Larroque Enrique


Casi toda la fuerza liberal, excepto algunas partidas que vagaban por la actual Provincia del Oro, hallábase reunida a bordo de la flotilla fondeada en Jambeli. 
Santa Rosa estaba guarnecida  por tropas del gobierno, y mandada por los Cnel. Celestino Lara y Pacifico Aguirre. Ignorado Urbina la llegada de García Moreno  a Guayaquil, y deseoso de no dejar enemigo a retaguardia, se resolvió a dividir sus tropas, transbordo parte de ellas al Washington, y partió en él a Zarumilla.
El  Washington estaba mandado por el comandante Juan Heredia, y su segundo el comandante Francisco Modesto Game. El menor número de tropas fue dejado en los demás buquecitos. En Zarumilla salto a tierra, y siguió al Papayal, donde se encontró con el Cnel. María Irigoyen, quien con 30 hombres, marchaba a incorporarse.
“En Gualtaco se agregaron los Patriotas Gaspar Alamiro Plaza, adolecente, Julián Indaburu Bodero, Juan Francisco Mariscal y Enrique Larroque. Horas después se incorporaron el Cnel. José  María Cornejo, los tenientes coronales Ramón Cornejo, Pedro Jaramillo, Lautaro Lamota, Julio Lavayen y N. Saona, los sargentos mayores N. Sánchez, N. Aguilar, muchos jefes y oficiales, como los coroneles Juan Antonio Robinzon, Pedro Campuzano, Ramón Cornejo, los comandante Gregorio Rodríguez, Rafael, Pablo Chica Cortázar y varios capitanes, tenientes y subtenientes, quedaron sin colocación, por escases de tropas, y marcharon armados de fusiles. También se organizo un piquete  de caballería, a órdenes directas del Gral. Guillermo Franco; jefes subalternos de esta, fueron los afanados por su valor, comandante Juan Manuel Campuzano y Cap. José Zuñiga. El 24 de junio llegaron a las afueras de Santa Rosa. El Gral. Urbina mando de Parlametario al teniente Coronel Julio Lavayen, quien fue recibido a balazos. Entonces Urbina dispuso el ataque. Las tropas conservadoras constaban de 300 soldados las liberales no llegaban a 200. Antes de alistarse las dos tropas, pues entre ellas había una colina, dispararon casualmente un tiro, que mato al joven capitán Vicente Franco, Edecán del Gral. Urbina. La tropa liberal embistió entonces furiosa, por dos sitios. Duro el combate una hora, y la victoria vino a lisonjear a los liberales. Se distinguieron entre ellos los jefes Lamota, Cortes, Cornejo y Jaramillo, y los tres últimos salieron heridos. Cirujano de los liberales era el benemérito Dr. Carlos Auz, quien ya muchas persecuciones del tirano no había soportado en su Patria, a pesar de sus relevantes condiciones como médico, y de su corazón generoso y compasivo.

En 1869 García Moreno aprehendió en Pomasqui, pocas leguas al norte de Quito al Gral. Ignacio de Veintimilla, hermano del conspirador asesinado. Al principio quiso fusilarlo; pero luego resolvió desterrarlo, porque el vecindario de Quito estaba muy alarmado, y lo desterró inmediatamente a Europa, salió Veintimilla a Esmeraldas, por las selvas de Mindo, en compañía de otro desterraron, el Cnel. Juan Nepomuceno Navarro. Inmediatamente impuso destierro a otros liberales distinguido ora complicados, ora no, en la conspiración de Veintimilla: fueron los Dres. José Vicente Nieto, Napoleón Aguirre, Manuel Martínez Aparicio, Fausto Rendón, los señores Manuel Mariscal, Manuel Mariscal Herrera, Francisco de Paula Mariscal, Juan F. Mariscal, Hilario Indaburu, Marcos Aguirre, Gaspar Alamiro Plaza, Eduardo Ponte, Diego Maruri, Fernando Sáenz, enrique Larroque, Manuel María Loor, Valois Loor, Enrique Estrada, Martin Estrada, Alonso Ampuero,  Gregorio Ampuero, Manuel I. Romento, Manuel Usubillaga, José Vargas Plaza, Domingo Carbo, Ulbio M. Camba, Jacinto Marín, José Agracis, Pedro Camacho, Manuel Falquez, Pedro Suarez Narváez; y los militares comandantes Francisco Rendón, mariano Guerrero, Mayor Guillermo Pareja.