Montufar y Larrea Joaquín


Joaquín Montufar es más afortunado que Ignacio. Trabajador, progresista e inteligente, gusto de la agricultura y del comercio. Deposandose con su prima Josefa de Larrea Yerovi procreo a la bella María Mercedes, la dulce jovencita que participara con su prima Rosa de Todas las amarguras revolucionarias de Agosto. Gustador de la aventura, tuvo un hijo natural: Joaquín Montufar y Escorza, de quien no descuido ni un solo momento, entregando tanto a este como a su madre algunos patacones de auxilio. La fortuna la formo en difícil lucha con el medio. Su esposa que no llevara ni un solo maravedí matrimonial, heredo después el Mayorazgo en las haciendas de Cochasquí y Tanda- Otavalo, y Añaquito, en el Ejido de San Francisco; y años más tarde, 10.110 pesos y cuatro reales, rebaja de los tributos indios de Latacunga, que hiciera la Real Audiencia a sus padres Francisco y Larrea y Santa Coloma y Josefa Yerovi, por los destrozos que produjera en dicho lugar el terremoto de 1755. Acrecentó su fortuna con 16.000 pesos más, legados por su madre, de los que invirtiera 2.020 en “obsequios, aquí y en Santa Fe” ante los mercaderes de los cargos públicos, para obtener despacho favorable a los 10.110 patacones. Afanoso y progresista agricultor, hizo rendir todo lo que se podía esperar de sus propiedades; desinteresado y confiado en su hermano Juan Pío, no exigió durante muchos años lo que le correspondiera recibir por herencia paterna y materna; dinámica y viajero, estuvo en Lima en 1789, en donde arreglo débitos de Ignacio. Sus productivas propiedades de Guayllabamba, Otavalo y Chiriguiaco, “términos del Pueblo de Chimbacalle”, y que las vendiera a Alonso Lasso de la Vega y Sandoval en 1360 pesos, el 30 de enero de 1793 laboraban día y noche. 
Joaquín era hombre de alto prestigio en la Corte: Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, Primer Teniente de Reales Guardias Españolas y Ayuda de Cámara de su Majestad. Su padre, el 27 de Febrero de 1817, le había designado por ausencia de su hijo Javier apoderado general de todos sus asuntos, en especial para que administre el Mayorazgo que poseía en la Corte de Madrid, cuyo principal propiedad era la del Mesón o de los paños y que se hallaba dirigida por el hijo de su prima Gaspar Montoya y Montufar, por desgracia fallecida; para que arregle los valores que le correspondían por dichos terrenos desde Enero de 1799, y mas asuntos judiciales y privados.  

El enlace matrimonial de su hermano Don Joaquín y de su prima dola Josefa de Larrea y Yerovi, el 24 de Septiembre de 1786, entregándole en préstamo 1000 patacones de a ocho para que se proveyera del ropaje nupcial, conduciéndolos al altar en su hermosísima Capilla de Chillo, una sacua minúscula de oro, mientras el cura de Santa Prisca Licenciado Domingo de Larrea cantaba la unión eterna.