Al agua Todo El Mundo
A todas estas, la mañana había avanzado y aun faltaba recorrer otra distancia por ese camino donde el carro traqueteaba en la costilla de burro y el polvo se levantaba en densas nubes, para llegar al kilometro 12 ½, sitio del balneario Cerro Azul; epónimo de la montaña de donde bajaba el agua cristalina de una vertiente que don Pedro Maspons y Camarasa hizo entubar para llenar dos piscinas. Y entonces si, por 5 sucres adultos y 2 sucres niños, todos nos dábamos el más sabroso de los baños naturales, sin cloros ni aditivos que irritasen nuestros ojos o produjesen alergias a la piel, puesto que la renovación era continua y con el rebose se regaban los sembríos de maní, hortalizas y hasta papas que existían en sus haciendas llamadas: Barcelona y Lérida. Ese balneario familiar fue ideado por el inmigrante catalán ya mencionado, para dotar a la comunidad de un lugar de esparcimiento cerca de la naturaleza y funciono a partir de 1845. A fin de darles mayor comodidad a los paseantes, existía un bus especial que trasportaba a la gente y puestos con comidas típicas instalados en sus vecindades.
Algo Sobre El Mentalizador
Don Pedro Maspons y Camarasa, nativo de Granollers, había llegado al Ecuador en 1905 y ya para 1909, a fuerza de trabajo y sacrificio, contaba en Guayaquil con un pequeño negocio de importación de abarrotes y destilería, al que añadió la Casa Española e hizo las primeras exportaciones de café. En 1914 fundó la Casa Española e hizo las primeras exportaciones de café, lana de ceibo, cascarilla, cueros, tagua, hacia España. En 1918 importo maquinas inglesas y alemanas para clasificar los diferentes tipos de café y fundó la Cía. De Intercambio y Crédito, que durante años fue la primera firma exportadora de café clasificado del Ecuador, al punto que el 85% de las exportaciones de este producto, salían en aquella época, con su marca registrada.
El Fin de cerro Azul
Y sin el alma de la obra, el balneario de Cerro Azul se termino a una década de su apertura. La explotación de la cual sigue desfigurando las montañas. El agua purísima de la vertiente fue utilizada para la prospera industria de sementina y derivados. Pero desviándose unos metros de la autopista, aun pueden verse las ruinas de esas piscinas a las que hago mención, así como la abandonada mansión de piedra que el inmigrante hizo construir para compartir con los guayaquileños en otro espacio de tan paradisiaco lugar, hoy atrapado por las cosas buenas que realizó por la ciudad a la que quiso como su segunda patria chica. El espíritu emprendedor de Pedro Maspons y Camarasa y su deseo de enseñamos a disfrutar de la naturaleza, en Cerro Azul, merecen mucho mas.
Cabildo de Guayaquil. Los hermanos José Eugenio (de 26 años) y Francisco Santiago Mascote y Aguirre (de 28 años) presentaron sus títulos de bachiller en medicina y cirugía, extendidos por el Real Protomedicato de Lima, el 7 de abril 1820. Ambos habían hecho sus estudios en Lima, y fueron autorizados a ejercer su profesión el 18 de abril 1820. Ya habrá oportunidad de hablar más de primero. Por ahora basta señalar que fueron los hermanos Mascote los últimos médicos a quienes el cabildo Colonial dio licencia. El mayor, José llegó incluso a hacerse reconocer como teniente de protomédico, con las justas presentó este título el 6 de octubre de 1820.
Memoria sobre la fiebre amarilla que apareció en Guayaquil el año 1842 por el Dr. José Mascote, individuo de la facultad de medicina de la republica del Ecuador y presidente de la sociedad de comisión de la provincia de Guayaquil. Imprenta de M. Murillo 1844.