Laso Margarita


David Herbert Lawrence, escritor ingles (1885-1930).
Autor de el amante de Lady Chatterle y escribía “si pudiera dormir rodeándole con mis brazos la tinta podría quedarse en el tintero”. Para Margarita Laso, quiteña, 1963, autora de Erosonera, conjunto de 14 poemas de carácter amatorio, la tinta no se queda en el tintero.
Bolerista, además de poeta, acaba de presentar su segundo disco Luna desnuda, que se halla impreso también de toda la magia de su voz literaria. El yo poético percibe el mundo a través de lo sensorial y es en este contacto que el ser se afirma.
El hecho de que sea una voz femenina la que hable en Erosonera hace que su visión dl erotismo sea diferente. El yo nos habla de los diferentes hombres que han pasado por su vida: José, Julián, Joaquín y otros cuyos nombres no menciona. Nos habla de un presente y un pasado, del cual solo queda ya el recuerdo. “tuve un hombre y él me tuvo/ ahora somos memoria de carboncillo”.
En una cultura patriarcal, como es la ecuatoriana y donde el mundo literario es asumido en su mayoría por los hombres, es todo un desafío escribir poesía erótica. Respecto a la inserción del mundo femenino en lo literario, Margarita nos ha dicho “las mujeres participamos cada vez comas fuerza en todo. Ahora Ecuador  tiene muchas más poetas y escritoras que antes, o al menos que están geminando. Hay grupos importantes de mujeres que abordan todo tipo de géneros con mucha valentía, con deseos de crecimiento y superación”.
La poesía de Margarita Laso está llena de efectos sonoros, que nos recuerdan al son cubano, cada una de las voces con sus ritmos y cadencias remiten el acto amatorio: “cuando llegues/ viejomar/pezlestin/ chocolatera te espera/ plancton embrujado/ en mi pescuezo/ beso furioso/ tintura de mordisco”.
¿Por qué escoger este género? “yo no elegí este género, así como tampoco la ansiedad de escribir, ni la angustia de comunicar, expresar, necesitar un lector. Son cosas que van estallando, explotando y que hay que alimentar con responsabilidad”. Margarita Laso ha publicado poco, pues ha sido muy exigente en la selección de los vocablos de sus poemas, piensa que el trabajo de creación nunca está terminado pero es importante publicarlo a tiempo porque no hacerlo significaría no hacer nada, ya que nada alcanza la perfección.