Nació en Pasto en el primer tercio del siglo XVII, del matrimonio del capitán Diego Zambrano y Ana Lucero, hija de Gregorio Díaz de Avellaneda y Paula Lucero. Estudio en Quito, donde ingreso a la compañía de Jesús. Estuvo durante veintinueve años en la misiones del Marañón, en las que alcanzo gran fruto, pues los salvajes iban hacia él; así pudo civilizar gran numero de tribus; de esos años, veinte actuó como superior de dichas misiones hasta 1688, en que se traslado a Popayán, como rector del colegio seminario, en el que todavía se le encuentra en 1715. Fue el mayor hombre que en el siglo XVII vio el reino de Quito, digno por su sabiduría y talento de gobernar una monarquía, según el padre Juan de Velasco.
En carta que escribe el P. Juan Lorenzo Lucero desde Laguna, el 3 de junio de 1681, aparecen rasgos de un carácter fuerte, casi duro, pero también abierto a sentimientos hondos y tiernos.
Cientos de cartas llevaron a todo lo largo del XVII, noticias de las misiones del Marañón a Quito, ciudad cabeza de Audiencia, y a Europa a las mejores, los superiores jesuitas de Madrid y Roma procuraron darles amplia difusión. Tal cosa aconteció, por ejemplo, con las dos cartas a que acabamos de referirnos, que llegaron a España en ls galeones de 1682 y pronto pudieron leerse en un impreso de dos hojas en folio que hasta hoy se conserva.
Varias otras cartas pudieran citarse, y junto a ellas pequeñas relaciones e informes hasta el que cierra el siglo, el “informe del P. Juan Lorenzo Lucero acerca de las misiones de Maynas y Xibaros, Año de 1695”. Pero ni parece oportuno ni aportarían mayor cosa a la literatura del tiempo y capitulo. A un estudio más completo de toda esta literatura testimonial de las misiones quiteñas del Amazonas ha de preceder un serio trabajo de exhumación en archivos y publicación de textos.