mundo más humano y diverso.

Su extensa bibliografía sobre la complejidad de las culturas andinas abarca más de dos docenas de publicaciones y casi un centenar de artículos en periódicos y revistas especializadas, por eso se le considera el creador de la Etnografía andina.

En la segunda mitad del siglo XX inició con John H. Rowe y Tom Zuideman una imagen nueva de las sociedades andinas. Entre sus principales discípulos están Waldemar Espinosa y Maria Rostworowski.