En 1751 se halló el Márquez de Maenza, propietario de la hacienda Ciénaga cerca de Latacunga, en París e informo a Mr. De la Condamine, de que en diciembre de 1740 ardió de nuevo el lago del Quilotoa. Las llamas habrían quemado todos los arbustos alrededor del lago y matado el ganado, que pacía en sus cercanías.