La Condamine Charles


Nació La Condamine en París, en una casa de la calle Richelien, el 27 de enero de 1701. De noble y rica familia, el hogar de sus padres, aunque formado bastante tarde, fue de los más dichosos. Su padre contrajo matrimonio cuando tenía sesenta años, con Margarita Luisa de Ohourses, hija de un Presidente del Tribunal de Cuentas de Montpellier. Carlos María de la Condamine había heredado de su madre el carácter jovial y alegre, el genio constante y dulce; como su hermana, Madame d’ Estouilly, el  genio vivo, un poco áspero y el carácter sombrío y algo violento del padre.
En la correspondencia inédita de La Condamine con su madre, que cita su biógrafo el Abate Le Sueur, resaltan los sentimientos de piedad filial, de abnegación con que fue siempre el sostén y el consuelo de los suyos.
Hizo sus estudios en el colegio Luis el grande, en donde no fue muy dichoso ni se distinguió notablemente, según afirma Condorcet.
El recuerdo de su vida estudiantil no se borro nunca de su memoria; y al escribir su Crítica sobre la Educación en 1751, fustigo las deficiencias de la enseñanza de entonces, quejándose amargamente de algunos de sus maestros. La verdad es que su espíritu esencialmente curioso, prefería desde los primeros estudios, captar de modo superficial lo agradable de todas las ciencias a profundizar, con trabajo, en alguna de ellas. 
Carlos María de la Condamine no es medico pero se trata de un gran académico que observa con ojo científico todo lo que cae bajo su vista, y por tanto, también las cuestiones de orden medico. Cuando más tarde, en 1751 escribe su famoso “Journal du Voyage fait par ordre di roi a L’ Equateur”, trata sobre el primer brote del Mal de Siam era la Fiebre amarilla. Al siguiente año de su llegada remite a la Academia de ciencias de Paris su estudio “Sur I’arbre du Quinquina”, interesante y oportuna comunicación sobre nuestra quina que fue motivo de mucha investigación posterior, y que el sabio lo estudio en su propio habitad: en las montañas de Loja. Con motivo del ataque de tercianas que sufren sus compañeros Godin y Jorge Jua, hace también observaciones sobre esta enfermedad, en  su “Relación abreviada de un viaje hecho por el interior de la América Meridonial”, que las lee en la Academia de Ciencias de Paris en 1745, y en el cual hace recordar que la Condamine entro al gran rio de Orellana, por el Pongo de Manseriche, Conoció entonces algunas plantas medicinales de esa región y las fechas envenenadas y la acción del mortífero “curare”, que era la sustancia usada por los salvajes para paralizar a la víctima: ave, animal o enemigo que fuera alcanzado por su flecha veloz, recordamos que en Francia, Claudio Bernard, que por entonces estaba en la fiebre de sus experimentos, se intereso mucho sobre la acción de este veneno.