Mariategui


En 1859 hubo un acontecimiento que atenuó la ignominia de la sublevación del 4 de abril de 1859: Mariátegui, jefe de la escuadra peruana, ofreció prestar auxilio a Manuel Tomas Maldonado  Carbo. Este lo rechazo con nobleza con nobleza. El desenlace final de esta sublevación fue que se sometieron Maldonado y su ejército, y todos obtuvieron indulto de Robles y Urbina, los cuales eran, por naturaleza, mansos: y a los jefes de la sublevación se les mando retirar a la región interandina, libres, sin compromiso; pero con la condición de no tomar armas contra Robles.