Larrea Juan

Prócer Preso en el cuartel Real de Lima, en Quito, falleció asesinado el 2 de agosto de 1810, con dos balazos en la cabeza y seis en todo el cuerpo con instrumento cortante.
Murió el 2 de agosto, en el Cuartel del Real Lima, durante los disturbios cometidos en la ciudad de Quito. 

Tenía buenas conexiones con D. José Mejía, el célebre orador americano de las Cortes españolas de 1812, quien había querido también ensayar su numero de la poesía; mas las pruebas le salieron tan mal, que Larrea se las devolvió una vez escribiendo en el forro estos cuatro versos:
“Para escuchar tus versos ¡oh Mejía!
Los dioses del Olimpo se reunieron,
 y a la primera estrofa bostezaron,
a la segunda estrofa se durmieron. 
Larrea Alcanzo a los días de la primera revolución de Quito, y como se cometieron no pocos desatinos por parte de los cabecillas, desatinos que redundaron en mal de la santa causa de la independencia, harto disgustado, no obstante su decisión por ella, escribió algunos versos satíricos y punzantes. Los más notables son los de la siguiente glosa:
Ya no quiero insurrección,
Pues he visto lo que pasa:
Yo juzgué que con reflexión
Amor a la patria había;
Pero solo hay picardía,
Y no quiero insurrección.
Cada uno para su casa
Todas las líneas tiraba.
No me engaño, me engañaba,
Pues he visto lo que pasa.
De lejos, sin atención
vi la flor, las hojas vi; 
Como bien no conocí,
Yo juzgue que era melón
Me acerque más, vi la traza
De la planta y el color,
Pobre el fruto, busque olor,
y había sido calabaza.